El capitalismo diseñó un mundo, donde no cabe el “Poder Popular”. Los dos son profundamente opuestos. El mercado no produce para solventar necesidades sociales, produce para el logro de ganancias personales. El mercado es darwiniano. Para el éxito de éste propósito, el mercado tiene que controlar la cabeza de los consumidores, y efectivamente lo logra. El combate por la justicia, tiene que ser al mismo tiempo el combate contra el capitalismo y por la construcción del socialismo. En Venezuela no se trata de construir primero una “revolución burguesa”, y posiblemente luego el socialismo. Las características de nuestra burguesía: parasitaria, chula, sin tecnología ni mercados propios, profundamente entregada al imperialismo norteamericana y anticomunista, la inhabilitan para hacer con ella una revolución burguesa, amén de que ésta tesis, es originariamente Hegeliana (etapista y esto frena las luchas de clase). Además, los logros del Comandante Chávez, han permitido cualitativa y cuantitativamente avanzar social y políticamente en procura directa del socialismo.”Socialismo o barbarie”.
El artículo 2 de nuestra Constitución, de modo preciso dice, que el nuestro es: “un Estado democrático y social de Derecho y Justicia”. En su artículo 5, hay más precisión del constituyente: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo”. Reiterativamente el Comandante Chávez decía: “gobernar obedeciendo al pueblo”. Simón Bolívar, en carta al Mariscal Sucre el 28 de octubre de 1828, le dice:”yo antepongo siempre la comunidad a los individuos”. Del mismo modo nos recuerda Simón Rodríguez:”la fuerza material está en la masa…la fuerza moral en el movimiento de la masa”, “para construir el socialismo paso a paso” decía Chávez. Rousseau, escribió sobre “La Soberanía” del pueblo, que se hace representar por sus “Comisionados”. Los dominadores, obvian nuestras singularidades históricas, para imponernos las modalidades que nos oprimen. El capitalismo no es civilización, es barbarie. El ser humano que el capitalismo construye, es un ser sin humanidad, despolitizado, individualista, consumista, pragmático, utilitario, con enormes dificultades de sociabilización, para quien el mundo es él y cuando más su entorno más próximo. Solamente recordando los efectos de la plusvalía, nos encontramos de frente con la pobreza. El capitalismo es un despilfarro insostenible.
Nadie domina inocentemente. Con diversos métodos la minoría domina a la mayoría. Ya no es imprescindible las armas, en la guerra de IV y V generación, los medios sustituyen a las armas y con mayor eficacia. “El golpe suave”, lo estamos viviendo “en plenos acontecimientos”. La pobreza que acompleja, el fetichismo de la mercancía onubla, la ignorancia hace “que cualquiera lo engañe o cualquiera lo compre”. La ciencia al servicio de los poderosos. La manipulación del miedo, el azar o la incertidumbre. Se enseña que la desgracia social, es natural, y hasta puede ser un designio de Dios; es inevitable. Los pobres son señalados como culpables de sus desgracias. De igual manera afirman, que “los empresarios” son sanos y honestos emprendedores, que trabajan sin descanso por el bien de todos. Culturalmente, hay la tendencia a asociar economía con propiedad privada y mercado con democracia. Así, se articula la idea de orden a la de Estado, sin buscar interpelaciones. En esta línea, el gobierno está dando insólitas contribuciones a quienes durante décadas se han apropiado alevosamente de los dineros públicos. Pareciera que nuestro gobierno se quedara en lo táctico y se olvidara de lo estratégico. Estos auto llamados empresarios que no emprenden (con frecuencia lo son de maletín), que usan los dineros públicos sin arriesgar los suyos y su predilección ha sido las importaciones, donde hay menos riesgo y mayor ganancia, una vez más se escudan, en los problemas que ellos mismos han creado, para chulearse al gobierno. No pasará mucho tiempo en que digamos: volvimos a ser ilusos. La viveza, la corrupción, el engaño, la estafa, la perversión son lícitas para el mercado. Aquí no cabe El Poder Popular. Por el contrario, es la permanente conspiración contra el pueblo.
¿Desde cuándo existe el vocablo pobreza? ¿Cuál es su etiología? Son los pobres los que producen la riqueza, pero los ricos los que la disfrutan. Cuando los pobres hablan de socialismo, los ricos se alarman. La explotación no opera sola, cuenta con un ejército de “pensadores” serviles. Construyen una ciencia a su servicio. Desarrolla una tecnología, que le facilita sus controles (ej. los medios de comunicación). Los pensum de las carreras universitarias son elaborados por ellos y para ellos, por eso deshumanizan a las ciencias y privilegian las “ciencias duras”. No es posible en el seno del capitalismo, solucionar definitivamente problemas como el hambre, la inseguridad, el desempleo, la vivienda, la salud, los derechos humanos, o la paz social. Es el metabolismo del capital, el que crea todas estas barbaries. Sin estos terribles males producidos por el capital, el capitalismo no existiría. No pueden solucionarlos, viven de ellos y con ellos, forman parte “del negocio” del mercado.
No hay sociedad estática. Sí ella tiene la intermediación de la propiedad privada, hay clases y si hay clases hay diferencias y si hay diferencias hay antagonismos y si hay antagonismos hay lucha de clases. Pretender amainar estos antagonismos es estar de lado del dominador. La revolución exige determinaciones: con el capital o contra él. Las medias aguas son traiciones. Quien quiera seriamente examinar los resultados del sistema capitalista, infórmese sobre la terrible depredación de la naturaleza, los miles de millones de pobres, los millones de desempleados, los insólitos gastos militares, los resultados de las guerras. Vean lo que está pasando en medio mundo; en particular, en Europa y en los Estados Unidos. Cuántos diariamente pierden sus casas y sus empleos. Es este el modelo neoliberal, que la oposición desea implantar en Venezuela. Consciente del poder del marxismo, los capitalistas han promovido infinidad de seudo teorías, que pretenden el engaño, pasando por la fe y la esperanza. Al frente de todas ellas está el reformismo socialdemócrata, cuyo saldo en la historia ha sido la derrota de muchos intentos revolucionarios.
El Poder Popular más que un invento, es una creación del pueblo, una necesidad emancipadora, libertaria. La unidad de los parias es su condición vital de liberación. Cuando el capitalismo siente el aceleramiento de sus contradicciones, se hace reformista y llega a ofrecer esperanzas; es decir, espera allá a ver qué pasa. Es un reformismo que inmoviliza políticamente, que termina en frustraciones para los explotados. La dominación logra propalar la mentira, de que la culpa la tienen los “descamisados”, los tierrudos, los sin techo. Desde que el Estado existe, siempre ha estado al servicio de los privilegiados. Su función fundamental es defender la propiedad privada, sostener el orden de dominación. El reformismo socialdemócrata desde su nacimiento, ha estado al servicio del capital, siempre presto a la perfidia. Quien dude, que investiguen el papel de los socialdemócratas en muchos intentos revolucionarios.
Si el Estado es “un aparato” de dominación, huelga suponer, que DESDE DENTRO DE ÉL, NO SE PUEDE CONSTRUIR EL PODER POPULAR. El Poder Popular no saldrá, no puede salir de un Estado liberal burgués como el nuestro. Todo el andamiaje de éste “aparato”, ha sido construido precisamente para impedir los cambios revolucionarios. El capitalismo no puede creer en justicia, pues es esencialmente injusto. No puede creer en derechos humanos, pues a diario los viola. No puede creer en democracia popular, sino en aquella democracia que él tutela, permite y controla. El Poder Popular es sustancialmente opuesto a la naturaleza y a la lógica del capital. El Poder Popular es pueblo organizado, son autogobiernos, son estructuras que vienen de abajo; de las mismísimas raíces populares. No se puede construir el Poder Popular con asistencialismo, populismo y keynesianismo. Por su naturaleza, el Poder Popular tiene que ser autónomo, esto es; no puede estar sujeto a un partido o autoridades del Estado. El Poder Popular debe ser el espacio de toda la clase trabajadora oprimida. El Poder Popular, tiene que estar en permanente construcción (revolución permanente) y fortalecimiento, es un cuerpo de luchas sociales, y todas las luchas sociales son luchas políticas. No son aventuras o caprichos, los parias también tienen su filosofía. “La verdad es revolucionaria” confirmaba el Che.
No todos los venezolanos ven hoy con verdadera esperanza, la “mesa de diálogos”. “Ganar ganar”, es una mentira de este odioso sistema, montado sobre profundas contradicciones. Entre opuestos unos ganan y otros pierden. Saldrá un perdedor y un ganador. Por ejemplo esta insistencia de los altos funcionarios del gobierno, de construir Poder Popular sin revolucionarios, justificándose en la falaz y peregrina idea de que aquí “cabemos todos”, es a todas luces un error. Hasta la clase dominante, llega a pensar que es un insulto a su tradición histórica de privilegios. Se afirma, que el bárbaro represivo de Rómulo Betancourt, confesaba que para gobernar, era necesario darles dinero a la burguesía, ascenso a los militares e iglesias a los curas. ¿Será que hoy se está produciendo una renovación del Pacto de Punto Fijo? Algunos hablan de restauración de la IV.
A simple vista, cuando uno imagina lo que debe ser el Poder Popular, de inmediato lo asocia con pueblo gobernando. ¿Será verdad que en Venezuela hoy gobierna el pueblo? La historia no son casualidades sino causalidades. Si Santos Luzardo pacta con Doña Bárbara, está condenado a la derrota y pasará a la historia como peón de los enemigos del Poder Popular. Es ser “un pendejo”, creer que se va a engañar a “los mercaderes del templo”. Son los mismos que liquidaron a nuestros aborígenes y se apoderaron de sus tierras. Los mismos que traicionaron a Bolívar y lograron fortalecer el ignominioso latifundio. Son los mismos que enfrentaron a Ezequiel Zamora hasta asesinarlo y frustrar una opción justiciera. Son los mismos que gobernaron con Juan Vicente Gómez y aplaudieron la entrega de nuestro petróleo a los gringos. Son los mismos que derrotaron a Medina por miedo a sus leyes de tinte nacionalista. Son los mismos que gobernaron y se enriquecieron con Pérez Jiménez. Son los mismos que a su más cruel antojo manejaron a todos los presidentes que pasaron por Miraflores durante la IV. Son los mismos que se unieron para impedir la llegada al gobierno del Comandante Chávez, y por única vez no pudieron impedirlo, porque El Poder Popular lleno de esperanzas y de dolores, se arremolinó al lado de su gran líder auténticamente popular: Hugo Rafael Chávez. Pudiéramos segmentar algunos recuerdos para hacer más convincente este asunto. J V Gómez entregó el petróleo a las petrolera, y las tierras a “sus” amigos, fortaleciendo el latifundio, que había sido la causa fundamental por la cual dieron la vida miles de venezolanos e internacionalistas, durante nuestra guerra de independencia, luego pelearon en las huestes “montoneras”. A Medina Angarita lo tumban por no conciliar en esta entrega. Pérez Jiménez no aguantó dos pedidas, y tal fue su “bajada de pantalones”, que fue condecorado con una de las mayores preseas del Imperio. Betancourt, en un libro que se le atribuye su autoría (Venezuela política y petróleo) en su primer capítulo, titulado: Un país en venta, cuando llegó a la presidencia de inmediato llamó a los gringos a que “le ayudaran” a acomodar la casa. Del bárbaro asesino de Leoni, “yo ni lo ignoro”. Carlos Andrés Pérez, “robo y dejó robar” con “la Gran Venezuela Saudita”. “Venezolanos y Venezolanas heme aquí en medio del Caracazo”. Por el brutal robo y despilfarro, debió llamar al Fondo Monetario Internacional. El pestilente borracho de Lusinchi, pasó la deuda privada como pública y aún hoy estamos pagándola. Herrera Campins “recibió un país hipotecado” y multiplicó la deuda, y con la imagen de yo no fui, reprimió y continúo con la política entreguista, y Caldera con su gusto y anuencia, se dejó echar el abrazo mortal de la banca nacional e internacional. Sólo con Chávez no pudieron. Llegó el Comandante y mandó a parar. Los que hoy están en la mesa de diálogo en Miraflores, son los mismos que reiterativamente son sumisos lacayos del imperio yanquis. Son políticos corruptos, reaccionarios, anticomunistas y genuflexos ante la burguesía. Son Altaneros frente a los pobres y arrastrados frente a los ricos. Entonces, ¿qué podrá esperar El Poder Popular como positivo de estos diálogos? Los de ayer, que son los mismos de hoy, los une su voracidad por el dinero, y su “maldito” entreguismo al capital nacional e internacional. TODOS LO SABEMOS, LOS QUE HOY SE SIENTAN EN LA MESA DE DIÁLOGO, AL IGUAL QUE LOS QUE HACEN LA GUARIMBA (son los mismos. Unos hacen el trabajo sucio y otros el legal) ODIAN A MUERTE AL PRESIDENTE MADURO Y A TODO SU GOBIERNO, Y NO DESCANSARÁN HASTA LIQUIDAR ESTE PROCESO BOLIVARIANO. Han logrado paralizar la habilitante de Maduro (no pudieron con la habilitante de Chávez). Buscan la restauración de la IV república. ¿No es un contrasentido estimular el capitalismo y su mercado y hablar al mismo tiempo de justicia social, de socialismo? ¿Cuándo gobernará el Poder Popular? Ni los críticos profundos, ni el pueblo, han sido llamados a Miraflores. Para amainar la crítica, con el gobierno de calle se repite la frase: “Aprobado”. Recordemos que El Poder Popular jamás saldrá del seno de un Estado liberal burgués. No saldrá de las instituciones forjadas para controlar y dominar al pueblo. “Sólo el pueblo salva al pueblo”.
El autor es: Historiador y Profesor Universitario.
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