El llamado “golpe suave” no es un fantasma, es una de las estrategias más efectivas y exitosas que ha diseñado la derecha internacional para lograr derrotar los gobiernos que no comparten sus intereses. En Venezuela, esta técnica se ha venido desarrollando durante los últimos dos años, pero no fue sino hasta mayo de 2007 que se hizo visible en el país. En ese momento, fue que el movimiento estudiantil de la oposición asumió una postura pública y comenzó a desarrollar sus actividades de protesta y desestabilización en contra del proceso revolucionario bolivariano. Fueron denunciados por voceros del gobierno como “agentes de la CIA”, entre otras cosas, para lograr desacreditar sus intenciones, pero esta respuesta no fue suficientemente fuerte para neutralizar esa nueva manifestación de la derecha y el imperialismo estadounidense. El resultado del referéndum constitucional del pasado domingo 2 de diciembre indica y nos alerta sobre el avance del golpe suave y no podemos negar que fue una victoria para la derecha y una victoria para el imperialismo.
El golpe suave no es solamente un movimiento opositor con “nuevas caras” sino también esta fundamentado en técnicas de infiltración, penetración de los sectores y comunidades Chavistas, guerra psicológica y el impulso de las divisiones dentro de la revolución. El golpe suave utiliza tácticas como el sabotaje económico (el desabastecimiento, la especulación, la inflación, etc) y la explotación de problemas reales, como la corrupción, la inseguridad y la pobreza, para culpar al gobierno y lograr debilitarlo. Es una estrategia que busca confrontaciones entre aliados para distraer del enemigo verdadero, explotando las vulnerabilidades y desventajas del gobierno.
Como buenos revolucionarios y revolucionarias, tenemos que reflexionar sobre los resultados del 2 de diciembre, y tenemos que ser auto-críticos y honestos en nuestros análisis. Hubo una pésima campaña y estrategia comunicacional que no dio la talla y que no tenía la fuerza ni la inteligencia para combatir las mentiras y manipulaciones de la oposición. Nadamos en un mar de triunfalismo desde las elecciones del 3 de diciembre del 2007, y nunca pensamos que una derrota era posible a esta altura. Sin embargo, se subestimó el enemigo y su poder propagandística para engañar y confundir al pueblo. También el gobierno no prestó suficiente atención al descontento abundante en el pueblo venezolano que se debe a la burocracia, la ineficiencia, la inseguridad, la falta de productos básicos, la basura y la corrupción. Habrá que investigar y analizar si esa falta de atención se debe a la incapacidad de los funcionarios o una actitud intencional de sabotaje.
La falla más grave fue la falta de una estrategia comunicacional contundente y capaz de neutralizar las operaciones psicológicas diseñados por el Departamento de Defensa de Estados Unidos y ejecutadas por los medios de comunicación privados y su voceros en la oposición. Agrego con eso la subestimación total del movimiento estudiantil opositor. Esas dos fallas de nuestro lado nos costaron una victoria electoral y si no se corrijen de manera urgente, pudieran continuar debilitando y dividiendo a la revolución.
El mapa de conflicto que confronta la revolución en este momento es bastante amplio y preocupante. Las fuerzas en contra de la revolución incluyen al movimiento estudiantil opositor (que pronto lanzará su nuevo partido político, “Nuevas Caras”), la oposición de los partidos tradicionales (AD, COPEI, MAS), Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, los nuevos actores que salieron del Chavismo: PODEMOS y Baduel, la oposición violenta (Comando Nacional de la Resistencia, Peña Esclusa, Guyon Célis), los medios de comunicación privadas nacionales e internacionales (particularmente Globovisión, RCTV, CNN, FOX y TVE), la cúpula de la Iglesia Católica, la CIA, el Departamento de Estado de EEUU, el Pentágono, la USAID, la NED, Freedom House y las otras instituciones que financian y asesoran ONGs y grupos venezolanos, el ex-presidente de España José Maria Aznar y su Fundación FAES (que financia a Primero Justicia y el movimiento estudiantil opositor), el Presidente Álvaro Uribe y los paramilitares colombianos, la Mossad, el MI6, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Reporteros sin Fronteras (RSF), y otros actores internacionales como las trasnacionales, RECIVEX (venezolanos opositores en el exterior), Vicente Fox, Jorge Quiroga, Toledo y más.
Estos actores y poderes utilizan a diferentes técnicas y estrategias para desestabilizar la revolución y el gobierno del Comandante Presidente Chávez, tal cual como: la amenaza del magnicidio, las operaciones psicológicas, la guerra mediática, la amenaza de una intervención militar, el sabotaje económico, la infiltración y penetración de los sectores Chavistas, la subversión, el financiamiento y asesoría a la oposición, la intervención electoral y el sabotaje. Todas esas tácticas forman parte de la Guerra Asimétrica y el Golpe Suave.
Si no tomamos esta derrota para mejorar – o mejor dicho diseñar – una estrategia comunicacional nacional e internacional para poder combatir las grandes mentiras, propagandas y manipulaciones en contra de la revolución bolivariana, seguiremos perdiendo fuerza. Si no desarrollamos un plan para debilitar y desenmascarar el movimiento estudiantil opositor – que esta siendo financiado y asesorado por fuerzas externas con el objetivo de destruir la revolución, no podremos resistir el avance del Golpe Suave.
Intentamos acelerar la revolución y el camino al socialismo, y mal calculamos la fuerza del enemigo que venía en nuestra contra. Ahora es el momento de recuperar energía para desarrollar estrategias contundentes y efectivas que determinarán el futuro de este proceso revolucionario. Más nunca podremos subestimar al enemigo. Tenemos que prepararnos con inteligencia, poder y racionalidad para poder derrotar al Golpe Suave y no permitir que siga avanzando.
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