Hace dos años, cuando aun no se sabía nada de la enfermedad de Chávez, mas por el peligro latente de un magnicidio, publicamos este trabajo por este mismo medio, hoy frente a la tragedia de su desaparición física, consideramos necesario su reproducción. En el contexto del Bicentenario, en la reflexión sobre el papel jugado por los grandes héroes en la independencia, hemos querido traer de nuevo la discusión ya remota, pero no por ello menos trascendental, sobre el papel del hombre- como individuo- en el devenir de la historia.
Durante miles de años los hombres otorgaron a los designios de lo divino, lo extraterrenal, a los dioses, su destino. Con el surgimiento de la filosofía, desde los pensadores griegos y el surgimiento de las civilizaciones agrarias, esto cambio. A pesar del oscurantismo de la Edad Media, que colocó durante todo un milenio nuevamente todo el devenir histórico en las manos de lo religioso y puso a los hombres en terreno de lo contemplativo, solo a esperar cuál seria su destino en el transitar por este mundo. En la Edad Moderna, en Europa, pero ya en parte de Asia, chinos y árabes, habían defendido, sin negar lo religioso, la visión del hombre como protagonista de su historia, con capacidad de transformarla, con la ayuda de fuerzas divinas, sin ellas o contra ellas.
Hoy todavía hay personas que aseguran que su vida será “lo que Dios quiera” y esperan sentados por lo que le aguarde el futuro, otros al extremo, creen que su destino es solo una decisión individual, del “Yo Mismo”, hoy el sicologismo radical y los Gurúes de la autoayuda, promueven esta visión. Otros esperan que las “condiciones objetivas”, el contexto, este dado para que surjan los cambios sociales. Y hay quienes esperan que el líder o el estado les resuelvan todo.
Desde nuestros primeros pasos en la ciencia de la historia y en la formación socialista (hace más de tres décadas) nos hemos hecho eco de estas preocupaciones e interrogantes. Al revisar una historiografía (universal, latinoamericana y venezolana) tan cargada del protagonismo de ciertos hombres (Cristo, Julio Cesar, Alejandro Magno, Nerón, Colón, Hitler, Stalin, Bolívar, Martin, Perón, Fidel, El Che, Boves, Páez, Santander, Gómez y pare de contar) siempre nos hemos preguntado: ¿qué habría pasado si tales personajes no hubiesen existido?
Estando conscientes de la dificultad de responder a este tipo de interrogantes, sin caer en especulaciones y en la ficción, igual la mente humana – hasta en los historiadores y pensadores mas connotados- se las han hecho frecuentemente: ¿Habría sido otra la historia? Por ejemplo, sin julio Cesar y Alejandro la historia de Roma y Grecia seria otra?, No habría ocurrido el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial sin Hitler?, La colonización Americana sin Colón?, La independencia Americana sin Bolívar? Sin la menor duda no existiría Cristianismo sino hubiese existido Cristo, ni peronismo sin la existencia de Perón. Pero siempre nos hemos repreguntado: ¿Las causas estructurales, el contexto en que surgieron estos hombres y movimientos, no habrían generado el surgimiento de otros hombres y otros sucesos similares o distintos? Entonces ¿Quién decide los cambios en la historia: el contexto social, el devenir de la propia historia o los hombres particulares que han tenido el poder y las condiciones para transformarlas?
A estas preguntas ya desde hace siglos los grandes pensadores han pretendido dar respuesta entre dos visiones extremas: el individualismo, que pretende darle todo el poder de transformación a los individuos, como particularidades casi divinas, dioses en la tierra que pueden cambiar el devenir histórico casi a su antojo, o la visión socializante, que ve al hombre como simple elemento producto de sus condiciones sin posibilidad de transformar lo que las fuerzas sociales deciden. Por suerte, en tantos años hay muchos matices, y aunque siguen existiendo estas dos visones encontradas, hay quienes creemos que son los contextos, las condiciones sociales las que determinan la acción de los hombres particulares, pero han existido hombres que en el trascurso de la historia han asumido el protagonismo de esos cambios sociales, y han logrado marcarlos con su estilo, pensamiento y acción. Pero no creemos que un hombre solo pueda revertir o frenar la historia.
¿Hace dos mil años no existían las condiciones para que surgiera un mesías, no sólo porque así lo anunciara el viejo testamento, no eran las condiciones propicio para ello?, ¿Los niveles alcanzado por las civilizaciones griegas y romanas, no habrían permitido el surgimiento de los imperios sin la existencia de los Julio Cesar y los Alejandro?, ¿No estaban las condiciones dadas en el siglo XV para que España o Portugal o Inglaterra o cualquier otro país europeo y cualquier otro atrevido navegante y su tripulación hubiesen llegado a colonizar América, años después, en otras circunstancias y características, pero colonización al fin y al cabo? La situación critica de Alemania después de la I Guerra Mundial, el papel de los judíos en la economía y la política alemana, no habrían sido detónate para los nacionalismo (con cualquier matiz) y haber contribuido con el desenlace de la segunda guerra? ¿No se habría dado la independencia americana sin Bolívar?, ¿qué paso en el resto de países donde el accionar de Bolívar no llegó? ¿Es que acaso Bolívar fue determinarte en los sucesos que se irradiaron por toda América desde 1804 con el triunfo de la revolución haitiana, o desde 1808 con la invasión francesa sobre España?
La respuesta contundente es NO. Era un proceso, una situación ya madura, que necesitaba un liderazgo y estos hombres concretos, de carne y hueso, con virtudes y desaciertos, asumieron ese rol. Pero los procesos se habrían dado, con características distintas, pero se habrían dado. Lo contrario es una visión mesiánica, valida en la religión, pero no en el resto de la sociedad.
Ya Marx, en su obra El 18 Brumario de Luis Bonaparte, advirtió sobre el papel del hombre en la historia: "los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a partir de elementos libremente elegidos, en circunstancias elegidas por ellos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado”. Mas adelante, en su Contribución a la Critica de la Economía Política (1859), señalaba que “No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”.
Pero fue el marxista ruso Jorge Plejánov en un ensayo titulado: El papel del Individuo en la Historia, escrito en 1898, quien mejor asume desde el marxismo este tema: "Los individuos pueden influir en los destinos de la sociedad. A veces, su influencia llega a ser muy considerable, pero tanto la posibilidad misma de esta influencia como sus proporciones son determinadas por la organización de la sociedad, por la correlación de las fuerzas que en ella actúan. El carácter del individuo constituye un ‘factor' del desarrollo social sólo allí, sólo entonces y exclusivamente en el grado en que lo permiten las relaciones sociales". Siguiendo con Altusser (1973), que en su momento pretendió rescatar lo mas profundo del pensamiento marxista, que, a su modo de ver, se había desdibujado con un marxismo humanista ingenuo, que rayaba en el idealismo, para él : “La historia no tiene pues, en el sentido filosófico del término, un sujeto, sino un motor: la lucha de clases".
Hemos criticado una historiografía nacional cargada de heroísmo, donde prima lo militar y político sobre lo social y económico, el hombre sobre la mujer, la fuerza sobre la inteligencia, la guerra sobre la diplomacia, el blanco sobre el indígena y el negro. En el contexto revolucionario venezolano esto ha sido fuertemente criticado, pero lamentablemente se sigue rindiendo mucho culto al héroe y aun esta desdibujado el papel de las grandes mayorías de nuestra historia. Sin la menor duda desde Guzmán Blanco para acá este culto al héroe tiene intencionalidades políticas, irradiar el papel fundamental del caudillo, del político heredero de Bolívar, que como mesías viene a dirigir los destinos de la nación (Ver El Culto a Bolívar de Germán Carrera Damas). No se trata de negar el papel de los héroes, aunque quisiéramos-y no es nuestro propósito, seria tarea imposible- se trata solo de abordarlos como hombres de carne y hueso, en sus circunstancias, en su contexto, al lado de su pueblo, sin endiosarlos. Sin confundir la historia con mitología (al estilo de Venezuela Heroica de Eduardo Blanco, sin menospreciar su carácter y valor literario) deslindar la historia de un periodo con las biografías de los grandes personajes, por mas importantes que estos hayan sido. El propio Bolívar, en el Congreso de Angostura de 1819, señaló:
“En medio de este piélago de angustias no he sido más que un vil juguete del huracán revolucionario que me arrebataba como una débil paja. Yo no he podido hacer ni bien ni mal; fuerzas irresistibles han dirigido la marcha de nuestros sucesos; atribuírmelos no sería justo y sería darme una importancia que no merezco. ¿Queréis conocer los autores de los acontecimientos pasados y del orden actual? Consultad los anales de España, de América, de Venezuela; examinad las Leyes de Indias, el régimen de los antiguos mandatarios, la influencia de la religión y del dominio extranjero; observad los primeros actos del gobierno republicano, la ferocidad de nuestros enemigos y el carácter nacional”
Hace tiempo nos ha producido fuertes diferencias- con algunos compatriotas- nuestra postura sobre la figura de Chávez, enfrentado a esa consigna de que “con Chávez todo, sin Chávez nada”. Quienes militamos en la izquierda desde hace décadas, y no desde hace 15 años, más aún quienes nos hemos formado al calor de las teorías marxistas, es inaceptable que los procesos históricos (revoluciones) puedan ser entendidas solo a la luz de las capacidades, caprichos, bondades de un solo hombre, por mas atributos que este tenga. Desde hace tiempo este tema “me causa roncha” y hoy deseo exponerlo abiertamente, lo que ya desde hace tiempo e implícitamente, he expresado por diversos medios.
Desde hace años, ante las amenazas de asesinato, pero más al calor de la fragilidad de la salud del presidente Chávez, pensamos que este debate tenia y tiene que darse, sin tapujo, sin vergüenza, sin el pretexto de las coyunturas electorales. Como hombre que acompaña este proceso, estoy consciente que la ausencia de Chávez en este momento colocaría al país en una situación de ingobernabilidad, seria terrible, inclusive para la oposición. Querámoslo o no, Chávez se ha convertido en el centro de la política venezolana, con alta influencia internacional. A pesar de la existencia de un vicepresidente, del Psuv, de los ministros, del congreso, de la oposición, con todas sus variantes, se ha sentido un vacio espantoso.
Antes el delicado estado de salud del presidente y de sus ausencias, la oposición- que desde hace años ha centrado su discurso en la salida de Chávez: el antichavismo- parece haberse quedado sin tema para el debate, manifestando profunda debilidad en la propuesta de un proyecto de gobierno. Pero igual cosa ha ocurrido en el seno del chavismo, donde no abiertamente, sino en lo subterráneo, se produjo también la misma preocupación: ¿Qué pasaría si Chávez no continua en el proceso?¿Quién puede asumir, no solo dentro del Chavismo sino en la propia oposición, este liderazgo? Qué liderazgo puede dentro del chavismo sustituir la fuerza, el carisma y la empatía popular de Chávez?, Hasta que punto la revolución ha calado, ha creado las condiciones, ha permitido la maduración de la formación política del venezolano para no dejarse arrebatar los logros de la revolución? Quién podría darle continuidad al proceso? Seguirá el mismo rumbo?, dominarían los radicales, los que quieren trasformaciones mas violentas e inmediatas?, o la derecha endógena, los revisionistas, que hablan de revolución pero solo viven de ella, como diría el Che Guevara? La ausencia de Chávez en unas futuras elecciones seria una garantía de triunfo para la oposición cuyo argumento central de propuesta es el antichavismo?
Preguntas sobre el futuro, que a igual que con el pasado se puede caer en especulación y ficción, pero son inevitables y necesarias. No se pueden esconder.
Soy de los que creo-y lo he mencionado en varias oportunidades- que este proceso ha tenido y tiene una carga de emotividad muy grande, que es necesaria, más no suficiente, que debe la razón primar sobre la emoción, el pensamiento y la planificación sobre los simples deseos y caprichos. Pero no hay duda que el pueblo venezolano ha cambiado políticamente, ya no es tan ingenuo como antes, la democracia protagónica, con todas sus fallas se ha ejercido, aunque la formación es más ideológica que teórico-política, este proceso se ha venido dando. Pero así como reconocemos esto, es también necesario acusar el fuerte papel jugado por el liderazgo de Chávez, el papel del estado y el partido como impulsor y motor del proceso, muchas veces pasando por encima o colocando en segundo plano al propio pueblo: al trabajador, al campesino, la mujer como protagonista principal del proceso.
Esta ha sido una indiscutible deformación, pero era necesaria, en Venezuela fue Chávez el que logró aglutinar y hacer posible el triunfo de la corrientes progresistas, que siempre habían existido, desde la colonización, pasando por la independencia, la federación, los movimientos campesinos, las lucha de la mujer y los trabajadores, los alzamientos guerrilleros, los movimientos sociales urbanos, pero fue hasta que las condiciones se agudizaron (a partir de la crisis rentista de los años ochenta, la crisis del bipartidismo y el populismo, los levantamientos populares y militares de 1989 y 1992), cuando se hiso posible que en 1998 un hombre desconocido, con la valentía de un acto, que tenia años organizándose, asumiera el poder con el apoyo popular, con miles de expectativas y reclamos. Gobernando con moderados, socialdemócratas, revisionista, radicales y anarquistas simultáneamente, tarea nada fácil, pero asumiendo desde los inicios una política popular y nacionalista. Que se radicalizó a partir del golpe y la paralización económica del 2002 y 2003, para trascurrir hacia el socialismo, como única alternativa frente al capitalismo, que además de alienante y explotador, hoy amenaza severamente la vida del planeta.
Ya en otros artículos hemos analizado lo que, a nuestro modo de ver, ha sido los resultados favorables y no favorables de este proceso. El tema ahora es el liderazgo, no hay duda que en este momento seria fatal, para todos, la ausencia de Chávez. Lo importante es el futuro, no creo que podamos ni debamos seguir diciendo que “con Chávez todo, sin Chávez nada”, y menos que “no es posible socialismo sin Chávez”. Si la respuesta es Si, pues me parece muy triste y nada se habrá hecho. Entiendo que se diga eso en el contexto político y electoral delicado como el de ahora. Pero en términos realistas y serios esta respuesta no puede ser. Ni siquiera el chavismo, como movimiento surgido a partir de 1992, pero con más fuerza desde 1998, se termina con Chávez, como no se terminó el peronismo sin Perón, y mucho otros movimientos sin su líder. El chavismo recoge el pensamiento del indiscutible máximo líder de este proceso: Hugo Rafael Chávez Frías. Pero el proceso, el socialismo, es más que Chávez, es anterior a Chávez y es más importante y trascendental que Chávez.
Entiendo que esto se le haga difícil de entender a quien se sumo a las causas populares con el alzamiento de 1992 o mas concretamente con el triunfo electoral de 1998, pero es inaceptable para quienes están formados en el socialismo, que es anterior al chavismo, que reconocen que este lo ha encarnado, lo ha vitalizado y motorizado, pero no puede asumirse como sinónimo. El socialismo venezolano no es ni puede ser solo chavismo, aunque este sea- en las circunstancias actuales- su máxima expresión. Ni siquiera el marxismo, y su mayor exponente Marx, pueden ser considerados como sinónimo de socialismo. El socialismo tiene al menos dos siglos de experiencias y caudal teórico. No se terminó en Rusia por el accionar de Stalin, ni en China con la muerte de Mao, ni en Cuba por el menor protagonismo de Fidel.
Para los sectores que conforman la oposición, el mandatario nacional “ya tiene fecha de vencimiento”, mientras que los partidarios de la revolución aseguran que “ahora es que hay Chávez y revolución para rato”. Diosdado Cabello tajantemente señaló “Creemos que si Chávez está ausente no hay revolución ni nada que se le parezca”. A nuestro modo de ver eso es inaudito. Ese no es el problema fundamental, es el futuro. En este momento no hay duda: una Venezuela sin Chávez sería casi ingobernable, en el corto tiempo, su ausencia se siente tanto en el gobierno como en la oposición, en el país todo. Recordemos por ejemplo, como Rafael Caldera duro sus últimos dos años de su segunda presidencia casi sin aparecer en los medios y eso no afecto para nada la situación del país. Pero era otra cosa, no era el liderazgo de Chávez, que es el líder máximo del gobierno y también de la oposición.
Ya en el 2006, el desaparecido diputado Luis Tascon acusaba que “lo que está en boga, no es el chavismo sin Chávez, sino Chávez sin el chavismo” explicando que “los que estaban dispuestos a morir con Chávez, están apartados del proceso y los cobardes que hicieron los grandes negocios, esos son los que controlan la revolución y el PSUV”.
Hace pocos días, ante la pregunta de qué ocurrirá si Hugo Chávez no esta presente en la próxima contienda electoral, Adán Chávez, hermano del presidente, citó al Che Guevara, donde no descartó métodos de lucha distintos a los electorales para 2012. Llamó al PSUV a no “olvidar la lucha armada para mantener la revolución”.
Recientemente y en forma reiterada el presidente ha dicho que tendrá que aprender a delegar, (esperemos que también aprendan los delegados). Chávez recién en sus primeras salidas desde la Habana exclamó lo que ha repetido mil veces, parafraseando a Bolívar: 'No he sido sino una débil paja arrastrada por el huracán revolucionario'". Aunque como es lógico, Chávez hasta el 8 de diciembre del 2012 no había hablado nunca de su sustituyo, este es un tema a abordar, mas en el futuro, habiéndose ya ganado las elecciones del 2012, tendrá que debatirse este tema abiertamente, y estimular los liderazgo emergentes, no lo de los adulantes, o los que se auto promueven como “mas chavistas que Chávez”- que son muchas veces lo de menos que confiar- sino los liderazgos autónomos, críticos, hombres formados y con proyección y empatía social, binomio nada fácil de conseguir pero por el bien de todo el país – no solo de los chavistas o socialistas-habrá que hacerlo.
El 13 de julio del 2011, el presidente Chávez, en una intervención en Venezolana de Televisión, fue enfático en su rol en el futuro: “El problema de salud que tengo es mi culpa por arrogarme todos los problemas del país y tratar de estar en todo, pero he asumido que hay que aprender a delegar, para que se desplieguen todas las potencialidades en los distintos niveles de gobierno”, “ que un Presidente no puede estar en todos los problemas de los que deben ocuparse las autoridades y el poder popular organizado. “Chávez no puede ser el alcalde de toda Venezuela”. Chávez ligó su problema de salud al tipo de liderazgo que ejercía, al reconocer que fue su culpa "por querer resolver desde tapar un hueco hasta estar en la Faja del Orinoco". “Nosotros podemos, y debemos asumir el estilo del líder que delega, que se consigue cuando el grupo que dirige logra altos niveles de capacidad y de voluntad. Yo me movía sin delegar, sin dar oportunidad a mis compañeros. Ya nos estamos moviendo en esa modalidad”, precisó el dignatario. Puntualizó “que, desde que los Ministros comparecieron ante la Asamblea Nacional sobre los asuntos de sus carteras, se sintió muy orgulloso al verlos desplegados y demostrando sus capacidades”. “Ahora es que ellos andan sueltos, con la Misión ViviendaVenezuela, AgroVenezuela, dando conferencias de prensa, inaugurando obras. Los ministros que no hablaban era porque Chávez estaba en todo. Ahora andan desarrollando capacidades. Eso es delegar”. Que así sea.
Nos preocupa como desde la izquierda latinoamericana se cae en el mismo discurso individualista de la derecha que se ha abrogado la propiedad de la sociedad civil, subestimando el papel del movimiento popular y solo dándoles protagonismo a los líderes (vanguardia, partidos, hombres). Mientras que en otros continentes estos movimientos y tipos de lucha están siendo profundamente estudiados como procesos colectivos, y en otras regiones (África, Asia y Europa) han sido emulados como forma de protesta y organización política.
prodriguezrojas@hotmail.com
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