Compatriotas, entreguen las armas

Me dirijo a quienes han estado no solamente en funciones de dirigentes de las acciones del PSUV orientadas a llevarlo o mantenerlo en el sitial de honor en defensa de este proceso revolucionario, sino también, a quienes han venido detentando funciones administrativas en los distintos espacios de la vida publica nacional, vale decir, diputados, ministros, directores, presidentes de institutos autónomos, concejales, gobernadores, alcaldes,

Por menos que estos resultados, en otras latitudes, los dirigentes han dimitido por dignidad, pues no fueron capaces de estar a la altura de los compromisos que se les encomendó. En la historia hay muchos casos que bien vale la pena imitar.

Con suma preocupación he ido asistiendo al deterioro progresivo de los resultados electorales de las últimas elecciones. Cuando se dio la elección de gobernadores, le envié una carta a Aristóbulo y a Tania Díaz, y me di a la tarea de hacer entrega directa en la recepción de VTV, donde expresaba con mucha angustia los resultados que indicaban los espacios ganados por la oposición, al llegar a obtener la mayoría para gobernar estados emblemáticos que a mi juicio pensé que jamás volvería a ver. En ella pedía a estos compatriotas que se reunieran con un grupo que yo me comprometía a convocar, a fin que pudiéramos discutir sobre esos terribles resultados y proponer algunas ideas orientadas a dar nuestro pequeño aporte para detener ese deterioro. La respuesta fue el silencio.

Cuando veo ahora estos resultados, y consciente que el CNE tiene un reconocimiento universal, muy defendido por nosotros, de su transparencia, no podemos acudir a la cultura cuarta republicana de gritar fraude, pues lamentablemente no, hemos perdido en buena lid inmensos espacios que deben poner a pensar a nuestros representantes ubicados en las posiciones de vanguardia.

Dejemos los eufemismos para calificar una pírrica victoria, la cual cada vez se reduce a pasos agigantados. Veamos solamente que hasta las elecciones donde se planteaba la reforma de la Constitución, mantuvimos más o menos a raya la votación de la oposición. Su aumento era prácticamente irrelevante, pero siempre me digo, aunque sea un voto que hayan aumentado, eso hay que ponerle cuidado. Hoy, tristemente vemos como, a no ser por el sistema de votación proporcional que tenemos, evidenciamos una votación general de la oposición un algo superior a la nuestra. A no ser, repito, por el método de escogencia proporcional, hoy estaríamos ante la presencia de una Asamblea Nacional, ya no roja rojita, sino, multicolor y con la mayoría. ¿Qué pasó?, ¿de donde salieron ese millón y medio de votos de la oposición? A mi juicio, muchos de esos eran nuestros, pero ¿Cómo ante los evidentes y profundos cambios estructurales hasta ahora impensables, tendientes a reducir la brecha de la injusticia social, en vez de ganar perdemos?, si camaradas, perdimos estas elecciones, seamos honestos y dignos al reconocerlo.

Yo podría aportar algunos elementos que a mi juicio contribuyen ampliamente a comprender este revés, y no tengamos miedo en verlo tal cual es.

Compatriotas, nuestros dirigentes y gerentes (diputados, ministros, gobernadores, alcaldes, etc, etc) se hacen invisibles una vez llegan a las posiciones de poder, el amiguismo, la corrupción galopante, la ineficacia, la irresponsabilidad, el reunionismo, la ausencia de autocrítica, la descalificación de quienes fijamos posiciones distintas con el fin de alertar, la falta de seguimiento y control de los proyectos y programas que se inician, la indolencia ante la entrega de recursos sin el control posterior respectivo, etc, son entre otros los principales enemigos de este proceso. Los anillos aislantes que rodean a estos personajes impiden una comunicación directa con los usuarios de cualquier servicio. En este proceso revolucionario se han intentado o se han iniciado cambios profundos, que luego se dejan abandonados y eso no rinde beneficios ni nos hace diferentes a los adecos y copeyanos. He tenido que aceptar que estos siguen mandando, pero nos conformamos con gritar a voz en cuello UH, AH, CHAVEZ NO SE VA, o vestirse del color de la pomalaca: rojo por fuera, y blanco por dentro. Eso no basta, camaradas. Las tres R que en un momento de angustia propuso el presidente Chávez a raíz de la derrota de la reforma de la Constitución, fueron tomadas como simples recomendaciones, pero en la práctica nada cambió.

Voy a continuar desarrollando este tema, en otro momento, sobre todo con señalamientos de experiencias vividas por mi misma cuando intento lograr una entrevista o tener alguna respuesta de alguna institución pública y al fracasar en mi intento siempre me digo: si no puedo yo que soy militante de este proceso, que tengo un nivel que me permite conocer mis derechos, que puedo hablar y defenderme, ¿Qué quedará para la mayoría de los usuarios de los servicios públicos que van en busca de repuestas puntuales? Es corriente cuando llegas a algún ministerio u oficina pública ver el desden con que te atienden desde los porteros hasta los que están un poquito mas arriba en la escala, pues los que realmente constituyen los representantes de la autoridad: ministros, vice-ministros, presidentes, diputados etc, son inabordables.

Escribo esto con la esperanza que llegue “a quien pueda interesar”, y eso si, quiero dejar bien claro que ni soy escuálida, ni busco cargo, aunque mi nivel me permite optar por ello, ni soy quinta columna. Camino esta senda hace mas de ininterrumpidos 46 años. El comandante Chávez, aunque no me conoce, puede tener la certeza que si llegado el momento los votos lo abandonan, yo tal vez sería la última persona que lo acompañaría en su quijotesca obra.


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Marina Guaithero de Maica


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