Uno no entiende como el cura Benedicto XVI considera que las acciones del comunismo “son siempre inmorales” y que el “partido” consideraba “bueno” todo lo que le servía, “por muy inhumano que fuera”.
Este cura es como cierto número de sacerdotes católicos que conocemos y otro cierto número –cada vez más reducido- de oposicionistas venezolanos, por aquello de que tienen mala memoria.
Reviso el trabajo “Postura de la Iglesia católica en el proceso de emancipación de Venezuela”, escrito por el guariqueño Jonás Flores, Licenciado en Educación mención Teología de la Corporación Universitaria Adventista, egresado en la misma especialidad por la Universidad Simón Rodríguez y Magíster en Historia de Venezuela en la Universidad de Carabobo y encontramos unos tremendos datos que ponen en evidencia a esa Iglesia católica de la que habla el cura Benedicto XVI, y vemos que la misma ha tenido una gran experiencia en eliminar y maltratar a la gente, de allí que este sacerdote no tiene capacidad para hablar de inmoralidad, aunque los comunistas de su época hayan perdido la línea del verdadero socialismo.
En el intertítulo “Alusión al tribunal de la inquisición y su relación con los límites entre la religión y el Estado”, Jonas escribe:
“En el año 1483 fue establecida definitivamente en España con el reconocimiento de los reyes Fernando e Isabel una de las más terribles maquinaciones del papado, a saber, el Tribunal de la Inquisición. Éste tuvo su origen bajo el pontificado de Gregorio IX en el año 1.229; era un instrumento de tortura y persecución para todo aquel que se mostrase sospechoso de obrar contrariamente a la fe católica, y a quien se encontrara culpable se le juzgaba bajo los más viles procedimientos, para ser castigado en prisión o para que muriera en la hoguera”. Y más adelante:
“La Inquisición se valía del poder civil para que este le sirviese de apoyo en el cumplimiento de sus objetivos, no obstante la misión de juzgar a los procesados correspondía a la Inquisición. También los inquisidores gozaban de inmunidad legal, y además eran objeto de adulación de parte de las autoridades de la colonia”.
Es más, Ángel Francisco Brice, citado por Jonas Flores, refiere que él escribió en El Constituyente de Venezuela durante el año 1812 (Ediciones de la Presidencia. Caracas), que “por disposición del emperador Carlos V, de fecha 10 de marzo de 1553 se dictaminó que ni el Consejo de Indias, audiencia y gobernadores u otro tipo de autoridad, debía entrometerse en las disposiciones de este tribunal, lo cual indica la completa autonomía y decisión en los asuntos en los cuales tenía que legislar”.
Todo lo anterior nos dice que nada más criminal que la Iglesia católica, a la que no le importaba (¿habrá cambiado?) un pito ni un silbato eliminar a quien le pareciera y, de paso, tenían inmunidad, como los agentes de la cía y soldados estadounidenses. Y no venga ese religioso a decir que era mentira o es una historia que pertenece al pasado y que no hay que ocuparse de eso como dice el moreno Obama, porque a eso es a lo que recurren cuando son criticados.
Es mas, no hemos escuchado al cura Benedicto XVI decir ni pío con relación al muro levantado por los judíos ni sobre el otro muro levantado entre Estados Unidos y México. Verdaderas “fronteras de muerte”. ¿Qué acciones eran consideradas malas o inmorales por la Iglesia católica, durante la Inquisición y siglos posteriores –hasta el presente- por los millones de muertes que han dejado las guerras y el poder económico.
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