Como es de conocimiento público, tras la implosión de la ex URSS en 1991 se instauró en el mundo la era de la unipolaridad sobre la base del poderío estadounidense. Entonces la vieja burguesía financiera estadounidense saltaba eufórica de pura alegría. Había vencido a su más importante enemigo. Su superioridad era aparentemente en todos los terrenos, incluso, la militar. Sus estrategas habían hecho correr la noticia de que la paridad estratégica estaba vencida. Por supuesto esta burguesía había puesto sus manos sobre la armamentística estratégica de la ex URSS y, seriamente pensaba que la había desmantelado por completo. Por eso se apuntó un triunfo contra el comunismo.
En realidad, la paridad estratégica no era de reciente data. La primera paridad estratégica se había dado entre la URSS y Estados Unidos cuando aún estaba vivo el gran Stalin. Recordemos que el 29 de agosto de 1949 la URSS había detonado su primera bomba atómica (RDS-1). Aquello ocurrió después de los duros años de chantaje estadounidense (1945-1949) por el asunto de aquel artefacto en su poder. Luego cuando en 1953 llegó al poder Nikita Jrushchov, inmediatamente después de la muerte de Stalin (5 de marzo de 1953), la paridad estratégica fue entre la ex URSS en que había devenido aquel país (URSS) tras la restauración capitalista impuesto bajo la línea de Jrushchov. Entonces la paridad estratégica estaba completamente latente desde 1949 (primera bomba atómica de la URSS) hasta 1991 en que implosiona aquella ex URSS.
Los hechos internacionales seguían corriendo vertiginosamente. El nuevo milenio empezaba a abrir nuevas coordenadas geopolíticas que naturalmente empujarían a nuevos posicionamientos geopolíticos mundiales. Para entonces ya estaba sintiéndose el alzamiento de los países asiáticos encabezados por la China capitalista del inefable Teng Siao-Ping. Incluso ya empezaba a asomarse peligrosamente la gran crisis del 2008.
El 7 de mayo del 2000 Vladimir Putin juro como presidente de Rusia, previo en agosto de 1999 habiendo sido designado primer ministro y el 31 de diciembre de 1999 presidente interino tras la renuncia de Boris Yeltsin, y lo primero que hizo fue constatar que la armamentística estratégica, en realidad, estaba integra y, entonces se dio la gran tarea de reagruparla y reimpulsarla.
Fue en septiembre del 2001 que terminaron las discusiones que desde inicios del nuevo milenio (2000 para adelante) se habían iniciado en el Pentágono, acerca de la nueva estrategia que asumiría la vieja burguesía estadounidense ante los nuevos acontecimientos que entonces estaban abalanzándose sobre el mundo.
Así, esta burguesía estaba asimilando debidamente la nueva situación mundial que se aproximaba. Aquello lo llevaría a tomar decisiones de envergadura para su existencia posterior. No era cualquier burguesía. Era una gran burguesía, la que había tenido el control de la hegemonía mundial por décadas enteras. Sabía que disponía de un gran poder. Su Estado era una poderosa maquinaria de dominación y opresión mundial. Asimilar esto fue muy importante para esta burguesía.
En concreto, la burguesía estadounidense sabía que la gran trascendencia de su gran poder estaba en el poderío de su Estado y la fuerza de su ejército. Pero en lo central conocía el gran poder de sus fuerzas armadas, por lo que sus elucubraciones se orientaron a la trascendencia de aquellas en el direccionamiento de los futuros acontecimientos mundiales, pero evitando en lo posible la confrontación directa con las otras dos superpotencias capitalistas a fin de evitar la guerra nuclear. Así esta burguesía fue la primera en haber entendido la vigencia de la paridad estratégica. Aquella le dio la oportunidad de captar sus propias limitaciones. Fue una de las causas fundamentales que forzaron su marcha hacia el fascismo, pues, para entonces ya en el pentágono estaba muy clara aquella orientación. Y así sobrevino la decisión y marchó hacia esa dirección. No olvidemos que estos acontecimientos están produciéndose en el 2001.
Tras la visión de estos hechos y los nuevos acontecimientos que ya estaban agolpándose sobre el mundo, Rusia y China inician y culminan entre los años 2005-2006 un serio balance geopolítico referido a estos cambios que estaban avanzando en el mundo, sobre todo, pasan una revista exhaustiva a sus posicionamientos estratégicos, llegando a la conclusión, que en efecto la paridad estratégica estaba latente.
Así en 2006, tras estas discusiones en Rusia y China en el que se había revalorado el poderío de sus armas estratégicas, ocurre la fuerte advertencia a Estados Unidos de parte de estas dos superpotencias, exigiéndole el reconocimiento y respeto de la paridad estratégica, pues, aquel armamento en realidad era un disuasivo que en las circunstancias históricas al que se había ingresado, impedía una confrontación mayor, es decir, una tercera guerra mundial, que en los hechos era una guerra nuclear que ninguna de las tres superpotencias estaba en condiciones de asumirla. Pues, la burguesía estadounidense en contraste a su enorme arrogancia temía la guerra nuclear, igual que los propios, China y Rusia.
Luego el 11 de febrero de 2007, se produce el vibrante discurso del presidente ruso, Vladimir Putin, en Munich, Alemania (hotel Bayrischer Hof) en el marco de la 43ª Conferencia de Política de Seguridad (que reúne a jefes de Estado y de Gobierno, ministros de defensa, expertos en seguridad y representantes de la industria armamentística para discutir temas relacionadas con la seguridad internacional), donde denunció la prepotencia estadounidense, sobre todo, su escandaloso avance hacia el Este del planeta.
El 15 de septiembre de 2008, se produce la quiebra del banco Lehman Brothers (cuarto banco de inversiones de Estados Unidos) que estaba abarrotado de créditos hipotecarios de alto riesgo, es decir, bonos basura. Se inicia la crisis económica (Gran Depresión Económica del 2008), explota con la crisis de créditos hipotecarios de alto riesgo llamados también "Bonos Basura" que en una primera instancia se trajo abajo al Banco de inversión Lehman Brothers en septiembre de 2008. En la actualidad este banco ha desaparecido succionado por la gran crisis. La FED y el Tesoro estadounidense permitieron esa situación, mientras salvaban al resto de grandes bancos en bancarrota. Algo oscuro hay en esta debacle. Todo el sistema financiero estadounidense y europeo es remecido. Los bancos de inversión afectados y quebrados. Miles de medianas y pequeñas industrias desaparecidas. El sector servicios en Estados Unidos (79 % en 2012) y Europa (66 % en 2012), se hace muy importante. En concreto, esto condujo a la bancarrota la economía de la hasta entonces primera potencia capitalista: Estados Unidos. Y en seguida llevo a la pérdida de su hegemonía mundial.
Los hechos han seguido corriendo. En 2010, Rusia y China, se percataron que en el sistema internacional ya se había instalado el sistema multipolar. Sus trascendencias mundiales estaban completadas. Así lo entendieron. A partir de ahí, ya nada sería igual como antes del 2008. Aquello había sido una consecuencia de la bancarrota de la economía estadounidense.
Así, la gran crisis económica, en realidad la gran depresión económica del 2008, estaba demoliendo los cimientos de las economías capitalistas, sobre todo, la economía estadounidense que ya estaba en la bancarrota.
En efecto, en aquel año, 2010, ya estaba muy claramente establecido el proceso de agotamiento y entrampamiento de la estructura económica capitalista. Estados Unidos incluso había perdido la hegemonía mundial, por lo que para este país el asunto era reorientar este cruento proceso. Aquello solo podía lograrse haciendo uso de ese gran poder que ostentaba. Y así fue.
Entonces el pentágono decidió intervenir en Oriente Medio para apoderarse del petróleo de aquella región. Y alegremente pide en el Consejo de Seguridad de la ONU, como lo había hecho antes en la intervención de Libia, una zona de exclusión aérea sobre territorio sirio.
Pero para entonces, finales de 2011, Rusia y China estaban pasando a una importante reacción política militar en Oriente Medio. El 14 de octubre de 2011, Rusia y China rechazan categóricamente el pedido de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU la implementación de la zona de exclusión aérea sobre Siria. Con aquella actitud le estaban recordando y exigiéndole se atenga a la paridad estratégica. Cierto, aquel hecho fue muy importante. Algunos ni siquiera lo entendieron. Pero fue sumamente trascendental. Cambió todas las estrategias geopolíticas que hasta entonces estaban presentes en la palestra internacional.
Así este mismo año, finales de 2011, tras las anteriores advertencias de Rusia y China, el inicio de la gran crisis económica y el rechazo categórico de Rusia y China a su pedido en el Consejo de Seguridad de la ONU de una zona de exclusión aérea sobre Siria, inmediatamente se reinician y concluyen aquí en el pentágono las discusiones que ya en 2001 se había sostenido acerca del uso del gran poder que le confería su Estado, su ejército y su armamentística, la misma que se había concretado en el auto atentado a las Torres Gemelas en 2001. Otros habían llamado a aquel proceso el rediseño del «Medio Oriente ampliado» concebida en 2001.
Por supuesto para la definición de esta orientación la burguesía estadounidense tuvo que haber hecho un análisis del total de sus ofensivas ideológicas, observando el fascismo como una reacción para aplastar principalmente al proletariado. Cierto, hay que ser muy claros en advertir de cómo devino el fascismo en Estados Unidos supuestamente como la última tabla de salvación para esta burguesía.
En ese sentido se habla, en lo fundamental, de la existencia de dos sustentos que llevaron a la burguesía estadounidense a avanzar hacia el fascismo. En mi último libro "El Letal Fascismo Estadounidense" sostuve que había dos sustentos por las que marchaba la burguesía estadounidense hacia el fascismo: el sustento geopolítico y el sustento ideo político.
El primero tiene que ver con su interacción con las otras burguesías en el escenario internacional, en este caso con las burguesías de las otras potencias capitalistas, observadas como contradicciones interburguesas o interimperialistas.
El segundo tiene que ver con el conflicto estratégico que como clase social está enfrentada. En este caso está referido a su enfrentamiento con el proletariado. Esto implica la identificación o ubicación del maoísmo como la ideología más lucida y la más peligrosa para su existencia y el conjunto del sistema capitalista. Hay que darles la debida importancia a estos dos sustentos, pues, allí precisamente esta la génesis de este fascismo.
Consecuentemente, es una reacción cien por ciento anticomunista. Históricamente el fascismo apareció para aplastar al primer Estado Obrero que se había instalado en 1917 (revolución bolchevique). Fue una respuesta inmediata. pues, recordemos que la marcha de Benito Mussolini con sus "camisas negras" sobre Roma fue en octubre de 1922. Aquello no fue de ninguna manera una casualidad.
Entonces la burguesía estadounidense había adoptado decisiones históricas para recuperar y mantener su poderío. En efecto, incapaz de enfrentar frontalmente a las fuerzas estratégicas de Rusia y China, temiendo la guerra nuclear, Estados Unidos inicia sus operaciones militares a finales de 2011 en Siria (su antecedente más inmediato, Libia que prácticamente es arrasada por toda la armamentística de los países occidentales sin contrapeso alguno), utilizando a sus bandas paramilitares que desde la década de los setenta del siglo pasado había ido trabajándolo bajo cubierta. Así empezó su cruel andanza incendiando el planeta desde el norte de África y Oriente Medio.
Desde entonces esta burguesía ha hecho uso vertical y absolutamente exagerado del gran poder que le confería su Estado y su ejército, incluso aun después de la implosión de su hegemonía mundial. Sus provocaciones en casi todas las regiones han sido persistentes que han conmocionado hondamente el planeta. Su imposición ha sido con ímpetu imperturbable, sin importar para nada las consecuencias que aquello ocasionaba en la humanidad y en sus propias poblaciones nacionales.
Posteriormente en 2012 el mundo fue testigo de la colusión de las tres superpotencias capitalistas (Estados Unidos, Rusia y China). Aquello ocurrió inmediatamente después de la reacción política militar de Rusia y China en Oriente Medio (finales de 2011). Cierto, se trató de un gran pacto entre estas tres burguesías como consecuencia de sus desesperaciones por la acentuación de la gran crisis económica del 2008.
Por supuesto las burguesías no escatimaron esfuerzos en tomar todas las medidas necesarias a fin de frenar y/o reorientar el causante de todos estos males: la grave crisis económica. Las burguesías de Estados Unidos (FED), China (Banca Central), Rusia, Japón, Europa (BCE), estaban centradas en la inyección de enormes sumas de capitales en procura del salvataje de sus principales monopolios que, a decir de ellas, no podían hundirse. Con lo cual lo único que estaban originando era una enorme sobreacumulación de capitales que luego rebasaría toda imaginación. Simplemente los bancos estaban abarrotados de ingentes cantidades de efectivos que no servían para nada a la economía real. Esto particularmente es muy grave en Estados Unidos, Europa y Japón (capitalismo occidental).
La evaluación que se hace de esto, es que estas burguesías habían entendido que en la presente situación mundial lo central era salir de la gran crisis económica, empujando el sistema hacia un nuevo ciclo económico largo de avance y prosperidad, evitando la guerra nuclear.
Por supuesto en este marco, reconocieron y entendieron de facto la dura ciénaga de conflictos a las que en adelante serian arrojados por el nuevo reparto de mercados y zonas de influencia en el que incluso ya estaban involucradas hasta el establecimiento de un nuevo orden mundial al que avanza de forma irremisible el mundo sobre la base de estos nuevos cambios que están batiéndose ahora mismo sobre el planeta.
Así se llega a 2016 en que se produce la implosión de la arquitectura del dominio imperialista occidental que luego llevo al retroceso de Estados Unidos, pues, eso fue lo que en realidad significó el gobierno de Donald Trump aun con toda su alharacosa matonería. Por supuesto esto ha traído consigo un gran obstáculo que retrasa e impide la concreción de sus objetivos en un proceso relámpago de su ofensiva (viene de las guerras relámpago del fascismo alemán) como en realidad pretendía la burguesía estadounidense con el régimen de Trump, principalmente de su objetivo central que es abrir un nuevo ciclo económico de prosperidad que en la actualidad no existe por ningún lado. Y por esa razón aquel (Donald Trump) ha sido defenestrado de un segundo mandato en estas últimas elecciones de Estados Unidos. Entonces esto no es porque haya globalistas o atlantistas, nada de eso.
Por supuesto esta burguesa es persistente. Cierto, en este marco se agolpa desde finales del 2019 a la desestabilización mundial, al unísono de una serie de complots de envergadura a fin de lograr aquel objetivo central que sus largas provocaciones con genocidios muy graves contra diferentes regiones del planeta exacerbando los poderes de sus principales contrincantes (Rusia y China) no han podido resolver.
Entonces la gran depresión económica del 2020 es muy grave que golpea muy duramente no solo a las burguesías de occidente encabezada por Estados Unidos, sino también a las burguesías orientales encabezadas por China. Entonces la situación de las burguesías financieras se volvió muy desesperante.
En medio de esta situación el fascismo estadounidense se hizo muy latente y con hondas repercusiones mundiales. El último proceso electoral en este país se engloba en este marco. Todo lo que están haciendo en estos momentos en Estados Unidos es pura manipulación. La vieja burguesía estadounidense sabe de la expectativa que asume su proceso electoral a nivel internacional. Por eso la manipula y la utiliza de forma grosera como un auténtico complot fascista. Un verdadero complot fascista para mostrar a la opinión pública mundial como si fuera un auténtico proceso democrático. Es la continuidad de los complots en que estaba implicada desde el ataque bacteriológico a finales del 2019. Todo tiene que ver con la nueva situación mundial: la grave crisis económica que lo acogota, su pérdida de la hegemonía mundial, el desenmascaramiento de su régimen fascista, etc.
Algunos no entienden este proceso de evolución al que ha asumido últimamente el sistema capitalista y deambulan en teorías extrañas y vulgares del gusto del pentágono. Sus análisis anclados en los servilismos pro-pentágono y en las corrientes anticientíficas, afirman que hay corrientes globalistas y atlantistas, supuestamente nacionalistas. No estoy de acuerdo con estas tesis de globalistas y atlantistas que últimamente prolifera en demasía en el análisis internacional. Es una vulgaridad. Es rebajar el análisis. Son análisis que afirman, por ejemplo, con respecto a lo que supuestamente representarían las dos candidaturas en el proceso electoral de Estados Unidos. Aleksandr Duguin habla de unas relaciones de alianzas extremadamente vulgares. En los hechos aquello es absolutamente una vulgaridad ideológica. Según este analista el asunto terminaría en estas ecuaciones mecánicas y absolutamente inconexas: Trump = multipolaridad, Biden = unipolaridad. Y luego supuestamente Trump contra China. Biden contra Rusia. En efecto, según este análisis, Biden buscaría la alianza de China y la confrontación con Rusia, pero bien pronto veremos y lo verá el mundo entero, ojo lo vera el mundo "en menos de lo cante el gallo" (por usar un aforismo), que Estados Unidos con Biden muy pronto estará confrontándose con China, porque precisamente esa es la tendencia (es la contradicción inter imperialista principal) y porque en este caso no se trata de personas que no tienen ningún valor, sino del sistema, de la burguesía estadounidense en su conjunto. Consecuentemente, para mí, estas corrientes vulgares y anarquistas, lo que hacen es contraponerse al análisis marxista del letal fascismo estadounidense.
Por supuesto esto no es muy simple. Por eso pretendo explicar con mayor profundidad en un nuevo libro que estoy preparando. En realidad, existen varias teorías que se han alzado para tergiversar y confundir el análisis mundial de esta última coyuntura a fin de contraponerse a la teoría marxista del evolucionismo capitalista al que ha asumido el sistema capitalista en estos últimos años. Puedo adelantar algunos de ellos, la teoría de la globalización, la teoría de los llamados sistema mundo, el análisis de las limitaciones de la geopolítica, incluso de la multipolaridad. Esto bien merece un análisis muy serio que rebasa este artículo. Es amplio que tiene que ver con la nueva coyuntura de definiciones al que está asumiendo la historia en estos últimos años.
Hay que precisar que los análisis siempre son de hechos o fenómenos en movimiento, porque en el mundo todo es movimiento, nunca estacionario. Por eso se dice que todo análisis científico es dinámico. Esto es lo que no se entiende en algunos análisis. Por ejemplo, no podemos efectuar el análisis de las últimas elecciones en Estados Unidos o la actitud que va tomar Joe Biden, sin vincularla con lo que ha venido sucediéndole al mundo antes de este proceso electoral desatada por la burguesía financiera estadounidense, no de algún individuo en especial (Tal vez Donald Trump que no tiene ningún valor), sobre todo, en un momento histórico como en el que se encuentra el mundo en la actualidad.