Revolución que se detiene, revolución que retrocede. La revolución es permanente, porque está continuamente creando y reproduciendo sus espacios libertarios. El capitalismo es la prehistoria de la humanidad. Es difícil hacer la revolución socialista, desde el Estado burgués. El Estado burgués está diseñado casualmente, para impedir las revoluciones. Capitalismo salvaje o socialismo liberador, es ésta la disyuntiva de la humanidad. Llegó la hora del Golpe De Timón de Chávez. O llevamos el proceso al “no retorno”, o perecerá éste intento revolucionario. El mundo entero nos mira. La historia nos enjuiciará.
El consumismo desmesurado y patológico, se articula con el derroche de las instituciones del Estado. Cuesta ya negar la pavorosa corrupción que tanto daño nos está haciendo. La improvisación y los planes inmediatistas, hacen metástasis en la administración pública. Se planifica sobre supuestos y circunstancias, sin asidero científico riguroso. El asistencialismo populista, la economía keynesiana, la fuerte orientación económica y política del gobierno, con reiterativas improntas reformista socialdemócrata, con atrevimientos hasta de aludir a socialismo de mercado o “tercera vía,” (tanta ambigüedad político-económico-administrativa impide que “los árboles nos permitan ver el bosque”) son respuestas frecuentes a los problemas sociales. Peor aún, no queda saldo político orgánico revolucionario. Son todas modalidades capitalistas, que confunden postergan, desvían y ponen en peligro esta revolución.
Se habla de precios justos y al mismo tiempo se incentiva con dinero público, al interés privado, que es el que causa estos desmanes. El interés privado, es completamente opuesto al interés público. ¿Será cierto que estos “empresarios” nos ayudarán a construir el socialismo? ¿Dónde están los doce apóstoles de Carlos Andrés Pérez? ¿Es o no mayoritariamente importadora la burguesía “nacional”? ¿Tienen o no fuertes vínculos de dependencia y vasallaje estos “empresarios” con nuestros enemigos históricos, el imperialismo norteamericano? ¿Quiénes son los verdaderos beneficiarios internos de la renta petrolera? ¿Cuánto dinero le debe el sector privado al Estado Venezolano? ¿Están o no implicados estos empresarios en los diversos intentos por liquidar este proceso bolivariano? ¿Se puede seguir creyendo en ellos? No es más sano y correcto, re-pensar todas las prácticas de nuestro pueblo, re-educarnos en todos nuestros hábitos, para levantar una República más hidalga, mesurada, solidaria, ecuánime, internacionalista, horizontal en sus deberes y derechos. Si aceleradamente seguimos extrayendo riquezas petroleras y mineras para satisfacer este consumismo enloquecedor, le estaremos dejando desiertos a las generaciones venideras. Si criamos cuervos, nos sacarán los ojos.
El espanto del fracaso soviético, donde no hubo socialismo, sino un corrupto capitalismo de Estado, fomentan las incursiones socialdemócratas en el seno del gobierno. La izquierda, pretendiendo alejarse del modelo fracasado soviético, se coloca en el centro-izquierda, solo a un paso de la derecha. Se inventan tantas prácticas o modalidades político-administrativas, que no ha terminado de fracasar una, cuando ya se crea la otra modalidad. Más de cien Vice ministerios, no sé cuantas Comisiones Presidenciales y Misiones, sin articulación entre ellas, con discrecionalidades insólitas, por parte de los funcionarios, lo que facilitan el burocratismo y la corrupción. Pareciera que lo que se quiere evadir es el socialismo verdadero. Nos alejamos “del fantasma” de Marx. El empirismo, el nepotismo, el pragmatismo saturan todos los espacios de la revolución, se niega así la experiencia humana acumulada. La abundancia de billete en la administración pública, es caldo de cultivo para la improvisación, amén de la corrupción. De nada vale la experiencia histórica de siglos, de éxitos y fracasos políticos y sociales. El reformismo penetra por todos los espacios del proceso. Lo trascendente queda sometido a lo coyuntural. Ni olvidamos ni aprendemos.
Este círculo fatal que a más exportaciones petroleras, más divisas, y a más divisas más importaciones, nos está matando. “La base económica de un país capitalista es antidemocrática, es excluyente”, señaló el Comandante eterno. La ceguera aniquila las posibilidades revolucionarias. No hay un capitalismo bueno y uno malo. El capitalismo por su naturaleza es destructivo y su lógica es la acumulación de capital. La riqueza dialécticamente genera la pobreza. En el capitalismo, no hay riqueza honorable, como no hay precio justo. Pretender hacer la revolución desde las instituciones burguesas, es una verdadero contra sentido. Un absurdo, por decir lo menos. Presumir que este Estado burgués es legítimo defensor del interés popular, es ingenuidad política. Sólo el pueblo salva al pueblo. Revolución sin pueblo actuando, tomando decisiones y construyendo su propia historia, es obra de caridad condenada al fracaso. ¿Cómo hacer la revolución sin revolucionarios? ¿Cómo construir el socialismo sin socialistas? El Poder Popular no saldrá del vientre de un Estado burgués, sino de sus ruinas. Incendio que debemos provocar.
Hemos olvidado el espíritu del ideal constituyente. Hay que potenciar las subjetividades, haciéndola irreverentes y transformadoras. Lo cultural está profundamente permeado por la dominación. Una revolución se pierde o se gana en la cultura. Cultura son símbolos, creencias, valores, en fin todas las prácticas cotidianas de una sociedad. Donde más ha penetrado el sistema capitalista, es precisamente en estas prácticas humanas. Con la cultura dominante se ha podido anestesiar la consciencia social. Frente a una cultura construida para la dominación, tenemos que crear una contra cultura para la revolución. Si la ideología oculta la verdad y reproduce al sistema dominante, la contra ideología se plantea la lucha de clases, la emancipación, la liberación. Hablamos de la insurgencia cotidiana del pueblo unido ejecutando su conciencia social revolucionaria.
Afirmar que en Venezuela cabemos todos, que somos iguales, que no hay ni clases sociales ni lucha de clases, es clara traición a la revolución bolivariana. La propia realidad material nos golpea en la cara. La cotidianidad son espacios de control del mercado capitalista. Nada o casi nada escapa a la fiereza del mercado. Más aún, el capitalismo va más allá del mercado; penetra en toda nuestra conducta. La propuesta del “no retorno” del Comandante Chávez, es radicalización del proceso, hasta donde éste no tenga vuelta atrás. Tal vez un poco tarde, él lo advirtió con su “Golpe de Timón”: socialismo o nada. Si erramos en la teoría, fracasaremos en los resultados. Teoría y práctica van al unísono. En verdad es teoría-practica. No es cualquier teoría o cualquier práctica. Se trata de teoría revolucionaria con práctica revolucionaria.
Se le teme a la crítica y no aparece la autocrítica. O construimos el socialismo, o se perderán todas las conquistas populares logradas en estos catorce años. ENTONCES, LA HISTORIA NO NOS ABSOLVERA.
Jesús M Vivas. HISTORIADOR, PROFESOR UNIVERSITARIO.
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