Las suramericanas y suramericanos honestos y las también honestas personas que habitan Centroamérica y el Caribe, así como esos honestos que viven en la región norte de esta amplia América, al igual que los ciudadanos europeos decentes, los asiáticos, africanos y cuanto mas existen, tienen que entender que eso que se vende como autoridad única en el mundo, que ejerce su malhadada fuerza física militar para que le obedezcamos es simple y llanamente el abuso de poder mas grande del planeta.
Y esa malhadada fuerza militar brutal que es ejercida contra las naciones que defienden su integridad, no es otra cosa que la nada ética e insaciable asociación de capitalistas que atropella a diestra y siniestra a quienes pasan como débiles -aunque no lo sean- porque no han tenido la posibilidad de asomar y hacer valer sus voluntades morales.
Es esa monarquía imperial sin corona, escondida tras bastidores, la que sostiene organizadamente las mas variadas empresas transnacionales con las que controlan a esta tierra.
Son ellas las que deciden qué vender, cómo vender y a quien llevarle sus productos, independientemente de que sirvan para algo, ya que lo importante no es que el producto o artículo beneficie a las personas, sino si será vendido u o entregado con el beneficio correspondiente.
Por eso, a ellos les da igual si la ciudadanía estadounidense engorda a rabiar de tanto hartarse de papas fritas, salsas, helados, dulces, tartas acarameladas y montones de gaseosas que hasta funcionan como excelentes limpiadores de pocetas.
¡Que muchos ciudadanos padecen de hipertensión, que tienen el colesterol alto, que el sobrepeso le genera dolores en las coyunturas independientemente de que no les sobra el dinero para adquirir nueva ropa porque la otra ya no le sirve!
¡¡Son detalles solucionables!!
Sí, porque nuestras transnacionales farmacéuticas tienen algo a la mano qué ofrecerles, como pastillas, jarabes, inyecciones y no precisamente para curar a quien tenga la posibilidad de acceder a cierta medicina. Es un alivio temporal, porque la máxima que caracteriza a las transnacionales farmacéuticas es generar alivio temporal, mas no curar, porque dejaría de ser un negocio y eso es inaceptable.
Pero sucede, que la mayoría de las medicinas tienen su origen en las plantas y animales del mundo, que no son propiedad de ellos, sino que por poseer suficiente cantidad de dinero contratan y pagan a sicarios vestidos de aventureros a lo Indiana Jones, para que se encarguen de robarse lo mas que puedan los recursos de otros, para ellos poder utilizarlos.
Las personas honestas del mundo deben lograr entender que es lo que está haciendo esa monarquía capitalista y donde muchos gobiernos son sus peleles, utilizables y también abandonables porque ellos actúan de esa manera.
En este momento, la meta que tienen fijada es eliminar cualquier conducta que interfiera en sus intereses. Lo hicieron con Yugoeslavia, lo siguen intentando a través de Ucrania, lo hicieron en VietNam, también en Irak, Libia, andan metidos por los lados de Somalia, lo han querido hacer con Cuba, Bolivia, Venezuela y Ecuador. Se metieron en Chile y planifican cada día para ver de qué manera se alzan con el petróleo venezolano, ecuatoriano y el gas de Bolivia y los grandes recursos hídricos del continente sureños.
Pero los ciudadanos honestos entienden la malsana conducta transnacional -en estos momentos dirigida a boicotear a la Opep y el establecimiento de precios que han originado un equilibrio en el mundo. Ellos piensan y dicen contar con los mejores cerebros del mundo. Nosotros estamos por acá, sencillamente germinando ideas, continuando con nuestras vidas pero generando ideas también, porque la dignidad de nuestra gente es precisamente el poder que poseemos para enfrentar cualquier atentado a nuestra vida, por eso es que le decimos a la gente honesta del mundo que no puede dejarse avasallar por quienes creen tener el verdadero poder, que no es de las armas, sino de la voluntad de los pueblos.
