El Presidente de Colombia, Álvaro Uribe, esta realizando un ruleteo por países suramericanos para explicar a sus homólogos sobre el acuerdo militar que ha llevado como peón principal del imperio norteamericano.
Chile, Perú, Argentina y Brasil son algunas de las naciones que han sido visitados por éste y según él mismo, estas les han concedido su voto de confianza por lo que todo esta listo para que Estados Unidos utilice el territorio colombiano para montar sus bases militares, las cuales son complemento “y que” para la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo, llevar a cabo operaciones contingentes, logística y entrenamiento, esto de acuerdo al lenguaje que utiliza el imperio. Por otra parte, estas bases serian sustitución de la base de Manta en el Ecuador, la cual los norteamericanos deben abandonar este año.
El martes próximo pasado, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, el general James Jones, se reunió con el asesor de la presidencia brasileña para asuntos internacionales, Marco Aurelio García, quien le manifestó por una parte, que no le parecía que cerca de la frontera de una región como Amazonía, objeto de codicia internacional, fuese positivo, pues el alcance de esas bases y sus objetivos no estaban muy claras para el Brasil; además indico García que le había señalado a Jones que la postura del Brasil no era ideológica, sino porque su gobierno tenia buenos nexos con Colombia y que su presidente buenas relaciones con el presidente Uribe.
La respuesta del general James Jones no se hizo esperar y le refuto claramente: “El Presidente Uribe tuvo la sensibilidad para entender que el clima de la región no estaba bien, por eso en un gesto positivo, un gesto de humildad, Uribe visitaba las naciones sureñas porque concretamente se dio cuenta que las cosas no fueron bien comunicadas”.
Pero, la realidad es que con una simple maniobra diplomática Estados Unidos demostró que el recientemente creado Consejo Sudamericano de Defensa (CSD) de inspiración brasileña es, hasta ahora, un tigre de papel. En realidad América del Sur, es una región donde no existen amenazas letales a la seguridad estadounidense, no hay países que proliferen nuclearmente, no se divisan terroristas transnacionales de alcance global que operen contra intereses de Washington, es una de las más pacíficas del mundo, tiene regímenes democráticos en todos los países y posee, conjuntamente, un bajo nivel de antiamericanismo, sin embargo Venezuela es uno de los enemigos a vencer por su revolución pacifica, por eso tenemos que discutir por qué Estados Unidos necesita usar bases militares en Colombia. Bogotá no acepta debatir el tema -y de allí el ruleteo diplomático presidencial bilateral de estos días del presidente Álvaro Uribe- como tampoco Washington quiere explicar su política a la región. En todo caso, el consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, James Jones, ya visitó Brasilia y le informó al gobierno del presidente Lula la decisión de su gobierno.
En ese contexto, desde mediados de los noventa el Comando Sur se ha ido transformando en el enarca militar de Estados Unidos para el Caribe y América latina. Estacionado en la Florida, el Comando Sur tiende a comportarse como el principal interlocutor de los gobiernos del área y el articulador cardinal de la política exterior y de defensa estadounidense para la región. El perfil proconsular del Comando Sur se observa y comprueba mediante el análisis empírico del vasto conjunto de iniciativas, acciones, desembolsos, ejercicios, datos y manifestaciones que diseña y ejecuta en torno de las relaciones continentales. El restablecimiento de la IV Flota es apenas uno de los últimos indicadores de una ambiciosa expansión militar en la región que no contó con ningún cuestionamiento del Departamento de Estado ni de la Casa Blanca.
Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen. Por supuesto, el uso de varias instalaciones militares en Colombia le facilita al Comando Sur lograr parte de su proyecto proconsular: ir facilitando -naturalizando- la aceptación en el área de un potencial Estado gendarme en el centro de América del Sur. El mensaje principal es para Brasil y para Venezuela. Más allá de las coincidencias políticas y de negocios que estas dos naciones puedan llevar con Washington, Estados Unidos buscará restringir al máximo la capacidad de Brasil en el terreno militar y Venezuela en el terreno revolucionario, por lo que buscará acrecentar su propia proyección de poder en la Amazonia.
De ahí que una vez mas el imperio se crea que somos el patio trasero de su casa. Por eso tenemos que estar todos los latinoamericanos y caribeños en estado de “ALERTA”. Nosotros reafirmamos la voluntad de transformarnos en paz y en democracia, nuestro “subdesarrollo” realidad social, recuperando nuestros bienes y recursos naturales. Como revolucionarios estemos claros, el imperio avaló todos los hechos del golpe militar de Honduras, avanza con su IV flota por nuestros mares y ahora con la instalación de estas bases militares en Colombia, debemos preguntarnos: ¿Contra quién se levanta semejante e innecesario poderío militar?, necesario es desenmascarar el objetivo de Uribe-Obama. Ellos si vienen a desestabilizar a los gobiernos que no se les arrodilla ni ofrenden obediencia.
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