Mr. Obama, permita al mundo vivir en paz

Según el testamento de Alfred Nobel, el Premio Nobel de la Paz se le otorga a la persona o institución que haya trabajado en favor de la fraternidad de las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz.

Lo anterior no es un invento de este senil escribidor, quien se la pasa hurgando en los basureros de la historia aquellas cuestiones que no aparecen en los artículos de prensa y mucho menos en los medios de comunicación comprometidos con el imperio. Quien leyó el primer párrafo se preguntará de inmediato ¿Quién propició la entrega al guerrerista e invasor Barack Obama de tan codiciado galardón internacional? Vale la pena preguntarle al jurado los elementos tomados en cuenta para que este asaltante de pueblos mereciera este premio, el mismo otorgado a Martín Luther King, Rigoberta Menchú, Nelson Mandela, Yasser Arafat… y quizás, por las mismos motivos que a Obama, se lo adjudicaron a Theodore Roosevelt, Henry Kissinger y a la Unión Europea.

Deseara de sobremanera que mientras escribo este artículo el cerebro me entregara la suficiente templanza y el equilibrio para no exagerar sobre las actuaciones de Mr. Obama, el Premio Nobel de la Paz, la esperanza de los pueblos arios. Para eso voy a recurrir a la prensa y las páginas web que me refrescarán la pensadora.

Mr. Obama, como fiel sucesor de los halcones no abandonó en vacío la violenta heredad de sus  antecesores y por eso dio continuidad a la ruin invasión contra Irak y contra Afganistán. Así mismo, para no quedar alejado de sus predecesores inventó sus propias guerras, que al igual que los Bush (padre e hijo) y por extraña coincidencia contra los países petroleros:  Libia y Siria.

Estableció Alfred Nobel que el merecedor del Premio Nobel de la Paz debía ser un favorecedor de la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz. Lamentablemente,  EEUU, con la mayor inversión en producción de armas (en el orden de 700 mil millones de dólares),  es el primer fabricante y vendedor de armas a nivel planetario. Entre sus empresas fabricantes se destacan: Lockheed Martin corp, Boeing, Northrop Grumman, General Dynamics, Raytheon, Bae Sistems, entre las más aventajadas con mayores ganancias. Con una sorprendente particularidad: los cinco fabricantes de armas más grandes en los EE.UU. dieron en conjunto once millones de dólares a las últimas campañas presidenciales y congresistas, según data analizada por el U.S. News & World Report. Estas compañías también están entre los contribuyentes más grandes a los dos partidos capitalistas en los EE.UU. De esa cantidad, 6,8 millones de dólares fueron a candidatos congresistas, con 4,2 millones de dólares donados a los Republicanos. La pregunta inmediata: ¿a cambio de qué? Cabe pensar que Alfred Nobel debe estar retorciéndose en la calma de su sepulcro al conocer lo que hacen con su dinero los jurados del galardón para conseguir la paz.

Indudablemente, si un país produce salchichas sus fabricantes deben venderlas, así mismo, los industriales del vino deben negociar su producto a quien les apetece el licor de los dioses para poder obtener ganancias. Por esta misma razón, los fabricantes de armas las venden a los países que poseen ejércitos y para utilizar los artilugios de la muerte deben sucederse guerras y si no existen, estas grandes compañías fabricantes de armas están al tanto de propiciar conflictos entre los pueblos. Es la única manera que este negocio se mantenga a flote y por tal razón durante casi dos siglos el planeta Tierra se ha visto sumido en cientos de conflagraciones. Por paradójica coincidencia, EEUU ha estado involucrado en la mayoría de estos combates.

Es importante conocer algunos datos, además de todo lo anterior, para comparar Venezuela con EEUU. La superficie de EEUU es de casi diez millones de kilómetros cuadrados, la de Venezuela no llega al millón de kilómetros cuadrados; EUU posee 300 millones y medio de habitantes y Venezuela 30 millones y medio; el producto interno bruto de EEUU es casi de 16 billones de dólares (miles de millones) y el de Venezuela es 431 mil millones de dólares; el producto interno por cápita de EEUU es 49.000 dólares y el de Venezuela 12.700 dólares; EEUU posee el mayor complejo militar-industrial-financiero y Venezuela, con la Revolución Bolivariana, aspira dar inicio a nuestro desarrollo industrial. Podría continuar con la estadística y sinceramente no entiendo cómo Venezuela se convirtió, según decreto de Mr. Obama,  de un día para otro y por arte de birlibirloque, en una “inusual amenaza para EEUU” y por tal razón, el país con mayor armamento en el mundo se siente intimidado por la patria de Bolívar y Chávez. Supongo que las alarmas de la nación norteña se mantiene en alerta roja en espera de los misiles aire-tierra y aire-aire, de los drones, de las armas químicas, de los submarinos nucleares, de los portaviones con aviones F-16, de las bombas atómicas y de todas esos artilugios de la muerte que ellos fabrican y que nosotros lo venezolanos lo tenemos solo en mi imaginación (por fortuna). Quizás, dentro de unos meses veremos en la frontera entre México y USA un intercambio de espías yanquis y venezolanos. 

Mr. Obama está preocupado por la violación de los derechos humanos en Venezuela, que según la señora María Machado y la doña Lilian Tintori ocurren con frecuencia en nuestro país. Pero nunca he visto a estas damas encopetadas visitar la cárcel de Guantánamo donde hay un centenar de presos sometidos a todo tipo de torturas, tampoco las he visto caminado por las calles de Ferguson para conversar con los jóvenes de color, víctimas de los abusos policiales. Tampoco las he visto por televisión preparando un té canasta recaudar fondos con el objetivo aliviar las penalidades de los millones de niños de Irak, Libia, Siria y Afganistán que sufren los embates de las guerras propiciadas por el señor Obama y sus empresas fabricantes de armas. Da la impresión que Mr. Barack no observó Telesur y no se enteró de los desmanes cometido por los guarimberos ante el llamado a la violencia de Leopoldo López (el protegido del imperio), cuyo convocatoria condujo a la muerte de 43 venezolanos. Mr. Obama, en nuestro país hay libertad de expresión, también se respetan los derechos humanos, lo que no hay es la libertad de dar golpe de estado (al igual que en USA), tal como pretendió el exalcalde Antonio Ledezma.

Mr. Obama, usted está manipulando descaradamente a la opinión pública y este comportamiento puede traer graves consecuencia para Venezuela. La historia es testigo de los resultados de nefastos manoseos de la información. Le puedo recordar lo que hicieron los cristianos con los judíos durante más de dos mil años. Los sacerdotes desde los púlpitos los acusaban de todo tipo de delitos, hasta de sacrificar niños para celebrar ritos durante el Sabbat. Tales mentiras fueron asimiladas por la población tanto católica, como la luterana y sobre todo en los ducados alemanes, donde se le negaba hasta la nacionalidad a los hijos de David por considerarlos que no eran dignos de la germanía. No es completamente cierto que Hitler desató el odio contra los judíos. Esto venía desde hace cientos de años mediante una manipulación mal intencionada proveniente de los papas y de los frailes ladinos, quienes pretendían desaparecer los judíos de la faz de la tierra. El jefe del partido nazi lo que hizo fue exacerbar los odios que se venían cocinando desde hacía siglos.  Mr. Obama, me da la impresión que usted está utilizando los mismos métodos contra Venezuela y sobre todo, no por casualidad, contra todos los países productores de petróleo que no se rinden a los mandatos del pentágono.  

Le pregunto Mr. Obama ¿usted duerme bien? En sus imágenes oníricas no observa a los pueblos destruidos por culpa de sus bombardeos, no le importa que jóvenes norteamericanos asesinen a niños (as), hombres, mujeres y ancianos (as). ¿Qué siente cuando ve deambular por el desierto las desgarradores imágenes de miles de niños que perdieron sus padres y sus casas? No le importa mentir con descaro ante miles de millones de seres que saben que lo que afirma es un embuste del tamaño de su mala intención. Cuando usted observa el cuadro del premio nobel de la paz no se avergüenza un poquito y   le dan ganas   de devolverlo. Mr. Obama, usted tiene familia, igual que la tiene un libio, un sirio, un afgano, un iraquí y un venezolano y de seguro la sangre y las lágrimas derramada por ellos son iguales a la de cualquier norteamericano.

 

Por favor Mr. Obama, un consejo que si lo acepta y lo practica miles de millones de terrícolas se lo sabrán agradecer, por favor no más guerras, permita al mundo vivir en paz.

                                                      



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Enoc Sánchez


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