Las noticias y comentarios sobre la invasión confunden al país: la visita del general del comando sur a Colombia desató al nacionalismo tosco, los articulistas ensayaron hipótesis, se habló de movimientos extraños de tropas en la frontera y se dice que el ejército de Venezuela hizo lo propio, se dijo que los gringos mueven sus naves y sus efectivos militares con intenciones aviezas.
El fiscal, en una intervención en Barcelona hace una denuncia muy grave: planean "reeditar épocas ya canceladas en la historia de la humanidad como lo es el bombardeo militar, la invasión militar, como lo es la ocupación a sangre y fuego de un país pacífico como Venezuela". Dado el alto cargo que este señor ocupa, la noticia se debe tomar como una alarma de guerra. Pero ¿qué ha pasado?
El Comandante en jefe de las fuerzas armadas, el presidente de la república convocó, arengó, no al zafarrancho de combate sino a la rumba carnavalesca. ¿Por qué se presenta esta contradicción imperdonable? La respuesta es de suma importancia, de ella depende, sin ninguna duda, el destino de la Patria.
Este gobierno tacticista, nos da una muestra de su inconsistencia ideológica. Ante la proximidad de la farsa electoral levanta el miedo a una invasión, el nacionalismo ramplón. Su discurso es: voten por maduro para salvarnos de la invasión extranjera. Ya eso sería suficientemente malo, usar a la Patria para manipular aún más a una elección, pero el asunto se agrava cuando el gobierno no cree él mismo el cuento de la invasión y manda a rumbear, el circo, y suelta los bonos, el pan. Mayor muestra de su pequeñez, de su agotamiento, es impensable.
Estos juegos dejan consecuencias, son peligrosos, puede que en un momento se desate lo que ellos invocan con tanta irresponsabilidad, puede que ocurra un incidente en la frontera y ya no se pueda echar para atrás “la guerra de maduro y el fiscal”, pero esta vez no será una bravuconada irresponsable sino una de verdad, y entonces pasará mucho tiempo y muchos muertos ante de poder detenerla.
Pero, supongamos que la amenaza es real, que no es una maniobreta electoral de la que nos tienen acostumbrados estos gobiernantes. Entonces, estamos en presencia de un gobierno irresponsable, infantil, incapaz, no sólo de dirigir una guerra, de dirigir nada. Los sensatos del gobierno, los cuerdos entre los militares deben pedirle la renuncia y convocar a un gobierno de emergencia nacional.
Lo primero que debe hacer este gobierno de emergencia es un paisaje estratégico de la confrontación y de la manera de salir exitoso. Hasta este momento la confrontación sería entre la burguesía colombiana y este gobierno que representa a la burguesía nacional, quien lo dude revise los dineros dados en los últimos días a mendoza, las entregas de la faja, del arco minero, los subsidios a los supermercados, la suspensión de facto de la Constitución de Chávez, la ley de protección de las inversiones extranjeras.
La función del gobierno de emergencia sería darle otro contenido a la guerra, para eso debe volver a Chávez, al Socialismo, por la propiedad social de los medios de producción y la conciencia del deber social. Movilizar tras un liderazgo claro y un comando creíble a las masas, a la milicia, a los militares. Convocar la solidaridad de los desposeídos del mundo expandir la lucha por todo el continente. Sólo así se recuperaría la moral de combate y la batalla tendría razones sagradas por las cuales luchar, sería un guerra justa, el resultado sería siempre triunfal, los pueblos cuando luchan por causas justas no pueden ser derrotados, sólo posponen la victoria.