La derrota del capitalismo salvaje

"El equipo de Bush no sólo engañó al mundo sobre los posibles costos de la guerra, sino que, además, ha intentado enturbiar los costos, mientras esta seguía". (Joseph Stiglitz, profesor de la Universidad de Columbia, Premio Nobel de Economía 2001, El Espectador 9 de marzo 2008)
El 20 de marzo de 2008, hace exactamente cinco años que Irak fue invadido por el más poderoso ejército del mundo actual, montado sobre una mentira monstruosa que está llevando a los Estados Unidos a un desastre económico y social sin precedentes, del cual no se va a recuperar y que hundirá al país en pobreza y atraso en niveles tan insospechados que la sociedad de toda la unión maldecirá para siempre a la camarilla de gobernantes de hoy.

"Llevamos cinco años de guerra, ahora estamos cerca de una recesión y billones de nuestros dólares se han ido en una guerra que no queremos", dijo un joven manifestante ante una sede de CNN, en una de las tantas marchas realizadas en Los Ángeles.

Ron Kovic, veterano de Vietnam y autor del libro "Nacido el 4 de julio" de donde se adaptó la película homónima con Tom Cruise en 1989, también marchó en su silla de ruedas a la que está reducido hace 40 años.

"Siento tristeza, siento angustia por la gente iraquí, por nuestros jóvenes, por las familias que pierden los suyos", dijo Kovic a la AFP, poco antes de una marcha en el bulevard de Hollywood, en el corazón del cine.

Numerosas pancartas mostraban consignas exigiendo el fin de la guerra o previniendo intervenciones en Venezuela y en otros países latinoamericanos.

"Las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, las más poderosas del mundo, muestran peligrosos síntomas de fatiga tras cinco años de despliegue ininterrumpido en Irak, que han agotado a sus soldados, debilitado su capacidad de reacción y reducido su poder de atracción", dice Daphne Benoit en un artículo para AFP, fechado en Washington.

Barack Obama, aspirante por el Partido Demócrata a la candidatura presidencial de noviembre próximo, enfrentó a Bush en el Congreso y votó contra la invasión a Irak.

Hillary Clinton, por el contrario, votó a favor de la guerra y ahora parece estar sufriendo el costo político de su actuación. La derrota del capitalismo salvaje en Irak se llevará consigo muchos mitos de la sociedad estadounidense.

Stiglitz dice: "la guerra ha tenido sólo dos vencedores: las compañías petroleras y los contratistas para la defensa. El precio de las acciones de Halliburton, la antigua empresa del vice presidente Cheney, se ha puesto por las nubes". Un guarda de seguridad de la empresa Blackwater cuesta más de mil dólares diarios, sin contar el seguro de vida que paga la Casa Blanca.

Bush le quitó impuestos a los ricos y gran parte de la guerra se costea con el recorte del gasto social. El "social security", orgullo de la sociedad estadounidense, se parece cada días más a una tabla en un naufragio.

A todas estas, ¿Cuál es el interés que pueda despertar en Latinoamérica la lista de los "más ricos del mundo" que los medios en Colombia repiten como loros, de la Revista Forbes?¿Acaso ponerlos de ejemplo en un continente empobrecido y agredido por el capitalismo salvaje y sus inescrupulosos agentes en la ultraderecha?.

Mienten Bush y sus amigos, como mintieron para justificar una "guerra contra el terrorismo.
El capitalismo salvaje pierde la guerra y es un fracaso en la solución de los verdaderos problemas que aquejan a la humanidad.


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Libardo Muñoz


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