23 de enero - Y Eisenhower dijo: “Qué se ha creído este pendejo”

1- La CIA planificó la sublevación militar que a acabó con el gobierno de Pérez Jiménez, el 23 de enero.

2- Dijo Pérez Jiménez: «Yo acabé haciéndome enemigo de Estados Unidos, Colombia y las compañías petroleras y fueron éstos los que me tumbaron».

3- En la historia de Venezuela, el pueblo como tal, hasta el 13 de abril de 2002, no tumbaba gobiernos. No tumbó a Gómez. No tumbó a Medina. No tumbó a Gallegos. No tumbó a Pérez Jiménez. Los derrocamientos los provocaba una mano peluda que siempre emergía de la Casa Blanca. Y hay que dejar igualmente definitivo para la historia, que el contralmirante Wolfgang Larrazábal en ningún momento se alzó contra el presidente Marcos Pérez Jiménez.

4- El malestar de Washington contra Pérez Jiménez era por muchas razones: el gobierno venezolano construía sus buques de guerra en Inglaterra e Italia, además de comprarle aviones a la misma Gran Bretaña y armamentos a Bélgica; Pérez Jiménez estaba al tanto que Estados Unidos nos quería vender chatarra para nuestras Fuerzas Armadas. Pero no sólo estos asuntos eran la causa de irritación, también lo referente a la siderúrgica y a la compañía de teléfonos: el gobierno había rechazado una propuesta de Eugenio Mendoza que beneficiaba enormemente a poderosos consorcios norteamericanos, aunque luego se acabó llegando a un acuerdo con la firma italiana Inocentio, y finalmente los teléfonos siguieron en manos del Estado.

5- La molestia, como ya se vio, venía desde el momento en que Carlos Delgado Chalbaud se había negado a enviar tropas a la guerra de Corea a cambio de armamentos, lo que Betancourt consideró preocupante: no estábamos siendo solidarios con la política globalizadora del imperio; con la política defensiva de nuestros benefactores. En el fondo, toda esta preocupación también se remontaba, como vimos, a las iniciativas de Delgado Chalbaud por establecer relaciones de amistad y cooperación con programas nacionalistas petroleros en el Medio Oriente; una posición que fue muy bien acogida por Pérez Jiménez. Esta misión al Medio Oriente, había sido llevada a cabo en septiembre de 1949 para estrechar lazos, insistimos, de cooperación con los mayores abastecedores de petróleo del mundo: Arabia Saudita, Irán, Irak, Kuwait, Siria y Egipto, y dar a conocer la política del fiftyfifty. Integraban la misión: Edmundo Luongo Cabello, Luis Emilio Monsanto y Ezequiel Monsalve Casado. Pronto los avances logrados por Venezuela en el tema petrolero fueron adoptados por estos países. Arabia Saudita lo hizo en 1950, Kuwait en 1951, Irak en 1952, Bahrein y Qatar en 1954. La no aceptación por parte de las concesionarias en Irán, fue una de las causas que llevó a la nacionalización petrolera de Mossadeg en 1951. De allí, como recuerda Tejera París, «que un periódico norteamericano muy influyente, acusara a Venezuela como responsable de la situación que confrontaba el presidente iraní, por la pretendida labor de agitación de nuestro país en esa región».

6- En un esfuerzo competitivo con su adversario por halagar a la administración de Washington, Pérez Jiménez rompió relaciones con la URSS en junio de 1952. Cuánta histeria y desazón, le producirían a Betancourt aquellas palabras de Nelson Rockefeller cargadas de elogios hacia el nuevo régimen de Venezuela, y dichas en tierra venezolana, cuando se refería a que estaba impresionado por nuestro desarrollo económico. Es increíble, pero tanto Pérez Jiménez como Betancourt se disputaban con ardorosa pasión el apoyo de Nelson Rockefeller; sobre todo a Betancourt le hubiese encantado llevar la batuta en ese Tratado de Comercio, entonces suscrito con el Tío Sam, que nos obligaba a obtener de su país el 82% de nuestras importaciones.

7- El presidente Dwight Eisenhower, propuso la celebración de una cumbre presidencial interamericana que acabó celebrándose en Panamá (1956). Los fines eran los de siempre: reiterar los compromisos de la unidad continental, mantener la paz, la libertad y la cooperación económica y militar. El gobierno de Pérez Jiménez se enteró con antelación que los fines eran otros: plantear la necesidad de una base estratégica de misiles con cabezas atómicas, en la península de Paraguaná. Este proyecto estaba dentro de los planes de seguridad continental emprendidos por la Casa Blanca y Einsenhower contaba con que los mandatarios presentes no le presentarían ninguna clase de objeciones. Lo insólito fue que Pérez Jiménez lo rechazó de plano por considerarlo lesivo a la soberanía nacional y, por tanto, inaceptable para las Fuerzas Armadas Nacionales. Esto causó mucha irritación entre los asistentes, ciegamente plegados a los mandatos de Washington, sobre todo la oligarquía criolla, que se estaba beneficiando de los contratos con el gobierno. El general Pérez Jiménez había advertido que si Einsenhower planteaba el tema de los misiles, él airadamente se retiraría de la cumbre. Este mensaje se le hizo llegar al presidente anfitrión Arnulfo Arias, quien seguidamente lo comunicó al presidente de Estados Unidos, de modo que éste no sufriera un desaire, y para que retirara a tiempo la propuesta.

8- Pérez Jiménez, considerando que había hecho respetar a Venezuela, y que podía llegar un poco más lejos en ese enfrentamiento con el monstruo del imperio, se arriesgó a proponer en esta cumbre un fondo económico para el desarrollo de los países de la región, cuyo capital provendría de los aportes de las naciones participantes, representados en un diez por ciento del presupuesto de cada una. Einsenhower consideró que esto constituía no sólo una imprudencia temeraria sino una bofetada a la majestad de su mando, y llamó a varios de sus asesores para que le hicieran saber a Pérez Jiménez que él no estaba siendo apoyado por Norteamérica para que cometiese desquicios y perturbaciones en la región. Que esa no era su función, que las cuestiones de tipo económico en el hemisferio eran de su total y exclusiva incumbencia, así como los tratados bilaterales entre las naciones. Frances Grant (agente de la CIA e íntima amiga de Betancourt) se frotó las manos, pues esta molestia de Einsenhower podría significar el fin del gobierno de Pérez Jiménez y el comienzo de un Estado «democrático» en Venezuela, bajo la certera y seria orientación de un estadista ejemplar como Rómulo Betancourt.

9- En esa conferencia en Panamá, Pérez Jiménez habló sólo cinco minutos, y entre otras cosas dijo: «Ya no es época de liberaciones políticas. Los pueblos son dueños de sus destinos. Pero sí tenemos que hacer mucho en el campo económico, para lograr nuestra soberanía en ese campo». Fue cuando propuso crear un fondo común para la realización de importantes obras en Latinoamérica, y Venezuela comenzaría aportando cien millones de dólares, «que para los norteamericanos hubieran repercutido en unos 3.000 millones de dólares, y el fondo se habría situado en 4.000 millones». Los norteamericanos lo rechazaron de plano. Y fue cuando Einsehower dijo: “Qué se habrá creído este pendejo. Hay que sacarlo ya del gobierno…”

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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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