A pocos días de las elecciones presidenciales del 3 de diciembre, el clima político venezolano levanta temperatura y enciende pasiones por derecha y por izquierda.
Este domingo los venezolanos tendrán la oportunidad de ratificar el camino elegido hace ocho años apoyando la candidatura de Hugo Chávez, o de torcer drásticamente la orientación política votando por el candidato de la derecha Manuel Rosales.
La opción en Venezuela está claramente planteada y no hay lugar a medias tintas. Así pudo verse durante el cierre de campaña de ambos candidatos este fin de semana en Caracas.
La movilización del candidato Rosales supo caracterizarse a través de consignas que rechazaban el “Castro-Comunismo” del gobierno de Chávez, la “ideologización de la educación” y “la regaladera de dinero” a países como Bolivia, Uruguay y Argentina. Y como para muestra basta un botón, recordemos que el candidato Rosales expresó hace algunos días que de ser presidente, no enviaría “un solo barril más de petróleo para Cuba”.
Por su parte, el cierre de campaña del candidato bolivariano realizado el domingo y denominado “La Gran Marea Roja”, hizo notar a las claras no sólo la orientación política del proceso venezolano, sino además el carácter irreverente de un pueblo que paso a paso va adquiriendo conciencia de su protagonismo. Con consignas irónicas como “Hordas Chavistas y Castro-Comunistas” y “Venezuela es Roja-Rojita”, los simpatizantes del candidato a la reelección reeditaban los slógans de la candidatura derechista (coreadas el día anterior por señoras y caballeros en la parte más rica de la ciudad), reafirmando su desición de transitar, le pese a quien le pese, el sendero de lo que se dio en llamar el “Socialismo del Siglo XXI”.
Pero más allá de las consignas contrapuestas durante la campaña electoral, los sectores identificados con ambos candidatos y sus propuestas de gobierno difieren diametralmente.
Mientras que el candidato de la oposición es apoyado por los partidos políticos de la denominada Cuarta República, los grandes empresarios, los medios de comunicación y algunos sectores de la clase media y alta, el candidato Chávez cuenta con el apoyo de las organizaciones sociales, los partidos de izquierda, los medios de comunicación alternativos y, evidentemente, con el respaldo mayoritario de los sectores populares.
Según palabras de Simón Uscátegui, Coordinador del Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora, “Con el gobierno revolucionario han sido entregadas a los campesinos más de un millón 200 mil hectáreas de tierras que estaban en manos de latifundistas, nos beneficiamos de las misiones. Hoy contamos con un país que busca el desarrollo económico y la soberanía alimentaria”.
Para Ricardo Márquez, director de la televisora comunitaria Catia Tve “votar por Chávez es legitimar nuestro propio proceso de crecimiento, legalización y consolidación como medios comunitarios. Además no es sólo Venezuela, es la Patria Grande”.
Contrariamente, para Carlos Sandoval, titular de Fedecámaras (Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela) del Estado Carabobo, este gobierno “es totalmente atentatorio contra el derecho a la propiedad privada”, por lo que exhortó “con mucha vehemencia a todos los venezolanos a salir a votar, y a pensar muy bien su voto ante el inminente riesgo que se está corriendo en el país de perder la democracia en manos de lo que hemos estado viviendo en los últimos ocho años”.
El 3D
El proceso electoral del 3 de diciembre viene siendo atacado desde hace más de un año por los sectores de oposición. En diciembre de 2005 estos grupos retiraron sus candidaturas de las elecciones parlamentarias, dejando sin ningún tipo de representación a sus electores, tras argumentar que el Consejo Nacional Electoral (CNE) no era confiable.
Desde ese momento, su estrategia ha oscilado entre el rechazo a todo proceso electoral y el cuestionamiento de ciertos aspectos, como el voto electrónico. Durante estos últimos días, la crítica se ha centrado en el mecanismo mediante el cual se auditarán el 54% de las mesas, según determina la Ley del Sufragio.
Es por ello que los sectores ligados al candidato a la reelección desconfían de las intenciones reales de la candidatura de Manuel Rosales. En este sentido, argumentan que su verdadero objetivo es desconocer los resultados anunciados por el CNE, denunciando un supuesto fraude para amplificarlo luego por los medios de comunicación privados. De esta manera pretenderían generar una serie de movilizaciones y sabotajes que desemboquen en un escenario de conflictividad social similar al del 11 de abril de 2002, cuando sectores de oposición y el mismísimo Manuel Rosales encabezaron un golpe de Estado contra el gobierno de Chávez.
Esta hipótesis se ve fortalecida en tanto, según las últimas encuestas, el candidato Chávez cuenta con el 59,7% de los votos, mientras que Manuel Rosales estaría en el 39,6%. En este sentido, argumentan, el candidato opositor no tiene posibilidades de llegar a la presidencia mediante la vía democrática, lo que justificaría una aventura golpista con el apoyo de los medios de comunicación privados que, al día de hoy, dan por sentada la victoria del candidato de la derecha, desconociendo misteriosamente los números publicados por las encuestadoras. Recordemos que hace pocos días el propio Rosales, en rueda de prensa, aclaró que él “tenía sus propios números: el concierto de Shakira y el juego (de béisbol) entre el Caracas y el Magallanes”, donde según sus seguidores, se habrían coreado sus consignas.
Lo cierto es que la jornada electoral del domingo 3 de diciembre encontrará a seguidores del Presidente y candidato Hugo Chávez, y a simpatizantes del conservador Manuel Rosales en las puertas de los centros de votación, controlando el desarrollo del proceso y defendiendo su opción electoral.
Será tarea del pueblo venezolano hacer valer la desición de la mayoría, y tarea de todos los latinoamericanos acompañar este proceso que de un tiempo a esta parte ha llegado a representar las aspiraciones de millones de personas en nuestro continente.
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