Réquiem por el sueño americano

Acaba de salir al público un documental titulado “Réquiem por el sueño americano”, dirigido por Peter Hutchison, Kelly Nyks y Jared P. Scott. En el mismo, Noam Chomsky, profesor titular de lingüística del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y crítico acérrimo del sistema capitalista, es entrevistado y se refiere al desmoronamiento de Estados Unidos como proyecto de igualdad de oportunidades, al que se le conoce con el nombre de “el sueño americano”. En él critica cómo este sistema adoptado por la mayoría de los países occidentales está matando al 99% de la raza humana. En su criterio considera que los tiempos que vivimos son los más desiguales y menos democráticos de la historia de la humanidad. Palabras mayores.

A su entender, la primera gran equivocación del establecimiento fue, en aras de su seguridad, optar por la inequidad y no por la democracia. Los avances democráticos logrados en la década de los sesenta, cuando se implementaron los derechos civiles de las minorías y de las mujeres, generó una reacción sin precedentes, tanto en la derecha como en la izquierda. Los primeros, buscando reducir el poder del Estado en sus vidas y los segundos, hablando de un exceso de democracia. Luego vino el auge del sector bancario y la debacle del obrero usamericano, puesto a competir con la barata mano de obra asiática, lo que terminó provocando la fuga del capital financiero, el descalabro de la industria  y  del obrero estadounidense.

Igualmente, según el lingüista, en los setenta la política tributaria se diseñó para que los ricos pagaran menos y los de menores recursos pagaran más, lo que lograron  subiendo los impuestos de los salarios y del consumo, con lo que se afectaba a toda la población y reduciendo los impuestos a los dividendos, que sólo afectaba a los ricos. De igual manera, la salud y la educación fueron abandonadas a su suerte por parte del Estado y se desregularizaron a tal punto las instituciones financieras, que habiendo sido las directas responsables de la crisis del 2008, a ellas se les encargó la restructuración de aquella economía, algo así como los ratones cuidando el queso.  

Considera Chomsky que, si bien es cierto las elecciones en Usamerica siempre han sido influenciadas por intereses privados, la decisión tomada por la Corte Suprema de Estados Unidos en el sentido de que el derecho de libertad de expresión de las corporaciones no podía limitarse y por tanto éstas podían gastar  lo que a bien tuvieran en lo que a financiación de campañas electorales se refiere, fue una de las peores decisiones tomadas en la historia de aquel país, en tanto que bajo la presidencia de Ronald Reagan se hirió de muerte al organismo defensor contra la tiranía corporativa, dando libertad a las empresas para que trataran a los sindicatos como instrumentos ilegales. Pero el profesor del MIT parece olvidar que ya es vox populi que las elecciones en aquel país comienzan a ser manipuladas.  

Pero sin lugar a dudas, una de las cosas que más le preocupa al intelectual estadounidense, es el hecho de que el establecimiento usamericano ha descubierto en la publicidad una manera efectiva para controlar a la población, algo que a mi entender descubrió la Alemania nazi en el siglo pasado. Según él, con la publicidad los poderosos de Usamérica han podido controlar las actitudes y creencias de los ciudadanos, condicionando sus comportamientos a sus intereses muy particulares de élite.

Añora el intelectual, la época en que el sueño americano, no obstante su carácter simbólico, mantenía su piedra angular: la movilidad de clases; esta era una realidad tal , que cualquier ciudadano norteamericano por sus propios medios podía volverse rico,  ascender de clase, adquirir casa, carro y educar a sus hijos en buenas universidades. Pero las cosas ahora, según él, son diferentes y eso lo hace parecer por momentos pesimista, pero termina afirmando que aún es posible que el pueblo norteamericano, organizándose y luchando por sus derechos, logre recuperar la confianza perdida en sus instituciones e instaure una nueva era con una auténtica democracia.

¿Será el fenómeno Barney una respuesta a esta angustiosa situación? 



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Armando Brugés Dávila


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