Thomas Shannon y Hillary Clinton: crónicas de unos cambios políticos en tiempos de crisis

Thomas Shannon, ex subsecretario de Estado para asuntos del Hemisferio Occidental, y ahora embajador de los EEUU en Brasil, realizó un inesperado giro en su percepción sobre América Latina en apenas los cien días de gobierno que lleva el presidente Barack Obama.  De ser una suerte de abanderado oficial contra todo lo que huela a Cuba o Venezuela revolucionarias en América Latina, o a integración política para afrontar el acostumbrado atropello de los países grandes sobre los más pequeños,  pasó sorpresivamente a ser ahora un funcionario “comedido”, de “consenso”, sobremanera “comprensivo” respecto de los cambios políticos que se operan en Suramérica.

Sentado a la mesa con países como Cuba y Bolivia, ofreciendo ahora el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Venezuela, suelta sin tapujos que su país debe respetar los “cambios internos” que se vienen operando en varios países del continente, así como los nuevos liderazgos y sectores que al presente “tienen voces significativas” (mayo de 2.009)(1).  Pero poco antes, apenas en el 2.008 (julio), soltaba prendas de la intransigencia política, condenando eternamente a Cuba por comunista y antidemocrática (en su criterio) y acusando al presidente Chávez de cooperante con las FARC y como responsable de que América Latina haya perdido espacios por abanderar los cambios para los cuales hoy pide respeto en los EEUU (2).  Entonces había “ejes del mal” por doquier.

¿La razón…?  El hombre salvó el cargo, se puede decir, si bien no para continuar siendo subsecretario de Estado, sino embajador en Brasil; pero siempre ejerciendo un trabajo, digamos.  La llegada de Obama –digamos otra vez- le estremecería el piso político, dado que desde un principio el gobernante se proyectaba en la presidencia de los EEUU bajo la óptica de los cambios, necesarios para recuperar la imagen deteriorada de su país en el mundo, así como de la desastrosa crisis financiera.

No de otro modo se puede comprender semejante mutación de criterios, travesura acrobática que muy fácilmente podría facultar afirmar que el cinismo político es el único recaudo que debe perfilar a un funcionario del Estado norteamericano.  Por supuesto, se trata de una consideración ingenua, dado que tales funcionarios deben expresar la posición de su país por encima de consideraciones personales, pero también es cierto que semejante cabriola gimnástica (brusco camio de criterio) deja mucho de qué hablar respecto del ser humano consistente que debe de encarnar en la piel de semejante funcionario.

Probablemente lo más decoroso habría sido la renuncia a cualquier trabajo político en América Latina, dado que el perfil conciliador o de cambio que presuntamente busca la gestión de Obama en Suramérica choca de lleno con su definición ideológica y visión de mundo:  Thomas Shannon fue una de las criaturas que más se opuso al entendimiento de las Américas sobre el nuevo contexto de naciones experimentando cambios.  Hoy alguien podría decir –quizás con ingenuidad política- que su nueva faceta de hombre de la “concordia” fue lo que le aseguró que siguiese ejerciendo un puesto destacado en nuestro continente.

Un tanto igual ocurrió con la Secretaria de Estado de los EEUU, Hillary Clinton, aunque no con tanta vergüenza personal como en el caso de Shannon.  En marzo de 2.009 declaraba furibundamente que Hugo Chávez debería promover una "economía de libre mercado y no caer en las políticas fracasadas del pasado", aludiendo al liderazgo transformador del presidente venezolano en América Latina (3); pero ya en mayo de este mismo año, como consecuencia de su encuentro con Hugo Chávez en la V Cumbre de Las Américas, declaraba ante la Cámara Baja del Congreso de su país que los “ocho años de aislamiento” a los que lo sometió la gestión de Bush no sirvieron para gran cosa (4).

La cosa sin duda pone a pensar, porque tanta cambiadera de opinión no es usual, más cuanto quienes la originan (Bolivia, Cuba, Ecuador y Venezuela) proponen una nueva relación de soberanía entre las América, con pérdida inevitable de geoestrategia para una de las partes; y quienes la experimentan reciben no pocas críticas en su país por su acercamiento con tanto fulano integrante de ejes malignos.  El estrechamiento personal entre Obama y Hillary con Chávez le valieron ingentes críticas en su país de parte de los factores derechistas más conservadores.  La V Cumbre de Las Américas acababa con la política del desencuentro y el silencio como medida recia para asegurar el desconocimiento y la otredad entre las partes.  Hugo Chávez regalaba un libro a Obama, luego Obama se refería a él como “amigo”, mientras Hillary lo catalogaba como una persona muy “sociable”.  Frutos del diálogo, se dirá, capaz de partos de ideas y mutación de criterios.

Pero yendo más allá, hacia las honduras de la materia política maquiavélica y calculada, no puede dejar de considerarse las movidas de piezas en el tablero de la geoestrategia política y militar de los EEUU, país de las corporaciones donde la figura personal e institucional no pasa de ser más que una expresión y madeja de unos sacrosantos intereses económicos, de incalculable poder plutocrático.  El milagro del cambio de criterio en su plantilla de funcionarios no puede estar exento de la más insidiosa de las sospecha:  que de la noche a la mañana el gobierno de los EEUU cambie su percepción respecto de la iconografía considerada por ellos de la discordia y el contraprogreso (Cuba y Venezuela) viene por un lado a llenar una larga expectativa de acercamiento largamente acariciada, pero por otro, en el contexto de la estrategia internacional, corta campo de acción a su archirival militar en el mundo, Rusia, quien hasta no hace mucho declaró su interés en intensificar su intercambio militar con Cuba a efectos de reponer una simetría de ataque que los EEUU y la OTAN  le han instalado en sus fronteras (Georgia).

De modo que la consideración boba o sana de la buena fe a la hora de acoger “nuevas” y repentinas visiones de mundo tiene tanta cabida en el discurso de la razón humana como la suspicacia de creer que el monstruo jamás muta, sino que juega sus cartas de guerra, en el fondo procurando su pervivencia a cualquier precio, como es hasta natural lo haga cualquier organismo viviente, cuyo más mínimo movimiento no habrá de ir jamás contra su propia existencia.

Notas:

(1) “Thomas Shannon:  EEUU debe respetar cambios en Venezuela” [en línea].  En Aporrea.org. – 13 may 2.009. - [pantalla 1]. - http://www.aporrea.org/internacionales/n134421.html. - [Consulta:  1 jun 2.009].

(2) Vea, por ejemplo:  “Maduro rechaza declaraciones de Thomas Shannon” [en línea].  En Agencia de Noticias de Venezuela. – 18 jun 2.008. - [pantalla 1-2]. - http://www.noticias.com.ve/91/maduro-rechaza-declaraciones-de-thomas-shannon/. - [Consulta:  1 may 2.009].

(3)  “Hillary Clinton recomienda ‘libre mercado’ al presidente Hugo Chávez” [en línea].  En Venezolana de Televisión. – 29 mar 2.009. - [pantalla 2]. - http://www.vtv.gov.ve/noticias-econ%C3%B3micas/16287. - [Consulta:  1 may 2.009].

(4) “Aislar’ a Chávez no sirvió, dijo Hillary Clinton” [en línea].  En Ansalatina.com. - [pantalla 1]. - http://www.ansa.it/ansalatina/notizie/notiziari/venezuela/20090422210934865053.html. - [Consulta:  1 may 2.009].

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Oscar Camero Lezama

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental. Animal Político https://zoopolitico.blogspot.com/

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