De buenos días y carajazos

Recuerdo cuando mamá me pegaba cuatro gritos pá que le hiciera caso y respondiera a una orden que me daba así yo no estuviera de acuerdo, recuerdo que mi rebeldía o la rebeldía del joven de antes, ni siquiera tomaba en cuenta que era lo que pasaba en su entorno y solo contestábamos por contestar y de esa manera hemos creído que se hicieron las características de nuestra personalidad.

Antes no habían derechos y si los había no teníamos derecho a usarlos, antes ni pensar en levantar la voz o retorcer los ojos, bastaba con un solo llamado para estar y solíamos ser más responsables.

También recuerdo que solo nos sentaban en un sillón y nos llamaban la atención de algo delicado una sola vez, al menos papá o mis tías se turnaban ese espacio y sin refutar nada solo escuchábamos y el cambio era inmediato, el incentivo existía constantemente, ordenar el cuarto o ayudar con los quehaceres de la casa para ganarme una salida de tiempo más largo al cine o de parranda con los viejos compañeros.

El que trabajaba en la empresa privada o en la pública que era lo mismo, era un peón y servidumbre de los mandatos del Jefe de corbata y zapato de suela que al llegar a la oficina sin decir buenos días ni como amanecieron solo preguntaba si estaba listo lo encomendado y si no a final de mes enviaban a una persona de personal a darnos un discurso de autoestima que al final se reducía a que en otro espacio estaríamos mejor, así que nos botaban y ni pensar protestar, pues de seguro a carajazos nos sacaban y si era de su gusto ni nos liquidaban.

Ahora las cosas en tiempos de revolución han dado un vuelco de 180 º, los trabajadores contamos con derechos estipulados en una constitución que el pueblo organizado hacer respetar, sin embargo existen personas ajenas a los principios revolucionarios que se dicen llamar “revolucionarios” que atentan contra los artículos consagrados en la ley orgánica del trabajo y la constitución de la república Bolivariana de Venezuela, por eso las protestas y alzas de trabajadores que dejandose manipular por sectores de derecha dentro de nuestras instituciones no dejan que las diferentes gestiones se desarrollen según un plan operativo de trabajo s no a los carajazos y a como vaya viniendo vamos viendo.

Hoy tampoco existen muchos compañeros dentro de estos cargos de responsabilidad que se acercan al trabajador a preguntar como están, los buenos días a veces llegan con ellos pero en su mayoría quedan en casa, los gritos en los pasillos para pedir una hoja o un clip y las ganas de que todos sepan quien es el que grita y quien es el que manda, los pocos que amanecen haciendo el trabajo porque realmente sienten esto y se dedican a cumplir con la revolución, los que se pelean pá figurar ante un equipo político con las ganas de que cuando los cambien los lleven con ellos, y los muchos que desde las gradas vemos cada episodio de la revolución como una novela diaria donde los escritores se han quemado intentando hacer de esto un drama y no dejarlo desarrollarse por si solo.

De una mano tendida aspira mucha gente sostenerse para no caer ante los dueños del cambur que tienen la decisión en sus manos de quien se va y quien se queda, hoy todos quieren ser dueños del cambur por un momento, hoy todos quieren participar, quieren que el comandante los vea y creer que son los próximos nominados al Oscar, pero esto no es película, es una realidad que poca confusa se va haciendo cada ves más clara y de mano con el poder popular a logrado establecer un dialogo entre pueblo y gobierno que juntos en una sola voz consolidan los argumentos y lineas de la revolución en nuestra América.


Ojalá y los jefazos aprendan a levantarse realmente, ojalá y aprendan a descifrar que detrás de cada sonrisa hipócrita de sus trabajadores hay un resentimiento profundo, porque no los dejan volar y fortalecer la revolución desde su propio ser, como pueblo y seguidores de un proceso que va en transición al socialismo, debemos quitarnos de encima las viejas secuelas del capitalismo y adoptar las nuevas bondades que día a día nos da la revolución bolivariana, de esa manera si seremos libres.

loelito21@gmail.com


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Loel Henriquez

Premio Nacional de Periodismo 2012, Revolucionario. Fotógrafo de El Correo del Orinoco. Casado, Chavista, malcriado, rebelde y rezongón.

 loelito21@gmail.com      @encapuchao

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