¡Como para que Galeano se dé vida!

Nuestra revolución anda como al revés

Ya sabemos que este proceso revolucionario esta signado por características propias, que lo hacen inédito, especial y, a veces, hasta incomprensible. Eso de fundar una sociedad socialista, en medio de un capitalismo tan salvajemente omnipresente, es un reto harto difícil, especialmente si este empeño se hace por la vía pacífica.  

Sin embargo, dentro del entramado de organizaciones, institutos y entes que deben impulsar no solo con el discurso, sino con las obras y los hechos, se observan, se sufren y se consolidan acciones que parecen no apuntar en la dirección correcta. Veamos: 

  1. El socialismo implica humanismo, relaciones de respeto, solidaridad y compañerismo. No obstante, las estructuras de nuestras instituciones son preferente y odiosamente verticales. Con personas que ejercen las “jefaturas” con una rigidez que ya quisieran para sí algunas dictaduras. En concordancia con esto, suelen asumir posturas egocéntricas, arrogantes, maltratadoras de sus compañeros y compañeras, que les impiden generar ambientes favorables para el trabajo creador, no alienado y armónico. El terrorismo laboral suele aparecer como mecanismo de coacción.
  2. Se promueve, desde todas las instancias del poder, el consumismo que se ataca. El buen vivir es equiparado con la necesidad de acumular electrodomésticos, vehículos, celulares y demás bienes, los cuales se expenden en nuestras redes “socialistas” a precios asequibles, al contado o a crédito. Nada que ver con la convivencia armónica con el entorno. Nada que ver con la comprensión de las verdaderas necesidades humanas ni de los verdaderos satisfactores de las mismas.
  3. Como parte de los beneficios laborales, se cancela un bono de alimentación que puede ser en talonarios o en tarjetas electrónicas. Esto es muy bueno, pues complementa los ingresos y permite solventar en cierta medida el gasto (cada día mayor) que representa  la compra de alimentos. Sin embargo, los cesta tickets no son aceptados en la red de mercalitos y módulos tipo II de Mercal (salvo contadas excepciones) ni en PDVAL. Peor aún, la tarjeta electrónica de cesta tickets prácticamente solo puede utilizarse en negocios privados. Es decir, hay que caer en las garras de la especulación feroz.
  4. El poder popular, sirve como excusa y como eslogan. En lo concreto, aun ese poder no se manifiesta pues está supeditado al Estado. Las leyes lo condenan a legitimar su accionar en instituciones plagadas de una variopinta cantidad de funcionarios y funcionarias que, según su mayor o menor adhesión, comprensión y amor por el proceso, le hacen caer en cuenta del lugar que ocupa, postergando, rechazando, anulando, tachando y hasta irrespetando los planteamientos y decisiones tomadas en Asambleas de ciudadanos y ciudadanas.
  5. El tema eléctrico es una rémora que se chupa la vitalidad del proceso, generando disgustos y problemas que suman conflictos y restan votos. La poca o nula respuesta de CORPOELEC, ante las denuncias hacen el asunto aun más difícil. Subliminalmente se nos dice que la electricidad es ingobernable. Eso es realmente preocupante.
  6. Las misiones como propuesta fueron un elemento de impacto fulminante para avanzar en salud, alimentación, educación, inclusión…sin embargo, hoy día, gracias a la burocratización e institucionalización de las mismas, han sido tragadas por una máquina implacable que las hace diluirse y transparentarse hasta llegar a ser “más de lo mismo”.
  7. Sobre la base de un pensamiento amplio, de apertura y de tolerancia, se permitió y se permite que personas opositoras ocupen diversos y numerosos cargos en la administración pública. Esto genera las consecuentes omisiones, retrasos, saboteos y conflictos a la hora de hacer eficiente, eficaz y efectiva la acción de gobierno. Resultado: Descontento, apatía, desilusión. Aunado a esto, se puede contar también la presencia de “bienintencionados(as) servidores(as) públicos(as)” que, creyendo hacerle un servicio a la revolución, incurren en actitudes y acciones que distan mucho de lo que debe ser un proceso de transformaciones y de construcción-afianzamiento del poder popular.
  8. Las ejecutorias de la administración pública no tienen una guía o coherencia política, gracias a que el que se supone debe ser el Partido de la Revolución, anda tanto o más grave que los mismos organismos que debe controlar, orientar y/o acompañar. La estructura interna del PSUV no obedece a las aspiraciones de sus bases. No ofrece respuestas contundentes ni creativas a los diferentes problemas que se presentan. No genera políticas pertinentes a cada zona y solo parece esperar las líneas del comandante, obviando a esa gran masa de comandancia que debe ser su base militante. En consecuencia: la revolución aparece retrasada, paralizada, falta de ideas y llena de oportunismo.
 

La lista puede ser aun más larga y con más y mejores argumentos. Lo que no deja de ser cierto es que urge rectificar rumbos y definir estrategias coherentes que redunden en la real consolidación de nuestra revolución. De lo contrario, estaremos dentro de unos años añorando todo lo que pudo haber sido y no fue. 
 

nymphamar2@yahoo.com.mx



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Ninfa Monasterios Guevara


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