El legado de la ilustración, de la modernidad fue grande sin lugar a dudas, el colocar al ser humano como centro de la vida fue un gran aporte, el despojarse de las supersticiones hizo mucho bien a seres acostumbrados a la esclavitud de las creencias impuestas por más irracionales que éstas fueran.
Por otra parte, y una vez terminada la segunda guerra mundial surge la otra cara de la moneda, el postmodernismo o post modernidad con su carga reaccionaria, teniendo como estandarte la desvalorización de la ética y la moral, abjurando de todo principio que pudiera señalar la dignidad per se del hombre por simple derecho natural, es decir, su proclama fue “todo es válido”.
Ambos pensamientos, aunque estén en las antípodas conceptuales tienen algo en común, ambos se fueron a los extremos, el primero por considerar al hombre como una máquina racionalizadora de todo fenómeno que se produjera, sin tomar en cuenta su naturaleza emotiva,y es por eso el asco que produce en pensadores del calibre de Sartre el no poder catalogar los embates sentimentales, es decir, o algo tiene explicación matemática o llanamente tiene que ser descartado. Por otra parte el postmodernismo niega rotundamente la razón como medio para alcanzar avances lógicos y sensatos que lleven al hombre a deslastrarse de cargas medievales, tendiendo así a un progreso verdaderamente planificado en función del raciocinio o racionalización de las necesidades; aquí se niega de por sí las bases de la moral, no se da cabida, como se dijo, ni al basamento netamente humano de la moral y la ética.
Surge la figura de Chávez y nos enseña que de ambas filosofías puede extraerse elementos funcionales y de provecho sin llegar a extralimitarse o aplicar un solo modelo a profundidad. Así es como nos enseña a deslastrarnos del fin de la historia proclamado por Fukuyama lo cual no era otra cosa que el postulado más postmodernista de la historia, ya que propugna la caducidad del pensamiento y la entrega al modelo único capitalista. Pero también nos enseña a que el ser humano no es lógico, que la vida no es lógica y que no debemos ceñirnos a teorías de forma irrestricta, es decir, nos enseña a ser como el bambú, flexibles.
El genio de Chávez fue incluso más allá de lo netamente político, y esto es fácilmente entendible cuando nos adentramos en su pensamiento, ya que nunca actuó llevado ni por dejadeces o lenidades mentales ni por férreas doctrinas, sino que su fundamento era la supremacía de la dignidad humana y sus derechos fundamentales, de manera pues que coloca la verdadera ética y moral humana de nuevo sobre el tapete y redescubre la historia.
Abog.MgSc.
Miguelvillalobos9@hotmail.com
@jomigovi
