Nuestra patria, Venezuela, ha sido codiciada, atacada, por los
grandes imperios desde el vergonzoso periodo colonial, que trajo
consigo saqueo, sangre, muerte, profundos dolores, vejaciones a
millones de indígenas y esclavizados africanos, en manos de los
invasores, que violaron, mataron a sus anchas a cuanto ser humano se
atreviera a levantar su voz contra estas injusticias.
Recientemente, otros han sido los imperios, los actores, las formas,
en un sistema que poco a poco fue tomando vida propia, pero persiste
en su fin, casi obsesivo, de tomar posesión no solo de nuestros
territorios, sino de algo que va más allá, y trasciende a la muerte, y
es nuestra alma colectiva.
Alma que afloro con la revolución bolivariana, con sus diversos
matices, cosmovisiones, creencias, concepciones del mundo, relaciones
con l@s otr@s, relación con la tierra, con el territorio, que nos
llevo a soltar las muletas y darnos cuentas de nuestras infinitas
potencialidades, además nos obligo a revisar la estructura social
macabra que ha imperado hasta ahora, que justificaba la pobreza,
alegando que los pobres eran culpables de sus desgracias, de su
pobreza material. Alma colectiva que nos llevo a ser cada vez más
humanos, despertó nuestro sentido de justicia.
Ante esta osadía, impulsada por Chávez, que mino de conciencia
nuestra América y mucho más allá, la arremetida capitalista, no podía
ser otra que la más brutal y desmedida, ante la desesperación de un
imperio en decadencia que pensó que con la muerte de Chávez se
apagaría el fuego libertario.
Por eso, hoy más que nunca debemos estar muy atentos, recordemos que
desde los primeros años de la revolución, la poderosa industria
cultural, con su mass media han insistido en inyectar su veneno en
nuestra patria naciente, siendo un principal objetivo táctico nuestra
juventud.
Cuánto daño nos hizo en estos últimos 15 años no haber tenido la
precaución de dedicarnos a formar conciencia crítica en nuestros
niñ@s, porque el objetivo a largo plazo han sido y lo siguen siendo
ell@s, ejemplos sobran: nuevas estéticas, las tetas, el culo, el capo,
la droga, la pistola, y pare de contar, elementos sin lugar a dudas de
dominación.
Por otro lado, mientras hemos estado en interminables procesos de
agitación electoral, no hemos dedicado al menos unos minutos a
analizar las formas alternas de asedio de los grandes imperios, a
través de enemigos silentes, como esos hijos de puta que acabaron con
la vida de Danilo, de Robert, entre otros, que son los mismos que han
intentado acabar sin éxito con personas con la dignidad ética y
compromiso revolucionario como el camarada Eduardo Samán, por eso
definitivamente la inocencia, si nos puede matar.
La tarea impostergable es pensar, reflexionar, revisar las jugadas
que imperialismo en diversos lugares del mundo, tratar de descifrar
sus mecanismos, esos que se transforman, se adaptan a nuevos
escenarios, a nuevas situaciones.
Un amigo palestino, me contaba recientemente su experiencia, también
como un llamado de alerta. En su relato me contaba que los invasores
llegaban a sus aldeas disfrazados de gente buena, alquilaban una
habitación varios meses en casa de familias, inocentes, solidarias, y
cuando tenían plenamente identificado su radio de acción, sus
debilidades, procedían a acabar en una noche, mientras dormían, no
solo con las aldeas y su gente, sino hasta con su paisaje cultural,
borrando la memoria.
Nosotros bajo ninguna circunstancia podemos perder la memoria, pues
tenemos buenas bases, muy solidas, que si nos amarramos de ellas con
todas nuestras fuerzas, no habrá imperio que nos pueda someter.
Aquí mismo en la Sierra de Perija, en el Estado Zulia, tenemos vivos
ejemplos de resistencia y ofensiva anticolonialista, hablo de los
YANKSHITU, conocidos también como Japreria, libres, soberanos e
independientes, revolucionarios a plena cabalidad.
Estos hermanos tienen una historia interesantísima, su territorio
desde el siglo XVI, estaba conformado por los ríos Guasare, Socuy,
Palmar y Lajas según me relataron algunos ancianos y sus tierras
abarcaban el norte de la Sierra de Perija, adyacente al territorio
Yukpa. Proceden de la raíz lingüística Caribe, cuyos orígenes se
remontan 4.000 años antes en el macizo guayanés.
Con la adopción del cultivo de la yuca, hace 3.500 anos estas
familias de tronco Caribe se empezaron a desplazar hacia el Orinoco,
algunos se presume tomaron el camino del llano, pasando por la
depresión de Táchira, hasta la cuenca de Maracaibo hace 1000 años,
aproximadamente, otras se presume tomaron la costa, oriente, igual
llegaron hasta el lago de Maracaibo, pero al llegar aquí se
encontraron con otros grupos humanos de origen Chibcha, antiguos
habitantes de estos lugares, de donde descienden los Bari, con los
cuales tuvieron enfrentamientos que los llevaron a ubicarse en la
serranía, cerca de los Yukpa, también del tronco Caribe, que se
desarrollaron con plenas diferencias lingüísticas y culturales que
resistieron a las pretensiones invasoras del periodo colonial y hoy
más que nunca reafirman su compromiso revolucionario.
Kelly J. Pottellá G.
kellypottella@gmail.com