Caramba... Maryclen Stelling

Y tenía que ser usted, una mujer comprometida con el periodismo serio, honesto y sin ambages.

En su artículo Al borde del abismo (http://www.aporrea.org/actualidad/a168157.html) concluye con lo que muchos avizoramos y decimos,  sin que en algunas de las vicicitudes citadas por usted hayan alcanzado el eco necesario en las muy altas esferas del gobierno, cito:

Es momento de abordar abiertamente la corrupción, reconocer y denunciar las formas que reviste: tráfico de influencias, sobornos y extorsiones, malversación, prevaricación y cooptación, compadrazgo, nepotismo y, por supuesto, la impunidad. Es indudable que ello erosiona la credibilidad y legitimidad del gobierno y nos coloca al borde del abismo.

(fin de la cita)

Todo lo que usted allí cita como signos inequívocos de la decadencia lo venimos diciendo respetuosamente, y como son el conjunto de manifestaciones de una enfermedad que se  desarrolla lentamente en el proceso (cuya cepa heredamos de administraciones pasadas), podemos desde aquí, en aporrea, casi clínicamente diría yo, emitir un diagnóstico que no podemos llamar reservado o discreto (eufemismo con que algunos galenos enuncian el estado de un paciente que podría estar al borde de la muerte y que usted coloca al borde del abismo) sino grave.

Hace unos días publiqué un artículo contentivo de algunos elementos que están presentes en el suyo y expresaba yo que hay varios protagonistas en esta trama (en el caso que nos compete): una parte de la dirigencia política, el funcionariato,  y profesionales al servicio del estado (incluyo a la empresa privada en todas sus manifestaciones).

La causa de que se siga expandiendo el mal o la enfermedad es la impunidad y esta, la madre del cordero, es ejercida desde los órganos competentes encargados de ejercer la justicia en el país:

La cumbre del asunto vinculado a la corrupción está  en la IMPUNIDAD y en la cadena delictiva que esta deja como secuela y por consiguiente: de solidaridades mafiosas cuya operatividad se manifiesta desde los altos cargos públicos y políticos, hasta los encargados de impartir justicia en el país; que son los que en definitiva pueden poner el sello de la vergüenza al dejar en libertad delincuentes y encarcelar o imputar gente inocente; cuando no se trata de inculpar venezolanos honorables para favorecer a algún allegado a los poderosos, las mismas mafias o un familiar o amigo de un jerarca.

De modo que, aparte de Eduardo Samán en el Indepabis, necesitamos clonar al implacable combatiente para colocarlo en el seno de los ámbitos tribunalicios.

Algunos venezolanos se han encaminado en la búsqueda de explicaciones científicas que permitan dilucidar las razones por las cuales se desarrollan estos males en nuestra sociedad (un grano de maíz, por ejemplo), comparando, citando y exponiendo lo que en otros momentos históricos los ha ocasionado (en nuestra sociedad y en otras)  y sus posibles atenuantes...otros se expresan solamente a través de la denuncia...y algunos en las acciones directas para contrarrestar estos entuertos, como por ejemplo (entre muchos) el caso de las y los valientes venezolan@s que han dado un paso al frente para defender la memoria y el legado del Cacique Sabino Romero, cuya familia esta siendo satanizada cruelmente.

Y es que los luchadores sociales corren siempre el riesgo de que sus acciones sean transfiguradas por la vorágine de la corrupción y sus tentáculos, cuyo mayor empeño es sembrar valores que desvirtúen su arresto revolucionario.

Tras el asesinato de Danilo Anderson, no tardaron en aparecer en algunos medios impresos supuestas vinculaciones del mártir revolucionario con mafias delictivas...una especie de escaramuza entumecente que transformara la hazaña de Anderson en cobardía, la honestidad en deshonestidad, el desprendimiento en avaricia, la probidad en miseria humana...esto es un indicativo de CORRUPCIÓN periodística en virtud de que era evidente que formaba parte de lo que llamamos PALANGRE.

Así, al combatir la maldad, se corre el riesgo de quedar entrampado en los vericuetos legales que favorece el imperio de la impunidad y con ello la posibilidad de ser sometido a juicio, proceso judicial o el vilipendio y la calumnia.

Yo expresaba en mi artículo pasado lo siguiente:

Y es que da la impresión que delinquir en Venezuela es muy lucrativo: delinquen quienes hacen tráfico de influencia; favorecen contratos sin concurso; retardan procesos judiciales; eliminan pruebas de flagrancia; absuelven procesados cuyos delitos están mas que demostrados; hacen silencio ante los entuertos administrativos de sus superiores; favorecen redes de solidaridad delictiva; criminalizan y satanizan la denuncia; boicotean los procesos de investigación...en definitiva, todos los que no cometieron el delito directamente pero que gracias a su poder (ejercido desde un cargo o una posición política) allanan los caminos de la IMPUNIDAD.

Y lo finalicé así:

Necesitamos dirigentes como Argimiro Gabaldón y Hugo Chávez, diputados como Fabricio Ojeda y Luis Tascón, maestros como Prieto Figueroa, poetas como Aquiles Nazoa, músicos como Antonio Estévez y Otilio Galindez, intelectuales como Brito García, Acosta y Sanoja, fiscales como Danilo Anderson y funcionarios como Eduardo Samán...necesitamos también , con URGENCIA, transparencia y equidad en los procesos tribunalicios.

Y ahora, para que la apología de la integridad se concrete como mensaje de este artículo agrego: Necesitamos periodistas como Maryclen Stelling y Cristina González... y profesores como Lusbi Portillo.

salud!!!

diegosilvasilva@cantv.net

 



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Diego Silva Silva

Compositor- Guitarrista- Investigador-Articulista-Conferencista. Licenciado en Educación. Ha recibido, entre otros reconocimientos (en las áreas de la música sinfónica, de cámara, electroacústica): Seis Premios Nacionales de Composición, Siete Premios Municipales de Música; el Premio Latinoamericano de Composición Casa de las Américas; ha presentado sus obras en Moscú, EEUU, Cuba, Nicaragua, Francia, Inglaterra, España, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Uruguay, Siria y Canadá; Investigador de la música del pasado colonial de Venezuela (restauró un extenso legajo de Canciones Patrióticas Sinfónico Coral caraqueñas desconocidas); ha estudiado las diferentes manifestaciones de la gran diversidad que representan las músicas de América y el mundo no occidental; fue asesor del departamento de investigaciones culturales del Ministerio de Cultura de Nicaragua (1983-1987); fue Vice-presidente de la Sociedad Venezolana para la Música Contemporánea y Presidente de la Comisión Artística de la Orquesta Filarmónica Nacional. Ha dirigido la Orquesta Sinfónica Venezuela, la Municipal de Caracas, de los Llanos, de Falcón, de Aragua, la Filarmónica y otras agrupaciones orquestales incidentales. Ha sido guitarrista acompañante de: Gloria Martín, Alí Primera, Lilia Vera, Cecilia Todd, Los hermanos Godoy, Isabel Parra entre otras y otros. En los años 70 fue miembro Fundador de la Camerata Renacentista de Caracas en donde se desenpeñó como laudista, vihuelista, violinista y percusionista.


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