Los filósofos pondrán el “grito en el cielo” porque ellos interpretan la Historia pero, en ocasiones, “no se ensucian los zapatos”. Hemos considerado que en el supuesto marco de estudio, discusión y confrontación ideológica de la Revolución hay poco de marxismo y mucho de lo demás y, quizás, por ello, no se logre alcanzar a comprender ciertos “detalles temporales” del proceso revolucionario bolivariano. Cuando Hugo Rafael Chávez Frías propuso la realización de una constituyente estaba manifestando su programa estructural de cambios en el marco del capitalismo criollo pero ¿ello qué significó en el proceso revolucionario venezolano? Chávez Frías no se fue de “bruces” proponiendo lo imposible sino, en el marco de las teorías aquellas, concentró su propuesta en un solo paso post-alcanzar el triunfo eleccionario del Ejecutivo; en última instancia, tuvo una lectura más marxista que ciertas izquierdas, mas reformistas, proponían independientemente de si en su propia estructura de pensamiento ello fuera la base de su análisis histórico-necesario. Debemos reconocer que nuestro amigo y camarada caribeño tenía razón y nos estábamos equivocados. Pero ese es otro tema más de concepción teórico-praxis para aquellos momentos internacionales.
Al alcanzar el Poder Ejecutivo y sobre la consulta demo-participativa, la sociedad se manifestó a favor de un proceso constituyente, es decir, la Revolución comenzó por la “superestructura”. No vamos a exponer toda una descripción sistemática del proceso de cambios profundos en el Poder Legislativo para ello están los órganos responsables de transmitir los logros y alcances en ese sector específico. Pero buscamos destacar que mientras se discutían y se aprobaban cambios en la superestructura-constitucional, la estructura económica y su impacto “aguas abajo” era, tangencialmente, “tocada” más por un proceso “etapista” que por imposición dogmática. Ese proceso legislativo y su consecuente aplicación fueron desarrollando las contradicciones lógicas en el marco de la realidad histórica venezolana que se manifestaron, las contradicciones, en el “Golpe de Abril”. Podríamos señalar las variables que fueron impactando el proceso de manifestación “pequeño-burgués” dirigido tanto por las oligarquías criollas, sus clases sociales más favorecidas en el marco de desarrollo de la economía-ideología venezolana durante la 4ta República conjuntamente con un escenario internacional de derechas que se manifestaban, a lo interno de ese conjunto opositor a la Revolución Bolivariana, en dos vertientes: la socialdemócrata pro-yanqui y la democristiana pro-eurocéntrica ambas con proyectos político-económicos diferentes. En ese escenario, las contradicciones entre el sindicalista Ortega y el empresario Carmona se manifestaron en quienes estaban en Miraflores en aquel aquelarre cuando aquella “juramentación”. Es decir, el proceso histórico que abarca los tiempos desde el triunfo electoral primario de Hugo Rafael Chávez Frías hasta el “Golpe de Abril” lo podríamos considerar como el “proceso primario” de la 1ra etapa de la Revolución Bolivariana. Es verdad que la fecha del “13 de Abril”, “Día de la Dignidad Nacional”, es una fecha y un hecho histórico fundamental en el proceso revolucionario como lo es el proceso del “Paro Petrolero” pero salvando las distancias por varias razones importantes: el sector militar no jugó un accionar fundamental; el sector de la “oligarquía petrolera” mantenía un pensamiento “pequeño-burgués” decadente y racista; la movilización popular se mantuvo y la internacionalización del proceso revolucionario se manifestó en positivo. Pero no por ello es menos importante y fundamental; en el marco de un análisis marxista son “hechos históricos” consecuentes al “Golpe de Abril”. Tanto la burguesía criolla conjuntamente con la oligarquía, la pequeña burguesía y sectores obreros y populares adscritos a las mentalidades capitalista-consumistas tenían que reaccionar post-fracaso de los momentos del Abril primaveral.
El líder y Presidente de la Revolución Bolivariana y de la República Bolivariana, respectivamente, ha dicho y repetido que “aprendió la lección”. Esta declaración pública es importante en el marco del comienzo de la 2da etapa del proceso revolucionario bolivariano. Chávez Frías se percató, dramáticamente, de cuáles son las verdaderas actitudes de ese conjunto criollo y extranjero que hemos titulado como “las derechas”. Su actitud leninista –aunque no lo sea- de tomar al “toro por los cachos” lo obligó a él y su circunstancia a profundizar, globalmente, en el significado y la praxis de la Revolución Bolivariana. Se comenzó a mirar a profundidad en la estructura del propio sistema capitalista para transformarlo en base al marco jurídico ya aprobado. Se comenzó a horizontalizar la democracia participativa. Es decir y en conociendo las contradicciones temporales por asimetrías entre el diálogo de la estructura con la superestructura, el Ejecutivo comenzó a tomar decisiones que tocaban las propias estructuras en el carácter de la propiedad, es decir, del propio sistema capitalista y comenzaron a “aparecer” manifestaciones socialistas en el marco de lo económico, es decir, en la conformación y ejecución de medidas económicas, sustentadas en leyes aprobadas, que veían como las estructuras capitalistas de orden histórico-dependiente-capitalista existentes y consolidadas durante el periodo de la 4ta República se iban “desmontando y desplazando” hacia organizaciones sociales-económicas social-socialista. Pero esa nueva realidad iba desarrollando problemas teóricos que eran y son de perentoria necesidad resolver. Pongamos un ejemplo sencillo y, ahora, cotidiano. ¿Qué son los consejos comunales, es decir, sus componentes sociales; son propietarios, son obreros, son gerentes, son ideólogos, se expresan como sindicatos, en ocasiones; como propietarios, en otras; como banqueros, en algunas? Ese es un tema teórico que la Revolución Bolivariana tiene que definir, es decir ¿es la respuesta y/o son las respuestas a la definición parcial de lo que significa el “socialismo del siglo XXI”’?
Y aquí entraríamos en la 3ra etapa de la Revolución Bolivariana. Es de evidencia lógica que buscar las respuesta a aquella sola inquietud dada como un solo ejemplo de múltiples realidades que se han desarrollado durante el proceso revolucionario bolivariano es un diálogo permanente, a lo interno, entre tres factores: el pueblo involucrado, el Legislativo y el Ejecutivo, fundamentalmente, apoyados y en permanente colaboración y diálogo con los Poderes constitucionales conocidos. Es decir, que si en la próxima Asamblea revolucionaria, la Revolución Bolivariana alcanza la mayoría absoluta aun con el lógico juego democrático legislativo, aquel diálogo teórico arriba propuesto permitirá que tanto a nivel de la estructura como en el marco de la superestructura, las contradicciones sean menos asimétricas además de construir una teoría necesaria y obligada de qué es y qué significa la Revolución Bolivariana permitiendo una praxis también obligada y necesaria en el proceso de profundización de la Revolución.
En ese escenario, se presentan las contradicciones con y entre los factores ajenos y que se oponen a la Revolución Bolivariana, a la democracia participativa y los nuevos modelos de organización socio-económico del sector de la sociedad venezolana que participa en el proceso revolucionario; además, esas nuevas realidades en el marco de una Asamblea “roja, rojita”, en su mayoría parlamentaria, obligadamente, impulsará en sectores intelectuales la producción de la “teoría revolucionaria” y, por ende, la nueva ideología autóctona criolla-bolivariana en su nueva etapa. Tarea nada fácil y permanente.
Pero hay un sector externo que debemos mantener presente. Hay manifestaciones conocidas de buscar socavar el triunfo y consolidación de esta nueva etapa de la Revolución Bolivariana. ¿Por qué los factores externos son tan persistentes en su búsqueda de “tumbar” a Chávez Frías y desmontar el marco tanto superestructural como estructural alcanzado actualmente durante estos años de Revolución Bolivariana? ¿Hay contradicciones entre el sector externo y el sector interno que se oponen visceralmente al proceso revolucionario bolivariano? Comencemos por la segunda inquietud. Es un discurso recurrente que la oposición venezolana no tiene líder, proyecto, propuesta, ni actividad de calle como la tenían tanto Acción Democrática como Copei de antaño. Ello es profundamente grave y delicado por el carácter “facha” de algunos sectores que fungen como dirigentes de la oposición. Pero más grave sería la ignorancia en propuestas estudiadas teórico-prácticas aun en el marco del sistema capitalista ante las propuestas revolucionarias criollas y socialistas como las que se proponen y se impulsan desde los factores del Poder revolucionario, es decir, el poder popular, la democracia participativa y los propios órganos del Poder del Estado. Por ello aquel discurso desde las filas revolucionarias cuando se expresa que la oposición a la Revolución Bolivariana desea “regresar al pasado”. Pero los factores externos si tienen un proyecto global y profundamente capitalista que no vamos a entrar a describir en esta oportunidad pero que, en ese marco de realidades, es necesario y obligado tener presente, bajo la teoría maoísta, que debemos concentrarnos en lo que es importante para el proceso revolucionario en el escenario de los factores externos como es el triunfo en la elección de los nombres propuestos para el Parlatino porque una simple mirada a los nombres de los candidatos podemos conocer nombres de “amigos y camaradas” con una muy amplia experiencia internacional que son fundamentales en el escenario que representa ese órgano legislativo continental. Y aquí volvemos a entrar en el tema teórico permitiéndonos algún ejemplo histórico. En la primera etapa de la Revolución China (1921-1927), Joseph Stalin decidió, con todas las consecuencias del caso, “jugárselas todas” apoyando con “hombres y armas” al proceso frentista revolucionario chino, obligado según las propias realidades histórico-globales de aquellos momentos que no fueron entendidas por otros líderes revolucionarios. Un básico análisis de las realidades que vivieron Mijail Borodin, Mäling, actitudes de Chiang Kaishek, Sun Yatsen, y el Comité Central del Partido Comunista Chino y el Komintern nos enseñan que el factor externo fue fundamental en tanto y cuanto a lo interno de las realidades chinas en su proceso revolucionario como en el marco de la Internacional Comunista. Bien lo mencionó José Miguel Ferrer, diplomático venezolano, Cónsul General en Shanghai (1936), años posteriores, cuando informó a nuestra Cancillería sobre el Acuerdo alcanzado entre la Alemania de Hitler y el fascismo militarista japonés contra las acciones y paradigmas de la Internacional Comunista, concretamente, en China. A pocas palabras…
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