El pueblo venezolano conoció a Chávez y su "por ahora", de forma sorpresiva y con contundencia en 1992. No podía ser de otra manera en una Venezuela controlada por élites políticas y económicas entreguistas, que como único fin recibir una tajada del incalculable saqueo a nuestras riquezas por parte de las transnacionales. Mientras que los verdaderos dueños de los recursos, el pueblo venezolano, era sumido en la más profunda miseria y su autoestima sistemáticamente golpeada por los grandes medios de comunicación, que a través de su semiótica, inculcaban la idea del venezolano como un ser inferior, por tanto era necesario la guía de una nación de semidioses, como eran promocionados los habitantes de los países industrialmente desarrollados.
Tanto para las élites nacionales, como las foráneas era (y siempre será) vital borrar nuestra historia, así cómo desvanecer o minimizar, los grandes venezolanos y venezolanas que influyeron en todo el continente americano. De no poder ser borrados como el caso de Bolívar, Sucre, Miranda y tantos otros, la solución fue encerrarlos en estatuas de bronce ubicadas en desiertas plazas, haciendo creer al habitante de esta tierra, que fue una curiosa suerte del destino la existencia de esos colosos en este país y además que sus ideales eran sueños delirantes imposibles de cumplir. El sistema de neocolonización era perfecto y los oligarcas nacionales apoyaron a los grandes grupos económicos foráneos para hacernos creer que jamás iban a volver a existir personas como esas, cuando en realidad nosotros somos Bolívar, Sucre, Miranda, Zamora, Roscio, Simón Rodríguez, Manuelita Sáenz, Juan Pérez Alfonso y tantos otros.
En el año de 1992 Chávez fue preso por Carlos Andrés Pérez. Luego, Caldera, por la presión de un pueblo que había demostrado su determinación el 27 de febrero de 1989, Chávez fue liberado para llegar a la presidencia en 1998, pero, a diferencia de sus antecesores, Hugo Rafael Chávez Frías, no llegó para mandar, sino para servir al verdadero soberano. El pueblo.
Lo que hizo desde 1999 hasta ese 5 de marzo del 2013 en beneficio del pueblo venezolano y latinoamericano, no cabe aquí, se necesitarían enciclopedias muy nutridas y aún así faltaría información. No obstante, sus acciones se quedan pequeñas comparadas con el inmenso amor que despertó en millones de personas, no sólo en nuestro país, sino alrededor de todo el planeta. Sin duda alguna Hugo Rafael Chávez Frías es y será, el símbolo de la dignidad de cualquier ser humano sin importar su situación ni condición.
Brevemente, en este párrafo narraré mi experiencia personal, sobre lo sucedido ese 5 de marzo de 2013. Al salir un momento del laboratorio del Observatorio Socialista Petrolero ubicado en la Universidad Bolivariana de Venezuela, junto con otros dos investigadores (y amigos) nos dirigimos al área de los ascensores. En ese momento una mujer bajaba las escaleras con gritos ahogados por el llanto, anunciando la partida del Comandante. No hace falta describir las escenas de dolor que se vivió en la universidad, así como en todo el país y el mundo. El revolucionario que está leyendo este humilde escrito, no le hace falta que le diga más nada, pues sintió y vivió el desconcierto, la incertidumbre y ese terrible golpe emocional con todo su ser. Esa pérdida fue un golpe en el alma.
Mientras tanto las élites se frotaban las manos. Pensaron con desacierto que todo acabaría con la partida física del Comandante. Prudentemente adularon a ese ser que apenas unos meses atrás atacaron con furia y asco. Para ese momento, los analistas de oposición se desdecían declarando que Chávez fue una gran persona y que quería el bien para el pueblo, cuando hace muy poco atrás lo promocionaban como un tirano. En realidad esa oligarquía hablaba bien de Chávez, porque pensaron que al fin y al cabo, en uno o dos meses la Revolución caería solita, pues el líder supremo no estaba. Al mes vino las elecciones presidenciales y el candidato de la burguesía se disfrazaba de Chávez en una pretensión inútil de engañar al pueblo. En esas elecciones perdió el candidato burgués ante Nicolás Maduro, el primer Presidente Chavista de nuestra historia. Eso hizo que el candidato perdedor se quitara frustradamente su máscara para luego, sin ningún tipo de respeto por el duelo de la inmensa mayoría del pueblo venezolano mandase a descargar "la arrechera" provocando la muerte de 15 personas en abril del 2013, con el propósito de provocar una guerra civil, para justificar una intervención militar extranjera.
No hubo guerra civil, pero igual pensaron que la Revolución caería sin el Comandante, por lo que empezaron a fraguar formas de malestar social. De pronto, el habitante común no podía comprar nada, pues se comenzaron a ver unos precios exageradamente altos. Ese descontento provocado, era con el objetivo de que el pueblo en las elecciones municipales de diciembre de ese mismo año, votaran en contra de la Revolución. Esas élites confiaron tanto en su plan desestabilizador, que pretendieron hacer de esas elecciones un plebiscito. Se sabe cuál fue el resultado: el triunfo contundente de la Revolución Bolivariana. Esas élites no entendieron porqué el pueblo reafirmó su voto por la Revolución.
Chávez ha estado tan presente en el pueblo, que la oposición no ha podido jugar a su ausencia por más que han puesto en los periódicos el "presidente fallecido Chávez"; o por más que burgueses desubicados nos hayan dicho que nadie nos lo va a devolver. Tal vez tengan algo de razón. Nadie no los va a devolver porque jamás nadie nos los ha quitado.
Este año 2014, la oligarquía ha organizado y financiado a grupos de individuos para que hagan guarimbas con la esperanza que se le sumen los sectores populares, o en su defecto, que haya por lo menos una guerra civil. Pero Chávez, les volvió a salir al paso a través de su pueblo, pues les enseñó a no 'pisar peines' tan ingenuos. El pueblo venezolano es conciencia pura y otra vez no hubo (ni habrá) guerra civil. Mientras que por el lado de la derecha, se extinguen ahogadas en el charco de un nuevo fracaso las guarimbas.
Los oligarcas han caído tan profundo en la desesperación, que apelan a brujos como el estafador Do Santos, personajes cómo Madona, a eventos faranduleros como el Oscar, a especialistas del fenchui lingüístico etcétera, con la esperanza de que renuncie Nuestro Presidente Nicolás Maduro. No ven cual es la clave de la Revolución. No se dan cuenta que esa clave está justamente en la primera frase con que se dio a conocer Chávez. Ese "por ahora..." que nos recuerda su búsqueda del ideal añorado por el pueblo venezolano. Ese ideal es conseguir a una Venezuela donde siempre manden sus habitantes; que ese pueblo siempre tenga presente que está compuesto del mismo barro de los libertadores. El ideal de una Venezuela donde las riquezas sean de sus hijos e hijas. Una Venezuela que sea la impulsadora de la unión de todo un continente y sea ejemplo en el mundo. En este sentido, los venezolanos tenemos presentes lo dicho por Chávez en diferentes maneras, donde siempre nos recalcaba que él era el medio para alcanzar los ideales, no el fin. Así pues debemos luchar por tener patria bonita para nuestros hijos, porque el hombre, al ser mortal, la muerte llega a buscarlo algún día, pero la patria es inmune a la muerte. La Patria es inmortal.
Chávez será siempre nuestro guía e inspiración. Así como el pensamiento bolivariano está presente, a pesar de que se fue físicamente Simón Bolívar hace 183 años, igualmente estará presente por siempre, nuestro Comandante Chávez, no sólo en nuestro país, sino en los habitantes del mundo que quiere justicia, paz, igualdad y emancipación verdadera. La muerte es un precio muy pequeño ante la grandeza de construir día a día una mejor y más bella Venezuela. Por ello, jamás traicionaremos la revolución que el Comandante nos dio como herramienta para ejercer nuestra independencia, pues sería traicionarnos a nosotros mismos. Porque al fin y al cabo Todos Somos Chávez.
Hasta la Victoria Siempre