Drogocracia: del mafia drogo, droga y toda suerte de estupefacientes; y del griego kratos, gobierno. El imperialismo norteamericano nos impone ahora la Drogocracia como forma de gobierno de los Países que invade, los siembra de bases militares y le roba sus riquezas y su soberanía.
Informes confiables de las diversas instancias de mediciones y de trabajo con las estadísticas dan cuenta que los EEUU tienen alrededor de 80 millones de consumidores compulsivos de estupefacientes, y un poco más de 20 millones que son consumidores, pero que se hayan en cierta condición de anonimato, de auto control, y de disimulado recato. En suma el Imperialismo tiene en sus entrañas no menos de 100 millones de drogómanos que necesitan sí o sí, de la manera que sea, bajo o robo, asesinato o mediante el chantaje o el destrozo de cualquier bien humano o material; su dosis diaria de cocaína, heroína, o cualquier menjurje conocido bajo del nombre de psicotrópico.
Si hacemos un elemental ejercicio aritmético, tomando como promedio de consumo semanal 10 gramos de cocaína por cada una de las personas de los 100 millones que consumen, la multiplicación nos daría 1 millón de kilogramos de lunes a domingo. Si tomamos en cuenta que 1 kilo de cocaína cuesta más o menos 150 mil dollares, eso nos arrojaría la astronómica cifra de 150 mil millones de dollares por semana. Nótese que estamos hablando de cocaína y no de heroína cuyo precio por kilo se cotiza en 300 mil dollares.
Siguiendo en el juego de la aritmética, les proponemos hacer un simple ejercicio comparativo: si Venezuela, nuestro País, obtiene de la exportación del petróleo, su principal recurso energético, cerca de 2.500 millones de dollares semanales, que podemos comparar con lo que la dirigencia del Imperialismo obtiene por la venta de su cocaína, 150 mil millones de dollares, la diferencia nos dice que el producto de la venta de la droga es 60 veces más que la venta de los hidrocarburos. En otras palabras, lo que el imperialismo gana por la venta de su droga en una semana, es mucho más de lo que Venezuela perciba por la venta de su petróleo en 1 año.
Estos 100 millones de drogómanos constituyen para el Imperialismo norteamericano, en primer lugar, un mercado gigantesco para el consumo de su droga, su principal riqueza, mortífera, pero riqueza al fin, y que representa a todas luces, más del 60% de su economía. En segundo lugar, Esos 100 millones de drogómanos no pueden vivir sin la droga de su mamá Estado, lo cual se erige como una amenaza bien sería para el establishment del imperialismo, en caso de que el suministro oportuno fallara. Y en tercer lugar tal masa de consumidores, un tercio de la población, está inhabilitada para cuestionar y atacar al Imperialismo dueño de la droga y por lo tanto de su vida y de su muerte.
Tal estado de cosas, ignoradas en su fondo, tal vez por su desfachatada desnudez, configura un cuadro tétrico y horroroso que nos muestra descarnadamente nuestra equivocación al creer en aquellos cuentos de caminos que nos hablaban de una DEA para combatir el tráfico de las drogas, de un Plan Colombia para combatir a los narcotraficantes y a los terroristas de las FARC, de unas bases militares enclavadas y por enclavar en el territorio latinoamericano para declararle la guerra a los barones de la droga y a los grupos insurgentes del “peligro comunista”. Siguiendo esa equivocación nuestra, equivoco inducido desde luego por la propaganda guebeliana de los aparatos ideológicos del enemigo, terminamos por creer como creyones que los gringos instalaban las bases en Colombia para adueñarse de la Amazonía, que sin duda quisieran tener bajo su feudo, para ponerle la mano a la riqueza petrolera y gasífera de Venezuela, de Bolivia y del Ecuador, que indudablemente tampoco desprecian; para ponerle las pezuñas encima a el proceso bolivariano de cambios y reivindicaciones populares, lo cual es innegable, pero no es la razón fundamental; y no nos dimos cuenta a tiempo, de que esas bases están siendo instaladas con el principalísimo fin de proteger la mayor producción de Cocaína del mundo, apertrechadas en una red de laboratorios en todo el territorio neo granadino. No hemos sopesado en toda su gravedad, que esas fulanas bases también son para proteger y garantizar los grandes envíos de esa droga a los mercados de EEUU, de Europa y de Asia.
La instalación de las bases en Colombia es también la manifestación de que el Imperialismo Yankee quiere ir más allá de colocar a los Jefes de los Carteles, en la presidencia de la nación; también diputados al congreso, gobernadores, alcaldes, diputados provinciales en el gobierno de Méjico, de Perú, y muy especialmente de Colombia, donde uno de los jefes de carteles fue puesto por los mecanismos imperialistas (sicariato, paramilitarismo, todo el potencial económico de la droga) en la mismísima presidencia de la República
Este es un momento primordial, momento de revelación en que la verdad queda lavada. Es aquel momento crucial definitorio en 100 años de soledad cuando el rollo de Melquíades queda develado, y se muestra al descubierto toda la simbólica encriptada de una tradición cultura que encarcela sin remedio a la familia Buendía.
Ahora sabemos porqué se daban los cacareos del Imperialismo con el narcotráfico,”la narcoguerrilla”, los decomisos, la decertificación, los extraditables, las plantaciones fumigadas, los gobiernos que no colaboran en la lucha en contra del tráfico de estupefacientes, y toda esa sarta de mentiras con que nos han mantenido engañados hasta este instante en que la luz ha brotado de toda esa gruesa y fétida capa de estiércol:
EL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO ES EL DUEÑO DEL NEGOCIO DE LAS DROGAS EN TODO EL MUNDO CAPITALISTA, Y PRETENDE ACUSAR DE SUS CRÍMENES A TIRRIOS Y TROYANOS.
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