Parece ser marabino, de tez oscura y le gusta el Twitter. Y comienzo el exámen. En reciente gorgeo suyo, o tweet, escribió: “La campaña del PSUV se viste de negro pronóstico con la designación de Aristóbulo Istúriz, alias el inservible”. Allí se aprecian varias cosas. Primero, el racismo del “chiste” y su doble connotación. Pretendiendo agredir al revolucionario psuvista, el Padre Palmar también se agrede a sí mismo porque su piel es del mismo color que la de Istúriz, objeto de su disimulada “ofensa”. Odia pues su propio color el levita marabino (¿será marabino de verdad?) tanto como para castigarse a sí mismo con un “colorido” chiste que lo incluye.
Hablemos ahora de la levita; fíjense lo que escribe: “….se viste de negro pronóstico”. ¿De qué color es el balandrán de este “Apostol”? También es negra su sotana casualmente, es decir, su vestimenta; lo que significa que siguiendo su razonamiento: “La Iglesia Católica” –a la que el pretende representar- “está vestida de negro pronóstico”. Otra vez se agrede a sí mismo el cura del cuento, y esta vez también a la institución que lo cobija. Remata con el apodo de “el inservible” para Aristóbulo. Para cualquier Psicólogo es evidente la existencia de un mecanismo de defensa llamado proyección en este comentario: el prelado se sabe un “bueno para nada” y proyecta su sentimiento en otros, lo que lo descarga del bajo concepto que tiene de sí mismo. Y es cierto, como político que quiere ser sólo llama la atención porque es sacerdote. Sus comentarios son tontos, pulcramente superficiales y para nada inteligentes.
Sólo porque es cura hay gente que lo lee. Allí está una de las ganancias de su autoflagelación: “Me mortifico y me mortifican- lo que gozo porque soy masoquista- pero además llamo la atención, yo, que soy un soberano pendejo”. Pero hay una segunda ganancia y está en el “cepillo” dominguero que corre por los pasillos de su Iglesia semanalmente. ¡¿Cuánto ingenuo no habrá dejado quien sabe cuanto en el cepillito colector del cura “redentor”?! Vean en sus tweets como defiende a las casas de bolsa, a los fondos mutuales y a la especulación libre con el dólar norteño. ¿Será que del cepillo santificado, el depósito de los fieles cambiaba de divisa antes de la promulgación de la Ley de Ilícitos Cambiarios? Aquí queda pues la posible semblanza de un personaje que es cura, se autoflagela y lo goza, insulta, y probablemente negociaba con lo que hoy es delito. ¡Ah, bueno, y como pueden ver, también es bruto el cura de marras.
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