Abril ha estado signado en la historia de la Revolución Bolivariana como un mes de luchas, de un pueblo que triunfa a las adversidades y de consolidar la conciencia popular en las razones y convicciones que nos impulsan a seguir consolidando ese país mejor que entre todas y todos vamos construyendo.
El golpe de Estado de 2002, el desconocimiento de los resultados electorales presidenciales de 2013 y el “golpe suave” de este 2014… tres abriles cargados de adversidades que han sabido convertirse en importantes reimpulsos. Así fue con los primeros y sin duda así será con el de este 2014, a pesar que el golpe suave en proceso algunos apuestan por hacerlo cada vez menos suave, terroristas, piromaniacos y demás joyas por medio.
El recrudecimiento de la violencia de la derecha obliga a una acción ejemplar y expedita de la justicia, que permita la consolidación del estado de derecho que está garantizado en Venezuela y al que algunos en su loco afán egoísta y destructivo quieren hacer ver como inexistente, sin importar el daño que generan a su propio país.
El desespero en el que ha caído la derecha ante el acumulado fracaso en su intento golpista la hace cada vez más peligrosa. Conociendo su desapego con los intereses de la Patria y su escaso compromiso con la vida, hay que estar cada vez más alertas ante cualquier intento desesperado por generar aún más terror o por recrudecer sus expresiones de maldad. ¿Cuándo se había visto en el país una orgía destructiva como la que ha ido ejecutando esta extrema derecha? ¿Cuándo se había intentado, por ejemplo, incendiar un edificio donde funciona un preescolar? ¿A quién en su sano juicio se le puede ocurrir denominar estas acciones como “protestas” o “manifestaciones”?
El odio no es parte de nuestra cultura. Donde esté, localizado, mimetizado y hasta justificado y defendido por grupos minúsculos, debe ser acorralado y desterrado por todo el que se precie de querer a su Patria, esté donde esté y tenga el color que tenga.
Tomar partido ante las visiones de país que hoy se presentan es una necesidad y más allá, una obligación. Este abril está llamado a ser el de definitivamente tomar partido por la nación, por la paz, por el respeto a la ley y por el bien común.
Seguro estoy que lo haremos desde nuestra conciencia como Pueblo y dejaremos muy claramente establecido una vez más que abril es un mes de victoria.