Luis Miquilena, ex ministro del interior del gobierno de Chávez y exconstituyentistas, se presenta hoy como el creador y padre de la Constitución venezolana de 1999, sin conmiseración ni vergüenza pública echa las cartas sobre la mesa y las voltea para situarse en posición de víctima. Ese es el drama de quien intenta mediante el sensiblero y la mentira apostar por la defensa de una supuesta violación de la Constitución.
Sin dudas Miquilena agrega un elemento interesante a la tesis de revocación de la Reforma propuesta por el Presidente Chávez y se coloca delante de los oposicionistas sin tocarlos ni con el pétalo de una rosa para no “encharcar” su discurso, advirtiendo que se trata de una flagrante violación de la constitución.
En la batalla política venezolana los oposicionistas han perdido tanto terreno por su falta de credibilidad pública que ni el Departamento de Estado les cree y es ahora cuando insurge Miquilena, desdentando sus aparatosas opiniones con la “credibilidad” de la que goza el exchavista y “principal promotor” de la constitución del 99.
Según su tesis, la Reforma no solo no debe aprobarse sino que se estaría incurriendo en un quebrantamiento de la constitución. La memoria histórica nos trae el eco de lo él hizo y dijo entonces y que Aram Ruben Aharonian en abril de 2002 reconstruye en los momentos inmediatos al golpe de estado de 2002 y las responsabilidades que habría de cumplir Miquilena en el macabro montaje mediático que el cuadro de opinadores públicos jugarían para prestarse al bautismo confirmado del golpe de estado de Ramón Carmona, coordinados desde el bunker de Venevisiòn en conjunción con la Embajada de EEUU.
Aharonian, entonces Director de la Asociación de Corresponsales Extranjeros en Venezuela, escribió “Cuando la matanza (11 de abril 2002), Ortega
(dirigente sindical) y Carmona (empresario) no estaban en la marcha sino que, invitados por Cisneros (Gustavo), estaban cómodamente instalados en el búnker de Venevisión, junto con el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Baltazar Porras, el empresario periodístico Rafael Poleo y el ex ministro del interior chavista, el octogenario Luis Miquilena, quien iba a anunciar su separación expresa y pública del gobierno de Chávez” (Aram Ruben Aharonian. Brecha. Uruguay, abril del 2002)
Como efectivamente ocurrió horas más tarde el exministro del interior de Chávez ocupaba los principales espacios de los noticieros de Venevisiòn, RCTV y Globovisión al indicar "el jefe del Estado es el principal responsable de todo lo ocurrido y de esa responsabilidad no lo salva nadie".
Desde esta perspectiva de la contradicción histórica se escucha el eco de sus palabras rebotarse desde abril de 2002 hasta hoy, Miquilena no logra deslindarse de los oposicionismo golpista, ni montarse en el tren de la historia porque se quedo varado en la estación de la mentira.
Ahora no se trata de Miquilena como actor político o vocero de la oposición, sino del apuntalamiento de una estrategia que él ha vuelto a redibujar y que tiene antecedentes en las erráticas tácticas de desacreditar a las instituciones públicas que sustentan el estado de derecho en la República Bolivariana de Venezuela, especialmente el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia.
Para poder intentar otro golpe de estado, van con toda seguridad y con el apoyo de toda la inteligencia del Departamento de Estado, ha provocar un cisma público desde el interior de esas instituciones. La labor no será rápida porque amerita operaciones delicadas, pero debe ganarse tiempo desmontando el cronograma diseñado por la Asamblea Nacional y el CNE para asaltar el tiempo y operar de manera ventajosa.
El descrédito institucional ha sido blanco del Departamento de Estado desde 2002, hoy será de nuevo objeto de ataques y maledicencias de los voceros opositores, pero que decir del montaje que pueda y deba estar optando la CIA para asestar el golpe certero que no deje excusa a objeto de destruir la credibilidad de estas instituciones.
¿Cuál será el patrón o método aplicar esta vez para lograr el resquebrajamiento de la credibilidad institucional venezolana? ¿Quiénes serán los actores ¿Qué papel Miquelena en esta etapa?
Veamos lo que dice el Manual de la CIA.
Indudablemente que arreciará la ofensiva mediática con mucha carga emocional, los medios estarán de nuevo en el campo de la batalla con nuevas baterías y con los mismos métodos, esta vez con mayor intensidad, recibirán apoyo irrestricto de los EEUU para repotenciar la guerra psicológica.
El retorno a clases en las universidades será el momento para instrumentar el caos social y político involucrando a la fracturada dirigencia estudiantil oposicionista que tendrá que ponerse de acuerdo para armar el rompecabezas en el que se ha convertido, para ello sus mentores de la oposición (Nuevo Tiempo, Primero Justicia, Bandera Roja y Acción Democrática) tendrán también que ponerse de acuerdo, mientras ello ocurre la reforma sigue su marcha por las rutas de la discusión plural y el debate público en el seno del pueblo venezolano.
Por ello Luis Miquilena tendrá que jugar un papel catalizador en medio del barranco oposicionista y de una ausencia evidente de liderazgo creíble, aunque el avezado político viene con “plomo en el ala” y su vuelo será de poca altura y de menor impacto, su papel de consultor “increíble” a los ojos públicos, abordará un sector medio de la sociedad para buscar el necesario mínimo apoyo a los propósitos antes nombrados.
Hasta ahora el silencio mediático internacional cuando no las mentira sobre lo que realmente ocurre en Venezuela, es lo que se conoce en el mundo, los medios, agencias y agentes del imperio controlan y manipulan la información, y esa debilidad sigue estando presente en la proyección de los logros sociales, políticos, culturales y económicos de la revolución bolivariana. Ese ha sido un punto de honor en el concierto de los centros de poder mundial, para ello la sinfónica mediática toca cuando les conviene y lo que les interesa.
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