Miércoles, 06 de mayo de 2020.- Hay acciones que delatan a quienes la protagonizan y su forma de reaccionar ante determinados eventos se encuentra evidenciada por sus propias palabras.
Nuestras acciones están íntimamente relacionadas con nuestra visión del mundo.
Si revisamos la historia de la humanidad resulta evidente la aparición de ciertas constantes de como el ser humano se ha comportado a través de la misma, de como ha encarado su lucha por la supervivencia y su relación con los vecinos, con otras agrupaciones organizadas de mayor o menor desarrollo, en su economía, en sus artes, en su evolución y por su puesto en su capacidad de imponer su voluntad a través de las armas y de su influencia.
De allí que el surgimiento de metrópolis de mayor fuerza, que funcionan como el centro motor de determinado territorio y su constante labor por controlar a quienes dentro de su zona de influencia, la periferia, se nieguen a seguir sus lineamientos, tratan constantemente de meterlos en cintura.
Centro y periferia constituyen los elementos fundamentales de lo que llamamos en el análisis histórico El Colonialismo, caracterizado por la búsqueda de nuevos territorios a través de la conquista, del crecimiento económico y de la imposición de leyes, valores y costumbres surgidos en la metrópoli, para civilizar normalmente sostienen, cuando lo que realmente buscan es domesticar a los de la periferia.
El Colonialismo siempre ha existido, me comentó alguien, siempre han existido sociedades mas fuertes que otras, a las cuales someten y ocasionalmente protegen de otras metrópolis, te someto para protegerte, argumentan en voz baja, esa es parte de su lógica.
Esa acción de control y manejo del destino de otros pueblos en el pasado se hacía, aún se hace, de una forma grotesca, directa y violenta, se impone por la fuerza la voluntad de la metrólopi sobre la periferia.
Por eso sigue siendo esencial para que ese dominio se posibilite, el desarrollo de las fuerzas militares, tanto ofensivas como defensivas.
La diferencia fundamental que se utiliza en la actualidad es el poderoso impacto de los medios de comunicación, de la influencia que estos tienen sobre la población mundial, medios que pertenecen a conglomerados poderosos y que prácticamente han globalizado los valores de clase de los grupos dominantes de las metrópolis y sus asociados, conscientes o no de la periferia.
Los que pertenecen a la periferia pero se identifican con la metrópolis y asumen sus valores como propios, juran que son del primer mundo, así no lo sean, generalmente pertenecientes a las clases media y alta de estas sociedades periféricas, aunque no dejan de aparecer casos interesantes donde personajes de otras clases de menor poder adquisitivo y gracias, probablemente, al intenso lavado de cerebro al que hemos sido sometidos por años, por toda la industria de Hollywood, también se identifican con los valores de la metrópolis.
Consideran, estos neocolonizados, que es absolutamente necesario aceptar la superioridad de la metrópolis y adaptarse a su dominio, a lo que llaman el progreso, visibilizan una superioridad tecnológica aplastante a la cual no nos podemos enfrentar y se trata es de aceptar sin luchar la superioridad, el dominio, que traería según creen, una prosperidad paralela, casi automática.
En ningún momento pasa por sus mentes neocolonizadas, que los intereses de la metrópolis son absolutamente diferentes a los nuestros, que lo que buscan básicamente es asegurarse el control sobre nuestras riquezas, apropiarse de ellas y utilizarlas sin muchos filtros, en su provecho.
La identificación con las posibles fuerzas de intervención que se observa en algunas personas, gente de acá, quienes ansían y expresan su deseo de que de una vez por todas los de la metrópolis actúen, que vengan y nos invadan con el fin de solucionar los problemas del país, revelan su miopía política, su falta de conciencia y su grado de sumisión y dependencia.
El Neocolonialismo ha implantado en la mente de muchos de nuestros connacionales una batería de falsas ideas, de fantasías utópicas que distorsionan su sentido de la realidad y les hacen percibir un futuro fantástico y brillante si nos sometemos y somos invadidos.
Bájense de esa nube.
La cosa no es como se la pintan, las bombas que lancen no van a discriminar entre amigos y enemigos, entre chavistas y antichavistas, no son bombas o misiles solo mata chavistas, nos van a impactar a todos, además de los terribles efectos de una guerra.
Si quieren un cambio, vayan a las elecciones, luchen democráticamente y no formen alianzas con el enemigo.
Y mucho cuidado y piensen, analicen, no se dejen seducir por una visión impuesta, una visión de neocolonizados.