Después de veinte años de batallas y luchas terribles, Simón Bolívar señaló: “Hemos arado en el mar”. Fidel Castro le dijo al Comandante eterno: “Hugo, nosotros no podemos arar en el mar”. Hay que profundizar la revolución, para acortar la transición.
Reiterativamente venimos señalando que SÍ EXISTE UNA RUTA PARA LA TRANSICIÓN AL SOCIALISMO, pero hay que perfeccionarla, mejorarla, pulirla, tomar en cuenta algunas peculiaridades culturales, temporales y espaciales (Mariátegui). Negarlo es pretender desconocer la enorme teoría escrita, y las múltiples luchas en procura de la justicia social (teoría y práctica revolucionaria mundial). Superar los errores cometidos en la teoría y en la práctica marxista, significa: lucha a muerte contra la corrupción, el burocratismo, el tareísmo, el nepotismo, el utilitarismo, el pragmatismo, el dogmatismo, contra los manuales ya superados, el capitalismo de Estado, el partido único, la falta de democracia en todos los ámbitos de la sociedad, el falso vanguardismo. Debemos impulsar la crítica y la autocrítica permanente. Es perentorio comprender que lo táctico debe estar siempre sometido a lo estratégico. Sabemos que las revoluciones trascienden las fronteras nacionales. El marxismo desde los clásicos hasta los contemporáneos no es algo cosificado, estático, insuperable, eterno, se trata de ideas nacidas en los combates teóricos y prácticos, de allí su carácter de revolución permanente. Es un reconstruirse constantemente.
Las revoluciones socialistas tienen un poderoso enemigo que se solapa, que se mimetiza, que se camufla: el reformismo socialdemócrata. El evolucionismo o etapismos, la conciliación de clases, el economicismo en las luchas de los trabajadores. Las falacias del progreso, del desarrollismo, de la civilización. La opción de preferir el desarrollo de las fuerzas productivas, que caerán en las manos de la explotación capitalista y ayudarán a la destrucción de la naturaleza, antes que el desarrollo de la conciencia de clase (develamiento de la realidad concreta. Destrucción de lo que existe para construir lo nuevo), SON ARMAS PELIGROSÍSIMAS FRECUENTEMENTE USADAS POR LOS REFORMISTAS SOCIALDEMÓCRATAS. Ojo pelado con estos falsos revolucionarios. Son agentes de la contrarrevolución.
Tenemos que conocer el metabolismo del capitalismo, su fisiología, su uso de la alienación, enajenación e ideologización, con las que anestesiar la conciencia social de clase. ¿Cómo destruir lo que no se conoce? “Unidad, lucha, batalla y victoria” no es una consigna, es un plan político para la acción inmediata, señalado por el Comandante eterno. Es esta la vía de la construcción de la utopía liberadora. La utopía se construye con la acción diaria y permanente del pueblo construyendo y reconstruyendo su propia historia. No es suficiente solamente el desarrollo de la fuerza productiva de la clase trabajadora, es imperiosamente vital, la elevación de la conciencia social. Conciencia social, que llega a la raíz del sistema, exorciza esa complejidad de la totalidad, la hace visible para proceder a su liquidación. Decimos conciencia crítica revolucionaria, para conocer, profundizar y demoler la realidad concreta del sistema capitalista. Se trata del ejercicio de la teoría revolucionaria, con práctica revolucionaria, por esto, las dos van juntas: “práctica-teórica” dirá Marcuse. Comprensión dialéctica de la realidad concreta. La orden de Chávez es ir a la raíz, como lo señaló tantas veces. Que “lo viejo termine de morir y lo nuevo termine de nacer”, nos enseñó Gramsci.
Política es sinónimo de participación en los asunto de la POLIS O CIUDAD. Aristóteles llamó “IMBÉCILES” a los atenienses que no participaban en política. Sócrates prefirió LA CICUTA ANTES QUE LA PROHIBICIÓN DE NO PODER PARTICIPAR EN LA VIDA POLITICA DE ATENAS. Bolívar lo entregó todo, hasta la vida por la política. Nuestro Comandante Chávez murió haciendo política. Somos “animales políticos”. Las ambigüedades e indefiniciones demoran la tarea revolucionaria. “En la demora está el peligro”. Hagamos política con ética. Que los socialistas superemos a los sociolistos.
EL PODER POPULAR es la columna vertebral de la revolución, es el epicentro de todas las transformaciones. Se trata del pueblo consciente y organizado, participando en la vida política de la ciudad, inventando y reinventado su propia existencia, así, la revolución no se detiene, es permanente. Sin duda “creemos en los poderes creadores del pueblo” El Poder Popular necesita recrear sus espacios, que la piel, los problemas y las soluciones estén siempre presentes. El Poder Popular “no duerme”, está activado constantemente.
Rompiendo la burocracia sistémica, el Poder Popular, no cesa de crear y crear nuevas situaciones revolucionarias. El Poder Popular germinará en sus propios espacios, las peculiaridades le son familiares. No se trata de “una comisión” o “meza” de ciudadanos ocasionalmente actuando, son todos los colectivos en constante hacer. Este actuar indetenible, ayuda al fortalecimiento de la conciencia social. Esta acción orgánica constante, es la energía humana que construirá la utopía revolucionaria. Si las Comunas no responden a esta dinámica, están condenadas al fracaso. La mediatización institucional puede impedir la revolución, pues como sabemos es una institucionalidad salida de un Estado liberal burgués. “Inventamos o erramos”. Creado para impedir la revolución social, el Estado liberal burgués es por esencia contrarrevolucionario.
El sistema capitalista tiene múltiples maneras para ocultarse y reproducirse, por eso, la práctica sola no es suficiente. El tareísmo sin saldo orgánico y el empirismo atrevido, marcado por la ignorancia, son acciones al azar. En la historia no hay casualidades, sino causalidades. Tenemos mucho que aprender de la teoría. Sabemos que el capitalismo es una creación humana temporal, pero también, tenemos que conocer el socialismo, y en particular el socialismo “nuestroamericano”. De la misma manera que debemos evitar trabajar “con las armas melladas del capitalismo”, también debemos alejarnos y denunciar la conciliación de clases y las ambigüedades en el terreno político y económico del reformismo socialdemócrata que tantísimo daño le ha causado, a los intentos de construcción socialista en el mundo. Para muestra un botón: la Europa actual. Sin olvidar Viet Nam, China, Argelia, México, Europa oriental, Libia, El Congo, Egipto, Laos, Sur África, Angola, Chile, Albania y otros intentos fallidos.
Si no reconocemos los errores, volveremos a insistir en los mismos equívocos. ENTENDAMOSLO: SI HAY UNA TEORIA Y UNA PRACTICA REVOLUCIONARIA DE DÉCADAS QUE NOS PUEDE ILUMINAR EL CAMINO. IMPROVISAR ES FRACAZAR. NO ES SUFICIENTE CON EL DESARROLLO DE LA FUERZA PRODUCTIVA, QUE EN NUESTRO CASO NOS LLEVARÁ A UNA ALIANZA DE CLASE CON NUESTRO ENEMIGO HISTÓRICO, Y CLARO QUE ESTE DESARROLLISMO DARA FUERZA AL CAPITALISMO, CON LA EXPLOTACIÓN DE LA CLASE TRABAJADORA, DEPREDACIÓN BRUTAL DE LA NATURALEZA. LA URGENTE NECESIDAD DE LA CRÍTICA Y LA AUTOCRÍTICA.
La alianza revolucionaria no puede ser con nuestros enemigos históricos. La alianza fundamental en lo táctico y en lo estratégico debe ser CON EL PUEBLO SOBERANO. Está prohibido “ARAR EN EL MAR”.
HISTORIADOR Y PROFESOR UNIVERSITARIO.
jesusm_vivas@hotmail.com