Cuando escuchamos la palabra corrupción enseguida la asociamos con empleado público. Si quiere conocer algunas acepciones de esta palabra lean el digerible artículo de Roberto Hernández Montoya enhttp://www.aporrea.org/actualidad/a175438.html.
También relacionamos corrupto o corrupción con altos ejecutivos del ámbito público o del ámbito privado. Pero ese mal ha irradiado a otra categoría social. Son los populares buhoneros, también denominados comercio informal (informal, que adquiere forma a la hora de trancar calles y avenidas para hacer sus reclamos). Aunque el presidente del INDEPABIS, Eduardo Samán, dice que los buhoneros son la parte más visible de esa cadenawww.aporrea.org/contraloria/n238359.html,no es óbice para disculparlos.
Sin duda alguna, para que algo se corrompa debe de existir un corruptor. Castigar tanto al uno como al otro debe ser el espíritu de la Ley Habilitante solicitada el ocho de octubre por el Presidente Nicolás Maduro a la Asamblea Nacional.
Ahora, obviando la ausencia de lo ético y lo moral en la práctica comercial de los vendedores informales. Trataremos de explicar cómo el mercado influye para que estos señores se corrompan.
La tasa activa, la que cobran los bancos, de septiembre a diciembre del año 1.998 osciló alrededor del 53%. Con la llegada de Chávez esa tasa empezó a descender. Sólo se colocó en 57% en febrero y marzo de 2003 producto del Paro Petrolero de 2002-2003. Éste porcentaje estuvo bien lejos del techo de 72% de la cuarta república en diciembre de 1.993. Veahttp://www.josebhuerta.com/interes.htm.
Con tan altas tasas de interés, la baja bancarización y los engorrosos trámites que exigían los bancos para conceder un préstamo el comerciante informal acudía a los prestamistas usureros. La tasa del agiotaje se mueve por encima del 10% mensual. No era raro leer en la prensa como las deudas se cobraban con la vida. También el agobiado deudor arremetía contra el acreedor.
Ahora la situación es diferente. La tasa de interés oscila alrededor del 16% anual. Los trámites para solicitar un préstamo se han flexibilizado y por tanto ha aumentado la bancarización.
En estas condiciones, el buhonero se hace de dinero barato. Acude al mayorista. Éste además de vender con sobreprecio sabe que inmediatamente realiza su mercancía de contado y no debe esperar diez o quince días para cobrarle al comercio formal. Por otra parte, la porción más visible de la especulación vende al precio que se le antoje sin ningún tipo de control. Bueno, puede que esté bajo el control del policía matraquero. De todas maneras cuenta con suficiente holgura de tiempo para cancelar la deuda con el banco. Y como si fuera poco, también ocupa el espacio que corresponde a los ciudadanos.