La Constitución que le gusta a Zuloaga y al oposicionismo venezolano

El empresario venezolano Guillermo Zuloaga, dueño de la empresa Globovisión y de varias concesionarias de vehículos, imputado hoy por la justicia nacional, por acaparamiento de automóviles, dio unas declaraciones para el canal de televisión de su propiedad, el día jueves 16 próximo pasado, que resumen el pensar de los sectores oposicionistas venezolanos con respecto al Golpe de Estado que la derecha hondureña dio contra el presidente Manuel Zelaya. Esto fue lo que dijo el coleccionista de animales, sacrificados con su arma de mira telescópica, me refiero al mismísimo Zuloaga: (Copio textualmente):

"El gobierno de Micheletti está ajustado a la constitución y nosotros quisiéramos, nos encantaría que aquí en Venezuela se respetara la Constitución como se está respetando en Honduras. Asegura además que en ese país lo que hubo fueron unas acciones que “respetaron la constitución, algo que en Venezuela no se está haciendo".

Añadió que "la constitución de Honduras establece que nadie puede ser reelegido ni nadie puede imponerse", asegurando que Manuel Zelaya "quería reelegirse o eternizarse en el poder".

Recordaré a los lectores de donde viene esa constitución que rige hoy los destinos de Honduras. Tal constitución fue aprobada el año 1982, cuando ese país se encontraba bajo la bota militar que presidía el General Policarpo Paz García, un gorila de la misma estirpe que Augusto Pinochet. Las pérfidas andanzas de este militar comenzaron el año 1975, cuando junto a otros militares de su misma ralea, integró el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas que destituyó al presidente de la república Oswaldo López Arellano e impuso en su lugar al coronel Juan Alberto Melgar Castro. Desde este año Paz García se constituyó en el hombre fuerte de Honduras, el gran elector en este país. Como hombre fuerte, dirigió luego el movimiento militar que derrocó, en agosto de 1978, a su antiguo mayoral, Melgar Castro, y colocó al mismo Paz García en la silla presidencial. Aquí estaría hasta 1982, cuando las nuevas circunstancias internacionales, obligarían a los goriletis latinoamericanos a dar paso a gobiernos salidos de las urnas electorales. Por eso, en Honduras fueron convocadas elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente, en 1980; Asamblea de la cual salió la nueva constitución de Honduras, misma que rige hoy los destinos de ese país. Como vemos, fueron éstas unas elecciones y una constituyente supervisadas, vigiladas, monitoreadas y controladas en todas sus fases por la dictadura de Paz García, que también proclamó sus resultados. En 1982, García dejó la presidencia, que ocupó entonces Roberto Suazo Córdova, presidente electo en los comicios realizados en 1981. Pero ya para este año Paz García había cumplido su labor. Honduras tenía presidente electo y también su constitución. Las fuerzas tradicionalmente gobernantes, iglesia, empresarios, partidos y ejército de ocupación, habían logrado cuadrar muy bien los términos en que se desenvolvería políticamente el país de ahora en adelante. Claro que también se había “limpiado” a Honduras de opositores críticos. Estos estaban varios metros bajo tierra, muertos, o fuera del país, huyendo de la represión.

Según vemos, la constitución de Honduras fue elaborada, en medio de unas circunstancias dictatoriales. Mientras los constituyentistas deliberaban, los militares ejercían el mando absoluto. Designaban el Reglamento Electoral, el Tribunal Electoral, el Padrón Electoral y las mesas electorales. Por tanto, tal Asamblea Constituyente no fue originaria ni por su origen ni en su ejercicio. Caben entonces las preguntas siguientes: ¿Se puede ser tan ingenuo para pensar que esa dictadura no monitoreó las labores de los constituyentes? ¿Actuaron estos con entera libertad? ¿Son legítimas unas elecciones fiscalizadas por las armas de fuego de una dictadura militar? ¿Son democráticas unas elecciones realizadas en condiciones cuando los dirigentes y partidos de oposición eran perseguidos y asesinados por el gobierno que controlaba también el proceso electoral? ¿Es legítima esa constitución añorada aquí en Venezuela por el empresario Guillermo Zuloaga? ¿Es admisible mantener una constitución, como la de Honduras, que impide la modificación a perpetuidad de varios de sus artículos? ¿Es legítima una constitución que impide al constituyente originario ser consultado para saber si está contento con su constitución? ¿Es legítima una constitución que impide al pueblo hondureño reformar la constitución que los rige?

En verdad, lo que expresó el empresario Zuloaga traduce el sentimiento del oposicionismo venezolano. Les encantaría a estos tener aquí una constitución pétrea como la de Honduras y un presidente de facto como Micheletti. Ya dieron muestra de ello cuando el Golpe de Estado contra Chávez y durante el breve mandato del impostor Carmona Estanga. Se dejaron descubrir esa vez y luego, en varias oportunidades, igualmente han quedado desenmascarados. Ya sabemos quienes son en verdad. Es mentira su condición democrática. Defienden los resultados electorales cuando estos los benefician. Así, Capriles Radonski es gobernador legítimo de Miranda y Antonio Ledezma es también Alcalde Legítimo, pero Chávez no es presidente de los venezolanos. Este, según la enrevesada interpretación seudodemocrática del oposicionismo, es producto de un Fraude y en su ejecutoria es un Dictador. Vistas así las cosas a uno no le queda otra alternativa que restearse con el Comandante, restearse con la Revolución Bolivariana en todos los terrenos. Al frente en verdad lo que tenemos es una patota de forajidos con los cuales no es posible ningún entendimiento.


siglanz53@yahoo.es


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Sigfrido Lanz Delgado


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