La pandillita en campaña

-Sin tetas no hay elecciones. Yo te pongo las lolas y tú pones el voto. En jerga capitalista, una transacción mercantil para ocultar fondos de orígenes imperiales. Una muestra más de cómo piensan estos candidatos opositores al pedirle sin vergüenza alguna y sin sostén ideológico el voto a la mujer venezolana. Solo dos buenas razones siliconadas.

-Sin necrofilia no hay elecciones. La muerte como bastión político y promesa electoral. Los siameses deben estar chingos por sacar una foto del Sr. Franklin Brito en su urna, ya que eso les quitaría al menos en parte, la mortificación por la apertura de las compuertas de Guri. Su marcha inaugural de campaña fue como un funeral con todo y carroza mortuoria, todos de luto activo, como muertos vivientes y viceversa.

-Sin fraude no hay elecciones. Todos avalan al CNE, menos ellos porque todo les hiede. Se defienden como el mapurite y luego alegan que el aire está viciado. Por eso el eslogan “Somos mayoría”. Si, de rufianes golpistas, de guarimberos irredentos, de roedores de la patria, de cipayos imperiales. En eso, aun candidatos, son mayoría calificada. Ninguno se pronuncia tajantemente sobre su confianza en el árbitro electoral, siempre hay una condición, un dejo, una suspicacia, un mohín. Si lo hacen, luego se desdicen o aparece otro cacique sospechando.

-Sin triunfo no hay elecciones. Consecuencia de lo anterior. Con su “mayoría mediática” se lanzan con eso de que si no ganan lo que viene es protesta, destrucción y caos. La desesperación los apiña frente a cámaras y micrófonos cual familia Adams o Monster, para amenazar con acabar el país ante “el plan del reeegiiimeenn de no aceptar el triunfo opositor”.

Sin Washington no hay elecciones. Todo el libreto de la actuación opositora viene de allá. Para eso los dignos representantes de la ultra derecha criolla fueron pagados. Ese laboratorio tiene experiencia en guerra sucia y de baja intensidad. Hay que tener especial cuidado con la publicidad subliminal, pues siempre apelan a ella en trances electorales, así como con una espiral de violencia cercana a la fecha electoral. Los medios de comunicación se han sincronizado para describir de forma dramática casos de crímenes así como los problemas que se presentan en las comunidades. En la Casa Blanca saben muy bien que las encuestas dibujan un panorama sombrío para la oposición. De allá sale la pauta que siguen los pitiyankees domésticos.

-Sin tarjeta de racionamiento no hay elecciones. Una idea del Líder Comandante, la Tarjeta del Buen Vivir, los tiene frenéticos y ladrando mentiras de las cuales se hacen eco los medios de la derecha internacional. Una iniciativa para dar mayor y mejor acceso a los venezolanos a los alimentos, pretenden reducirla en su desfachatez, con racionamiento. Olvidan su infame tarjeta “Mi Negra” con la cual el “Encandilao del Catatumbo” asilado de postín de Alán García e idolillo rupestre de la caterva opositora, intento engañar a los electores en pasados comicios.

Finalmente, difiero de quienes dicen que la Pandilla Opositora no tiene un líder. Si lo tienen en la muerte y la mentira. La primera los nutre en planes, la segunda los vuelve locuaces. Aquella los seduce, esta los anima. Son ellas quienes diseñaron su campaña electoral y es su legado el quieren llevar a la Asamblea Nacional.


pladel@cantv.net


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Plácido R. Delgado


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