Amuay
Estas son simplemente palabras de urgencia frente a una situación que puede en cualquier momento tornarse en una verdadera catástrofe nacional y política, perfectamente condensada en el momento más oportuno a días de las elecciones presidenciales. No vamos a sumar comentarios respecto a lo de Amuay como tal siendo una tragedia que nos deja mudos, unos lloramos otros ríen, y en la medida en que han pasado las horas y días se posicionan los puntos de análisis. Tampoco nos interesa denunciar una vez más a una derecha que sabe lo que está haciendo y les viene como anillo al dedo lo sucedido. El sentido de catástrofe, “todo se derrumbó” como dirá Fernando Rodríguez en la editorial de Tal Cual, es lo que hay decir porque responde a lo que es necesario decir para una estrategia reaccionaria. El problema viene por el otro costado: el corretaje de opiniones y especulaciones que circundan el mundo “revolucionario”, lugar por donde, a nuestro parecer, se cuela la justificación de una catástrofe múltiple anunciada.
La tragedia de Amuay ha podido ser una falla última del técnico más básico que le tocó hacer la revisión de seguridad de los tanques, la incompetencia de una gerencia, o una granada de un agente nacional de la CIA o los paramilitares de Uribe. Vaya a saber, ¿quién investiga?, problema pendiente pero donde está uno de los nudos por donde puede reventar una situación mayor en la medida en que quien investiga es el propio corresponsal de la estrategia catastrófica, así no lo sepa el técnico que la hace. Pero no nos quedemos allí, lo que es necesario dejar en claro es que el problema de Amuay, sea cual sea el resultado de una investigación en curso deja en claro una cosa: esto tiene que ver con una situación generalizada en lo que respecta a la situación interna del aparato de Estado y que en estos precisos momentos se decide o “continuar el buen peo”, como dice un amigo reeligiendo a Chávez en la presidencia o hundirnos en lo que sería el horror de la vuelta al coloniaje oficializado y el neoliberalismo programático; es un dilema crucial.
PDVSA es una empresa que en tanto tal, independientemente de las reservas petroleras, gasíferas y ahora auríferas colosales que le hemos regalo los venezolanos para que las asuma como suyas, es una empresa quebrada. Y no precisamente porque supuestamente regale petróleo a otros países (¿y por qué no a un pueblo pobre que lo necesite?) o asuma programas sociales como dirá la colonial burguesía ni porque haya botado a 19 mil personas de supuesta gran formación que bien botadas estuvieron. El problema es que es una empresa que sigue trabajando con el mismo personal y lógica de la empresa que sirvió a un intento conspirativo descomunal diseñado desde los EEUU y la cúpula de la empresa en el 2002. PDVSA, mas allá de las políticas nominales de gobierno que la ponen al servicio del colectivo, sigue siendo dirigida desde un centro que va generalizando su caos interno, además de una actitud totalmente explotadora que en estos momentos como en cualquier otro ha generado la rebeldía de casi todos los trabajadores de cooperativas y empresas adscritas (algunas de ellas hechas por los propios gerentes, es decir, sus empresas personales) de más de un millar de trabajadores de PDVSA Occidente, y mucho peor en PDVSA Oriente donde están a punto de botar a más de 400 trabajadores; una gerencia reaccionaria e incompetente que no tiene el más mínimo sentido de lealtad y compromiso ni siquiera con las comunidades aledañas a las cuales debería servir, muchos menos hacia sus trabajadores que son solo eso: fuerza de trabajo desechable. La razón interna de la empresa para llegar a hacer semejantes desmanes no puede ser otra que la lógica de una empresa quebrada y distanciada totalmente de su razón común por la cual la consideramos “nuestra”: no hay dinero y en efecto no lo hay internamente, además nadie rinde cuenta de lo que hay y el despilfarro como el descaro aburguesado y humillante de una inmensa parte de su gerencia mayor sigue siendo gigantesco.
¿Es Amuay una línea de continuación con esta realidad creada? Naturalmente que sí, independientemente de las razones específicas de la tragedia y las culpas específicas sí las hay. Además, sea cual la razón de este hecho horrible, ¿no hay la probabilidad de que en las semanas que quedan antes de las elecciones dentro de este mundillo tecnocrático se forje una verdadera catástrofe con deliberadas razones electorales? ¡Claro que sí!.
Conspiración
Sin embargo dentro de los análisis que corrientemente se distribuyen entre medios de información oficial y las líneas de denuncia por las redes de internet, la base de todos ellos parte la denuncia de oportunistas, insensibles, manipuladores, o asesinos y conspiradores a quien de hecho y probadamente lo son y muy particularmente el entorno de campaña que hegemoniza en estos momentos el espacio político de oposición y la candidatura de Capriles. Es decir, el enemigo esta siempre fuera de un nosotros, incluido un aparato de estado y corporativo que por gracia del señor y la propaganda del Ministerio de Comunicaciones, ya es “nuestro aparato de gobierno”. Por tanto si el problema se generó dentro de PDVSA, es de naturaleza absolutamente técnica y natural, un error lamentable, si no se atribuye a la conspiración terrorista de un agente externo que en suma estará ligado al imperio y la oligarquía apuntado a los golpistas de la oposición pero nunca a una realidad interna (cuando mucho será una infiltración venida de fuera). Definitivamente estamos ante una visión de comprensión idéntica a los análisis archicientíficos de las dictaduras burocráticas soviéticas y adyacentes donde los enemigos del mundo feliz y proletario que ellas representaban eran absolutamente externos a las relaciones de mando y poder que ellas mismas impusieron...la historia terminó demostrando que eso era una mentira más de su propia patraña y no fue precisamente un comando de la CIA quien acabó con ese mundo feliz.
Insistimos, los sifrinos y fascistas ligados a Capriles pueden estar operativizando, diseñando o soñando cualquier orden de situación catastrófica para los días que vienen y por supuesto hay que mantener toda vigilancia. Pero el peligro catastrófico si hay algo que de verdad tiene el poder de generarlo es la conspiración hacia la revolución popular y autogobernante que esta carroña de redes ¡chavísimas-rojísimas! vienen generando desde que empezaron a imponerse y convertir en acto natural y necesario su autarquía después del referendum presidencial del 2004. Ni siquiera actuando en relación directa con agentes de oposición o imperiales estas maravillas necesitan ser el punto de partida de una situación social o estructural catastrófica (explosiones, desastres por supuestas fallas humanas, etc.), sino a partir de la lógica de perseverancia en los lugares de privilegio en que se encuentran mas su odio y terror frente a todo hecho de liberación colectiva. Circunstancia que en cualquier momento las pueden llevar a operar en ese sentido, probablemente inspiradas o ayudadas sin que se den cuenta por verdaderos agentes de infiltración imperialista que ya manejan muy bien los detalles psicológicos de una “conspiración por inducción no consciente” o incluso “inconsciente” (manipulación explosiva de frustraciones y miedos). Pero esto sería lo de menos, por decir, la causal menos importante. El hecho es que existen como status de poder cristalizado y hace rato que vienen conspirando contra la revolución profunda y real, no habiendo manera de sincerar esta situación hasta en muchas de las mentes y movimientos mas nobles y honestos de este proceso. Demasiados siguen actuando bajo los parámetros paranoicos del monstruo venido de los infiernos que quiere comernos.
Vemos incluso más allá de PDVSA, en situaciones sociales como es el caso de los trabajadores cementeros (a punto de una huelga nacional gracias al manejo “hiperpatronal” del asunto por parte de la dirección de la Corporación Nacional del Cemento y sus fuentes de negocio), trabajadores de Guayana confrontados con la tríada a quien la CIA les debería besar los pies: gobernación, dirección CVG, gerencias empresariales públicas (ej: Minerven dirigida por un ladrón archiescuálido, hombre del gobernador) donde podría generarse cualquier situación social de alta conflictividad o estructural catastrófica y cuidado con el Guri y la red eléctrica ya maltratada desde hace años. Rebotan por todos lados situaciones laborales donde aplaudimos cualquier rebeldía legítima y revolucionaria de los trabajadores pero su manejo inducido y provocado en estos momentos no tiene ¡nada de inocente! ¿Qué pasa que no se alerta de lo que puede pasar en Lagunillas-Zulia donde está a punto de reventarse el muro de contención del lago que protege la cuidad? Podrían morir miles de personas si esta calamidad se produce y ni siquiera una señal de alarma se adelanta. ¿Los medios públicos han informado de la masacre de la comunidad Yanomami en el alto Orinoco por parte de garimpeiros, alrededor de 80 personas asesinadas?, claro que no ¡¡¡¿es que no se trata de venezolanos tan venezolanos como los que fallecieron en Amuay?!!!. ¿Qué mierda es lo que están escondiendo?...su propia conspiración.
Campaña
Esta denuncia directa sobre el verdadero agente catastrófico la concluimos por ahora con el asunto en sí de la campaña cuyas características encierra toda la paradoja y peligro en que nos encontramos. Espectáculo que esta vez deberían llamarlo aparece un pueblo que no el candidato sino “la campaña chayota”. Una cosa donde cada candidato apela al miedo y la denuncia del otro. El mismo Chávez creando miedo en la población “porque te van a quitar las misiones sociales si gana el candidato de la burguesía”, se viste él mismo de un conservatismo pasmoso, haciéndole un favor enorme a este sifrino de Capriles poniéndolo como agente de un mal que sin papá Chávez el pueblo quedaría en vilo y llorando el pasado, siendo el burguesito quien esta vez aparece con un aire de “cambio y renovación” atribuyéndole protagonismo al menos al individuo deseoso de “progresar” (que increíble, millones de dólares entregados a empresas brasileñas de asesoramiento electoral para terminar en este triste esquema completamente conservador y antirevolucionario, por decirlo decentemente. Menos mal, aunque sea como muestra folklórica, que algo de “otra campaña”, de chavismo salvaje e irreverente ha podido apuntalarse y producir su simbología y letreado). En ningún momento aparece un pueblo que hoy y mañana defenderá y profundizará la revolución que reivindica y realmente le interesa y como ha sido de hecho ¿o es que la raíz y significado del 13 de Abril del 2002 no esta claríto? En fin sobre esta doble vertiente de discurso: pueblo expectante y cuerpo vacío, amoroso a quien llenamos de hechos justicieros con misiones sociales...burocracia divina que salvas mi existencia...nuevo “Padre Nuestro”...se esconde la falacia de toda esta autarquía burocrática y conspirativa.
Pero esto ya no importa estamos a días de unas elecciones que si no hay nada catastrófico de por medio debe ganarlas Hugo Chávez con bastante holgura. Pero el pueblo en esta campaña como nunca es un plato de muestra, un rincón anexo de imagen mediática, un juego de números entre candidatos, un amante fascinado ante la presencia de grandes ególatras. Manipular con esta situación pero en un sentido conspirativo es la línea de conducta lógica con que ha de actuarse desde dentro. Lo de Amuay y todo lo que en potencia puede presentarse en las próximas semanas tiene allí su vitamina subjetiva. Me explico, el verdadero plato que esta por servirse ya tiene ordenada la sala de contexto: la “campaña chayota” y sentimentalista es el mejor de los escenarios para generar desde fuera y sobretodo de dentro el o los acontecimientos catastróficos necesarios para invertir tendencias. Por lógica matemática de circunstancia política esta posibilidad es entonces un hecho que necesariamente debería darse y no hay mas nada que agregar salvo datos concretos que deben socializarse de inmediato...¡mosca!: defensa, inteligencia y movilización general que este pueblo no es un coranzoncito, somos puño con sueño de amante y en movimiento.
¡Esta revolución es nuestra! ¡La presidencia es nuestra!
¡Chávez se queda carajo!