Venezuela petrolera: ¿Cerco y Aniquilación?

Es difícil no estar en dolor mayor en nuestra actual Venezuela, pues la angustia sale del subsuelo y copa tres instancias históricas de nuestro existir como pueblo, y no hay manera de evadirlas: Estamos en un presente difícil de ocultarlo con colores festivos, hay envilecimiento y degradación, deslizándonos hacia un futuro incierto, de penumbras y malos augurios, y, un pasado bochornoso que amenaza volver.

Entramos en la tercera década del proceso político bolivariano, que en un trecho determinado abrió una ventana de posibilidades de despegue, de salto político-económico-social.

CUALITATIVO: de empinamiento ciudadano. Seguramente la reflexión del doctor Carlos Mendoza Potellá, de la que nos ocuparemos transita por esos predios de nuestra historia: actor y testigo de su tiempo, profesional de respetable trayectoria en el ámbito petrolero y de indiscutible solvencia política, en su identificación con los intereses nacionales; se trata de un artículo publicado el miércoles 05 de febrero en este portal: "Venezuela Petrolera en la Tercera Década: Cerco y Aniquilación". ¡Caramba! ¡Caramba!. Doctor Mendoza Potellá; palabras mayores, se trata de nuestra nación y de la "Gallina de los Huevos de Oro". Es un texto que obliga a su lectura con rigor, dada su aquilatada y larga experticia en los menesteres de hidrocarburos. En este contexto, y en esta hora, cuando hay un "vivir real" que nos acogota, no se admiten vuelos rasantes, y lecturas al voleo, puesto que, no estamos en presencia de un artículo más de algún intranquilo venezolano. Ante tal reflexión releímos la presentación que hace unos cuantos años hizo usted de la obra del Dr. Juan Pablo Pérez Alfonso "Hundiéndonos en el Excremento del Diablo" y pareciera entonces, que estamos en presencia de un giro de 360°, de vuelta al siglo XX petrolero, como envueltos en una atmósfera de decadencia política más que un emprendimiento económico de alto vuelo nacional como aspirábamos en este siglo XXI.

El lenguaje bélico desde hace algún tiempo ha impregnado el quehacer político venezolano, tanto a sectores de la derecha restauradora, como los que fungen de jefes del aparato político y gubernamental: unos muy internacionalistas, en sus delirios llegan a imaginar a una coalición de ejércitos latinoamericanos entrando por nuestras fronteras para "liberarnos"; otros menos pudorosos y directos piensan que esa tarea la pueden realizar nuestros antiguos héroes de los suplementos: El Fantasma, Supermán, Batman y Robín, hasta Popeye, eso sí, con una nueva indumentaria: el uniforme de los marines. Ambas posiciones aparentemente contradictorias, coinciden en un fin común "la salvación de la Patria".
Por otra parte, factores gubernamentales no se quedan atrás; hay líderes que en las tarimas y en programas de TV, con el pecho henchido de emoción patriota, apelan a la memoria histórica citando en reiterada frecuencia, la severa advertencia del Libertador, en Carta dirigida al señor Irving, representante de los Estados Unidos de América, con motivo del incidente de las goletas. (1)

Sin embargo hay quienes pensamos que la solución a la "crisis" venezolana, no será por la vía de misiles, batallones desplegados, combates cuerpo a cuerpo, y bayoneta calada; mucho menos con proclamas y discursos ¡No!, esta calamitosa situación venezolana no lo resuelve la guerra; aunque motivos de fuerza mayor nos obligue a ello. Lo que si pareciera sensato es no confundir contextos y tiempos históricos, y, más bien revisar los resultados de nuestras acciones políticas y económicas en nuestra historia reciente; y, sin demora, valorar el apresto gerencial y talento nacional e incorporarlo a las múltiples tareas creativas y productivas que el país requiere. ¡Claro! esto no es sencillo, implica doblegar la soberbia, la mezquindad política, la exacerbada partidización, para contener los vicios que ello genera.

La guerra es tan vieja como la humanidad, y, a pesar de todos los desarrollos y avances sociales: las altas creaciones del arte: la literatura, la poesía, la música, el teatro, la filosofía, la política, la psicología; persistirá aun después de todos nosotros, pues a pesar de todas las teorías y análisis, es una de las enormes paradojas de lo humano, tal cosa lo señalaba un estudioso de la psicología profunda: somos huéspedes del aire, de las aguas y de la tierra, y en ella actuamos como sus conquistadores y verdugos, y a veces nos sentimos sus protectores.

La tarea de la humanización, nunca ha sido sencilla, ni tiene límites, va a la par del conocimiento y la ignorancia en su avanzar infinito; sin embargo…sin embargo, es tarea de los hombres y las mujeres, como huéspedes del planeta, en su tiempo, tratar de dialogar con la naturaleza en vez de ser su verdugo, y en lo social entender que los románticos y utopistas, socialistas, comunistas, es decir humanistas, siempre andarán por allí en todos los espacios, tiempos y contextos.

El texto de Mendoza Potellá, y su contenido bélico, a diferencia de los otros, lo percibo, como un llamado desgarrador a la conciencia venezolana y a la esperanza. Nos trae a la memoria un periodo muy complejo y definitorio de la guerra de liberación del pueblo chino, texto desarrollado por Mao en los "Problemas estratégicos de la Guerra revolucionaria de China", en 1936; cuando a los diez años del inicio de la guerra, las fuerzas del ejército rojo y las guerrillas eran sometidas a feroces campañas de "cerco y aniquilamiento", alta prueba para la organización revolucionaria, lo demás es historia conocida fácilmente ubicable. El liderazgo revolucionario de ese entonces estuvo a la altura de sus responsabilidades históricas demostrado en el manejo acertado de las condiciones objetivas y subjetivas (Caracterización de su sociedad y tiempo, y acciones asertivas)

Ahora este "cerco y aniquilamiento" en la actual "guerra venezolana" es de vieja data, aunque su remozamiento lo haga parecer como de "nuevo tipo", se trata de una ofensiva económica-político con los instrumentos contemporáneos, que terminan siendo tan letales O peor como los que puedan derivarse de la guerra convencional; son hostilidades que el imperio interventor y sus aliados internos ha sabido conducir, atacando sin piedad en las "líneas de menor resistencia" y ellas no son otras que la inconsistencia, confusión e intereses grupales en el variopinto liderazgo político-económico caracterizados por la soberbia, ansías de poder, codicia, y vicios enseñoreados en unos cuantos años de burocracia tradicional inerte. A esta reflexión de Mendoza Potellá, días después se suma otro texto angustiado y fulminante de otro venezolano igualmente del área petrolera: Einstein Millán Arcia, pidiendo abiertamente la "expulsión" del general Quevedo y todo el equipo de PDVSA.

Por cierto, en estas circunstancias graves de nivel multidimensional que vive la República, la situación no queda reducida al heroísmo de las "Gónadas", como pretenden algunos tarimeros ¡No! La cosa va más allá, y sin pretender filosofar sobre los testículos es un asunto superior; ellas serán útiles en el lugar y momento preciso, que nos lo indique nuestra conciencia, ni antes ni después, recordemos que la conciencia es una construcción política, social, ideológica, cultural y que no brota y se improvisa en una arenga. Las gónadas eficientes y eficaces, verdaderamente transformadoras son hijas y resultado de una firme conciencia.

 

LA REVOLUCION ES CULTURAL

(1)Bolívar, Simón/Al señor B. Irvine, Agente de los Estados Unidos de América del Norte/Angostura, 7 de octubre de 1818/Cartas del Libertador/Banco de Venezuela/Fundación Vicente Lecuna/Tomo II (1818-1820), Pág. 118/Caracas 1964.



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Rafael Castro

Especializado en Gestión Cultural. Colaborador y Fundador de Instituciones de la Cultura, en el Sector Público y Privado.

 racasce@gmail.com      @racas42

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