Lo que escuchaba era el relato de una novela de ciencia ficción. El señor Silva estaba haciendo referencia a lo curioso que le parecía que varios líderes políticos de la región y que son afines en pensamiento y línea política al Presidente de la República, les hubiese sido diagnosticado un cáncer.
Al señor Silva, este hecho le parecía extraño y de inmediato comenzó a especular en torno a una serie de posibilidades a través de lo cual el gobierno norte americano pudiese haber desarrollado una especie de arma secreta o no sé qué cosa, que pudiese haber inducido a la formación o aparición de células cancerígenas en el cuerpo de estos líderes de la política regional y mundial.
Lo oído, lo confieso, me produjo hilaridad y de paso dio al traste con mi cansancio físico y por ende con el sueño que para esa hora acusaba.
Me pareció tan descabellado lo que decía, que coloqué el plasma en temporización y después de un buen rato me quedé finalmente dormido.
¡Pero sorpresa!
Al día siguiente no fue el comentario del señor Silva, sino nada más y nada menos que el comentario o especulación en esta ocasión salía de la boca del Comandante Presidente. Decía el camarada Presidente lo siguiente, cito: “Yo no estoy acusando a nadie. Sólo estoy haciendo uso de mi libertad para reflexionar y emitir comentarios ante hechos muy extraños y difíciles de explicar y sugirió que esto podría tener causas no naturales”. Y de inmediato el comandante se preguntaba: ¿Sería extraño que hubieran desarrollado una tecnología para inducir el cáncer y no se sepa?
¡Dios! Como Cristiano, creyente y como médico que trabajamos en torno a la ciencia y no en base a la suposición y que sabemos que estas son circunstancias propias de la especie viviente y humana, lo del cáncer, no podemos sino que cuestionar, desde lo más profundo de nuestro intelecto tales declaraciones y en especial, de quien provienen porque ponen en duda la integridad psíquica del Presidente; con el debido respeto.
Pareciera que la disociación sicótica de la cual se ha venido hablando durante el proceso revolucionario; término, por cierto, que como médico no lo conocía; posiblemente por mí condición de cirujano y no de siquiatra, se estuviese apoderando ahora de unos cuantos revolucionarios.
Pretender decir, por ejemplo, que el cáncer de próstata que le fue diagnosticado a Henry Vivas y a José Sánchez (a) Mazuco serían inducidos por una tecnología desarrollada por los rusos para afectar con cáncer a la oposición, sería tan risible y ridículo como esta pretendida hipótesis revolucionaria bolivariana sobre la tasa de incidencia del cáncer en la población chavista.
Tiene razón en su comentario la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, que estas declaraciones son horribles y reprobables.
¡El que tenga oídos, que oiga!
elieceralvarado@hotmail.com
(*) Médico.
