Tras manosear los números del recién pasado proceso electoral, todavía con el índice manchado de tinta y en el inicio de los preparativos para el V Festival de Cine Latinoamericano y Caribeño que arranca el 25 de octubre próximo no podemos dejar de sentirnos asaltados por el fantasma de las Tres R. Escribo fantasma porque así se percibe, eso siempre fue, pues no pasó más allá de ser un afán, una propuesta, un sueño del camarada Chávez. Lo lamentable es que resultó un fantasma que a nadie metió miedo,
Celebramos, sí, aunque por limitaciones en nuestros movimientos no pudimos asistir el lunes 08 a la caravana. Todavía tenemos el sabor de la victoria en nuestro paladar, pero allí sigue el fantasmita de las Tres R, ¡qué ladilla! Pero es que los números nos rebotan en las manos y se van al piso. Están inquietos. Se me viene a la cabeza una expresión escuchada a un camarada antes de las elecciones: "Chávez gana, a pesar del gobierno".
Escucho por Radio Nacional de Venezuela a un camarada decir que el Presidente no sacó más votos "porque el pueblo es mal agradecido". Unas cinco horas más tarde una venezolana le dice a la prensa mundial que ella se va del país "porque el pueblo es ignorante al votar por Chávez". Ambas declaraciones, a pesar de ser polos opuestos en la política, me dicen lo mismo: siempre acusamos al pueblo, a los más pobres, a los más pendejos de todo lo malo. Desprecio natural que viene de nuestra clase media, no importa en qué bando se encuentre.
A Chávez lo escuchamos, lo aplaudimos, lo veneramos y nos entra por un oído y nos sale por el otro. Ah, se nos queda para repetir lo de majunche, para nada su crítica a los errores del gobierno. Se nos olvidan las Tres R. ¿Será culpa del imperialismo este olvido? No lo creo. O, a lo mejor es así, puesto que el imperialismo nos impone el consumismo y éste parece atrapar a muchos de nuestros funcionarios. Es más cómodo irse a gastar un realero en un centro comercial lujoso, lleno de luces y excelentes vitrinas que andar leyendo, reflexionado, metido en las comunidades o reunidos para mejorar el funcionamiento de tal dependencia oficial.
Claro, los números no son como para que la oposición ande de fiestas, en especial si tomamos en cuenta que Teodoro Petkoff anunció en el 2007 que Chávez venía en descenso por un tobogán, pero sigue sacando más votos y ganando elecciones. Los números de ellos no son malos, sólo que se les ve el fondo de sus ideas cuando piden respeto para los más de seis millones de electores contrarios a Chávez, mientras siguen insultando al pueblo chavista porque "se vende".
Bien aplicaditos se ven aceptando los resultados, aunque María Corina afirma que las elecciones no fueron ni limpias ni libres, sin explicar por qué. Contradicciones que pintan a esa oposición.
De nuestro lado no puede seguir siendo Chávez el único que asome el látigo de la autocrítica ni que se reconozcan las fallas sólo cuando el Presidente las señala. Cada militante de este proceso debe ser vigilante para que las vainas funciones.
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