La vida pública del Libertador Simón Bolívar duró aproximadamente unos 20 años (entre 1810 y 1830), en los cuales cambió por completo la historia de cinco países latinoamericanos. Pero no contaba con los adelantos tecnológicos que disfrutamos hoy: no había radio, televisión ni satélites. No era posible grabar el video o el audio de los discursos, de dirigirse al país de forma instantánea cada vez que lo necesitara para informar a Venezuela o a la Gran Colombia de sus actividades, ni de poder desmentir las calumnias que los enemigos de sus ideales tejieron contra su persona. Había prensa, pero el analfabetismo era altísimo y las noticias se esparcían lentamente y a veces con muy poca veracidad.
De allí que el Libertador murió abandonado, solo, odiado por muchos, con una camisa prestada. Gente del propio pueblo que ayudó a liberar terminaron despreciándolo y burlándose de él. No fue posible continuar su lucha.
Tuvieron que pasar muchas generaciones para que se comenzara a rescatar su heroísmo y su memoria, y más generaciones aun para que se decidiera que esa memoria no podía permanecer en libros y frías estatuas, sino que tenía que continuarse su lucha: allí fue cuando Bolívar resucitó.
CASI LO MISMO
La vida pública del comandante Hugo Rafael Chávez Frías duró casi lo mismo: 21 años, desde aquel 4 de Febrero de 1992 hasta el pasado 5 de marzo. Pero vivió una época diferente, una época en la que la tecnología nos permite comunicarnos instantáneamente. Chávez pudo usar los medios de comunicación de forma veloz y eficiente para dar a conocer todas sus ideas y pensamientos, para entrar por horas y horas a nuestros hogares a través del Aló Presidente, de sus cadenas, de sus alocuciones. Se convirtió en parte de nuestras familias y de nuestras vidas, y quien lo ponga en duda sólo tiene que acercarse a las larguísimas colas que llenan en estos momentos los espacios de Fuerte Tiuna, Los Símbolos, La Bandera y El Valle. Gente de todo el país que llora a Chávez como si se hubiera muerto su hijo, su padre, su esposo, su hermano.
Chávez se encargó de eliminar el analfabetismo en nuestra tierra gracias al apoyo de la hermana República de Cuba. Vivió el inicio de la revolución del Internet y decidió apoyarla, llenando al país de Infocentros, de teléfonos con acceso a la red y de millones de Canaimitas que ayudan a una nueva generación a aprender y ser mejores. ¿Qué hubiera pasado si Bolívar hubiera podido tener todos esos recursos?
Muchos factores ayudaron a hacer la diferencia, y creemos que la tecnología es uno de ellos. Esta vez, nuestro segundo Libertador no pasará al olvido. Ya no hará falta que nuestros nietos descubran y resuciten su memoria y su lucha: el mismísimo día de su muerte física, millones de personas juramos continuarla. Y lo mantendremos vivo, usando todos los recursos a nuestro alcance. En particular, esas tecnologías libres y ese conocimiento libre que él tanto apoyó, porque es la garantía de que su pueblo se adueñe de todo lo necesario para seguir construyendo Patria.
¡Viva Chávez!