Los venezolanos poseen vocación por la paz, ¡los imperialistas no!

Escuchando al alcalde de Caracas Jorge Rodríguez, a Diosdado Cabello, José Vicente Rangel, Aristóbulo Isturiz en la instalación de la conferencia nacional por la paz de Venezuela, cualquier observador objetivo puede darse cuenta que junto a Maduro, todos ellos han sido capaces de generar un humanismo que marca una línea que tiene su origen en Chávez y que no ha dejado de nutrir de heterodoxia, de apertura a la vida y de pensamiento realista a este grupo de luchadores revolucionarios.

Por mucho que los criticistas digan que “Maduro no es Chávez” y que “Diosdado o Jaua, son incapaces”, la línea humanista y pacifista de pensamiento y acción política continuará viva en la medida en que siempre hay alguien, como ellos, quienes sin aspavientos, sin máscara alguna, “más allá de las consideraciones políticas” y “a pesar de tantas agresiones” han sostenido un saludable y convencido “NO A LA VIOLENCIA” tan optimista y lleno de una sana satisfacción que les aporta saber que Venezuela los niños y niñas con su canaimitas (computadoras) se hacen un mundo más abierto a las ideas, los 417 sectores con programas Barrio Adentro en Caracas y como dijo Diosdado: “…Y ojalá los ricos entendieran que este país no es de ellos nada más, sino también, es de los pobres y que los pobres necesitan de todos”.

Pero allí, bajo ese pliego de esperanzas late una herida abierta y solamente quien no esté manteniendo la mezquindad capitalista y el odio burgués hacia los pobres puede disfrutar las frescas palabras, de este grupo de revolucionarios. Hombres y mujeres que tienen que ver con ver con el cambio de los tiempos, con la caída de un régimen montado sobre la injusticia, el saqueo de los recursos naturales, la matonería, el engaño y la explotación.

Tanta ternura humana, que quizás, dentro de los que habitamos este turbado planeta tierra, ha recaído sobre ellos, al igual que sobre Bolívar y Chávez, el certero honor de aparecer una y otra vez mencionando la indeclinable vocación de los venezolanos por la paz.

Ese pueblo humanista, pacífico y valiente merece todo el apoyo de los latinoamericanos. Cada latinoamericano consciente muestre esta realidad en sus ciudades, centros de estudio o trabajo. En el metro, los buses, los medios de comunicación. Muestren que la revolución bolivariana, humanista y llena de progreso se ha ganado el derecho a existir y todos nosotros los latinoamericanos progresistas estamos en la obligación moral e histórica de defenderla y de exigir a nuestros gobiernos no solamente se pronuncien sino también contribuyan políticamente a aislar la ola de violencia desatada por los fascistas.



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Memo Fernández


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