//// Se trata de una agenda global en la que si bien es cierto el racismo sigue vigente, el tema central es cómo transformar la sociedad capitalista y construir una sociedad afroprogresitas, sin racismo, sexismo e inclusiva
En América del Sur, los países con mayor presencia africana están en el siguiente orden: Brasil, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Uruguay, Bolivia, Argentina, Paraguay y Chile.
Después de Brasil, es la región andina donde existe una mayor presencia africana y es también junto con Brasil donde las prácticas racistas son más notables, donde los derechos humanos de los y las afrodescendientes sufren una constante violación los más esenciales.
Es Colombia, el país del área andina de mayor presencia africana, ubicada en grandes áreas de recursos estratégicos por bendición o maldición, pero es en este país donde nuestros hermanas y hermanos afrodescendientes sufren la mayor violencia de sus derechos como ciudadanas y ciudadanos, desplazados por los conflictos armados de sus tierras ancestrales, discriminados en ciudades como Bogotá, limpiezas étnicas hacia los jóvenes afrodescendientes en ciudades como Medellín o Buenaventura, reclutamiento forzados de niños y niñas afro para distintos bandos del conflicto armado.
Pero también es en Colombia donde se estableció por primera vez en la historia una Ley Especial para las Comunidades Afrodescendientes, en la que garantizan sus derechos territoriales, espirituales, educativos, entre otros aspectos. Fue allí donde se aprobó la Ley 70 de Comunidades Negras en 1993, que cumple 21 años de su aplicación y que luchan por su supervivencia. Es en Colombia también donde más se han dictado medidas cautelares para proteger a líderes afrocolombianos ante las amenazas de asesinatos por parte de los grupos en conflictos armados.
Colombia, Haití, Honduras, por la violencia generada en el marco de la estructura represiva nacional e imperial es foco central del movimiento afro contemporáneo.
PERSPECTIVAS AFRODESCENDIENTES
De Durban (2001) hasta el año internacional de los pueblos Afrodescendientes (2011) y el Decenio que comenzara a partir del año pròximo han ocurrido cambios sustanciales en el seno de nuestras comunidades como sujetos de cambios, resistencia e incidencia en los cambios progresistas del continente.
La agenda para esta segunda década del siglo 21 debe estar centrada en Derechos Humanos conexos a la discriminación racial, desplazamientos y masacres que aun se siguen cometiendo. El tema ambiental y cambio climático. La discusión sobre la izquierda ortodoxa y afrodescendientes. La afroderecha o como opera el imperialismo norteamericano y su penetración en los movimientos afrodescendientes. Las articulaciones organizativas regionales, mas allá de la dadivas y las donaciones. El tema del socialismo afro en las propuestas socialista de Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia; partidos, gobiernos, Estados y movimientos sociales afrodescendientes autónomos. La espiritualidad como fuerza de convicción en nuestras luchas. La visión de género. La diversidad sexual.
Se trata de una agenda global que si bien es cierto que el racismo sigue vigente, pero que el tema central es cómo transformar la sociedad capitalista y construir una sociedad afroprogresitas, sin racismo, sexismo e inclusiva.
El decenio afrodescendientes (2015-2025), consensuado por los países integrantes de la ONU, es una invitación a los Estados a consensuar una agenda construida socialmente con las y los afrodescendientes para erradicar las dimensiones de la pobreza, así como avanzar a la satisfacción de lo que llamaría Agner Heller las necesidades radicales humanas (espiritualidad, nuevas relaciones de humanas, entre otras).
El proyecto del decenio afrodescendiente, más allá del principio de justicia y lucha contra la desigualdad, debe enriquecerse con las experiencias que se vienen generando en las Américas y el Caribe, como por ejemplo los avances en el reconocimiento de las distintas expresiones espirituales, como un punto focal para el reencuentro de los seres humanos consigo mismo.
Se trata de nuevos campos que vayan rompiendo el cerco de la lucha de la sobrevivencia y pasemos a la plenitud de otros aspecto que poco asumimos en nuestras agendas afroglobales.
Parte de esos componentes de la agenda tiene que ver con la espiritualidad afro. Avanzar por por el reconocimiento de nuestra espiritualidad como parte de la rehumanización del planeta.
En el gobierno del expresidente haitiano Aristide se reconoció el vudú como religión oficial en dicho país. El expresidente Lula Da Silva impulsó el estatuto de la religiosidad afrobrasileña. Por otro lado, los conocimientos ancestrales en territorio afrodescendientes en la medicina tradicional que desde hace algún tiempo la Organización Mundial de la Salud viene explorando con curanderos. Estas experiencias debemos sumarlas a nuestras luchas contemporáneas.