Para colmo de males, y como
una señal clara de que la oposición aún no ha entendido esto lo suficiente,
nos sale la señora Machado con esta perla del “Capitalismo popular”,
y estoy convencido que ella cree que lo está haciendo de lo mejor.
La verdad es que esto del “Capitalismo popular” me suena a algo
ya inventado hace mucho y que recibió el nombre simple y llano de “populismo”,
un experimento político y social bastante difundido en América Latina,
sobre todo, en la Argentina de Perón y Evita. Cierro los ojos y me
imagino a la señora Machado arengando a los descamisados venezolanos
desde el balcón del pueblo en Miraflores, sin embargo, veo muy difícil
que eso pueda ocurrir.
En primer lugar, el concepto
de capitalismo es de por sí complejo, y mucho más, si le colocamos
este adjetivo de “popular” que suena francamente contradictorio
con la esencia misma del capitalismo. De hecho, podemos afirmar que
si hacemos una encuesta a nivel de la clase media acerca de lo que entiende
por capitalismo nos llevaríamos una sorpresa, al comprobar que muchos
no tienen una idea clara y precisa del mismo. Ahora, imagínense ustedes
el problema de explicarles los intríngulis del “Capitalismo popular”
a los sectores humildes de la población que no han podido acceder a
una educación de calidad.
Yo me pregunto ¿en qué
cabeza cabe usar un eslogan que implica una ardua explicación de su
significado? Obviamente, cabe en la cabeza de la señora Machado. Los
eslóganes son frases destinadas a mover las emociones de la gente,
no a que se queden rascándose la cabeza con la boca abierta, y haciendo
funcionar las neuronas intentando comprender el alcance de los mismos.
En este sentido, me parece mucho más acertado el eslogan que usa Capriles
Radonsky, si no me equivoco, que habla del “progreso”. Obviamente,
es mucho más directo y fácil de imaginar, porque todo el mundo tiene
su propia concepción del progreso, para unos será arreglar la casita,
para otros comprar un taxi, para otros poder estudiar, o bien, montar
una bodeguita, etc.
Sin embargo, y en descargo de la Sra. Machado, debo decir que hallar un discurso por parte de la oposición destinado a las clases más humildes es algo bastante difícil. Simplemente, porque el chavismo ya tiene un discurso centrado en el concepto del socialismo que ha calado en los sectores populares, lo que aparece reseñado en el estudio hecho por el Centro Gumilla.
Otro problema que le veo a
esto del “Capitalismo popular” tiene que ver con quien es el mensajero,
en este caso, la señora Machado. Es fácil identificar el concepto
capitalismo con ella, pues viene del ámbito empresarial, ahora conectarla
con lo popular ya no luce tan fácil, se me hace difícil verla tomando
café en una taza de peltre y bailando vallenato en un rancho, después
de haber estado con el Presidente Bush en la Casa Blanca. Y tal vez,
la veamos haciéndolo, pero a mí no me cuadraría como algo genuino.
Debo agregar que la posición de Acción Democrática de apoyar a Pablo
Pérez, y no a Ledezma, o a Capriles, o a la señora Machado, revela
que aún queda en ese partido algo de olfato político. A mi modo de
ver, Pérez me luce como el candidato que puede conectarse más fácilmente
con los sectores más humildes, ya sea por su fisonomía que es la del
venezolano criollo, como por su modo de expresarse.
Otra cosa que me parece desacertada,
es sacar un eslogan con la palabra capitalismo en estos momentos, un
verdadero desatino. En los momentos en que el capitalismo está seriamente
cuestionado por el estallido de la crisis en Estados Unidos, Europa
y Japón, con secuelas en todo el mundo, la señora Machado nos quiere
vender la idea de un capitalismo bueno, creo que revela una increíble
falta de olfato político y mucha ingenuidad.
Ahora bien, si vamos al fondo
de la cuestión creo que es una aberración intelectual hablar de algo
así como el “Capitalismo popular”, lo cual se me asemeja a aquel
“Capitalismo solidario” que alguna vez propuso el Profesor Emeterio
Gómez, propuesta que al parecer no ha tenido impacto alguno.
Cualquiera que haya leído
a Adam Smith, famoso economista, teórico del capitalismo, sabrá
que el capitalismo se basa en el egoísmo humano como motor del desarrollo
económico. Para Smith, toda la sociedad se beneficiaba finalmente de
este egoísmo natural del ser humano que lo llevaba a competir con otros
seres humanos en la esfera de la producción de bienes y servicios,
cada quien buscando la máxima ganancia.
Sin embargo, las cosas no han
salido como preveía Smith, la codicia del ser humano ha llevado a un
mundo en que la riqueza está muy mal distribuida, y mientras unos
nadan en la opulencia (muy pocos), la gran mayoría de la población
mundial padece hambre y enfermedades. Aunque, el famoso nóbel, el profesor
Nash, a través de la teoría de los juegos aplicada a la economía
ha demostrado que la competencia no es buena a nivel de toda la sociedad,
y que mucho mejor puede ser la colaboración, la competencia sigue siendo
el pilar ideológico del capitalismo. Todos los productores tratarán
de sacar el máximo provecho circunstancial vendiendo sus bienes y servicios
lo más caro que puedan, aunque eso pueda conducir a un colapso del
consumo y se revierta en su contra en la forma de crisis de demanda,
con burbujas que estallen y conlleven a crisis financieras, desempleo
y empresas quebradas.
Por lo tanto, plantear que
podamos hablar de un capitalismo popular o solidario me parece muy difícil,
de hecho, creo que si algo así fuera posible, ya no podríamos hablar
con propiedad de capitalismo, eso en todo caso sería cualquier otra
cosa.
Creo que lo que se impone en
todo caso es un capitalismo tutelado, es decir, un capitalismo seriamente
limitado y controlado, porque sencillamente, este sistema no tiene una
capacidad intrínseca de control y restricción, y por lo tanto, cada
cierto tiempo entrará en crisis con dolorosas secuelas como lo vemos
en Europa.
Por supuesto, es muy difícil
imaginar a la señora Machado planteando su adhesión a un “Capitalismo
tutelado”, pues eso suena a comunismo.
Sin embargo, a mi me parece
que es lo que hay que hacer. Economistas como Krugman y Sachs (a quienes
difícilmente se les puede acusar de comunistas) también sostienen
que al sistema hay que ponerle límites, y si a ver vamos, sólo el
Estado está en capacidad de hacerlo. Es decir, hay que convivir con
el libre mercado, y hasta propiciar el desarrollo de la iniciativa privada,
pero el Estado debe estar vigilante que la misma no atente contra el
bienestar general. Por ejemplo, Sachs en su libro “Una economía para
un planeta abarrotado” plantea la total inconveniencia y peligrosidad
que involucra que el recurso del agua esté en manos privadas, en un
planeta en el que dicho recurso comienza a escasear. Esto me llamó
la atención, porque antes había visto un programa en la TV chilena
planteando el problema existente allá, porque el 95% de las aguas están
en manos privadas, lo que ha conducido a hechos como que en una ciudad
en el norte del país, la población tenga una tasa de cálculos renales
que es el doble del promedio nacional, y esto debido a la mala calidad
del agua que está suministrando una empresa privada que tiene la concesión
para su suministro.
En este punto muchos saltarán
diciendo que eso de un capitalismo tutelado suena a socialdemocracia,
y que de lo que se trata es de barrer el capitalismo e instaurar el
socialismo. Desgraciadamente, en el siglo XX, el socialismo como sistema
productivo, político y social se hundió, dejando huérfanos a muchos
de un modelo contrapuesto al capitalismo, particularmente en la esfera
de la producción. Frente a esto creo que no queda más que el pragmatismo
de limitar, restringir y controlar en algunos casos a la empresa privada,
y por otro lado, que el Estado negocie con el sector privado. En particular,
y es una creencia más o menos difundida entre los economistas, el sector
financiero de la economía debe ser fuertemente controlado, debido a
que las crisis económicas se desatan muchas veces por los manejos irresponsables
de este sector. Un sector en que los bancos quiebran, y el Estado debe
rescatar a los ahorristas, mientras que los banqueros jamás quiebran,
y por el contrario, terminan cada día más ricos.
Volviendo al tema central y
a modo de resumen creo que este eslogan de “Capitalismo popular”
es del todo inapropiado, para no decir que es una completa estupidez.
Las razones para tal afirmación serían las siguientes:
- Un eslogan que no sea una frase sencilla que mueva emociones creo que no sirve para nada, me cuesta imaginarme un conglomerado de personas gritando a voz en cuello “Capitalismo popular” hip hip urra.
- Creo que hablar de “Capitalismo popular” es un contrasentido, lo popular va en contra de la esencia del concepto capitalismo. Además, este concepto se parece demasiado al muy conocido populismo, y si el mismo, se acuña en un período electoral, la sospecha de que sean lo mismo se hace mucho más fuerte.
- Luce totalmente inapropiado para el momento de crisis por la que atraviesa el sistema capitalista, enarbolar el capitalismo como bandera de lucha, demuestra muy poca noción de lo que es la política como el “arte de lo posible”.
- Que una persona que viene del sector empresarial se postule como candidata a la presidencia en los actuales momentos me parece totalmente inapropiado, y que además, use este eslogan, es infantilismo político. A la señora Machado fácilmente la ubicarán como partidaria del capitalismo, pero muy difícilmente, la verán con un cariz popular. Creo que la mayoría pensará que una vez ganadas las elecciones, se quedará con el capitalismo y se olvidará de lo popular, lo que a mi juicio tiene una base racional, ya que ambos términos a mi juicio, hacen corto circuito.
- Un último aspecto controvertido, es el hecho de que como lo ha dicho, el propio Presidente Chávez, estamos en un proceso al socialismo, es decir, estamos en un sistema capitalista pero con un gobierno con una inclinación social o popular. Esto llevaría a la señora Machado a tener que explicar con mucho detalle, que diferencia a su modelo de “Capitalismo popular” de lo que tenemos actualmente.
- Creo que aún la oposición no encuentra la clave en el discurso que le permita acceder a los sectores populares y lograr ganar los votos necesarios para derrotar al gobierno. Aún cuando, vemos que hay muchos reclamos a nivel de los diferentes sectores, básicamente por reivindicaciones salariales, no se ve a la oposición en un discurso y acción política que permita convertir ese descontento en una fuerza política arrolladora que pueda hacer tambalear al gobierno.