En la confrontación por sostener el poder político, lo cual no es una lucha de ángeles asexuados, la lealtad es un valor irrenunciable que hace que los hombres y mujeres de Estado, se lleven a la tumba asuntos claves, situaciones en las cuales estuvieron involucrados y hasta secretos, que jamás debieron revelar.
La actitud de un verdadero revolucionario no debe depender de sus vaivenes en la función pública, así como tampoco debe asociarse a las frustraciones personales.
A mi memoria viene una cita de León Trotsky:
“…!Cuántas veces desde mí expulsión he tenido que oír a los periódicos hablar y discurrir acerca de mi tragedia personal!. Aquí no hay tragedia personal de ninguna especie. Hay sencillamente un cambio de etapa en la revolución. Un periódico norteamericano publicó un artículo mío acompañado de la ingeniosa observación de que el autor, a pesar de todos los reveces sufridos no había perdido, como el artículo demostraba, el equilibrio de la razón. No puede uno menos que reírse ante esa pobre gente para quien, por lo visto, la claridad de juicio guarda relación con un cargo en el gobierno y el equilibrio de la razón depende de los vaivenes del día. No he conocido jamás, ni conozco semejante relación de causalidad. En las cárceles, con un libro delante o una pluma en la mano he vivido horas de gozo tan radiante como las que pude disfrutar en aquellos mítines grandiosos de la revolución. Y en cuanto a la mecánica del poder me pareció siempre que tenía más de carga inevitable que de satisfacción personal…”
En Venezuela ya no es extraño que algunos personajes que ejercen importantes responsabilidades en los altos mandos políticos y económicos de la Revolución Bolivariana, al término de su función, abran fuego contra el proceso, utilizando a veces medias verdades, pasando de contrabando posiciones que nunca tuvieron realmente frente a determinados temas y hasta destilando mentiras para justificar una supuesta responsabilidad frente a la historia.
No puedo dejar de afirmar que quienes así actúan, hacen gala de un estado de ánimo político similar al referido por el revolucionario bolchevique antes citado, que ciertamente guarda relación directa con su estadía en un cargo de poder o en el gobierno.
Es bueno señalar que lo anterior nada tiene que ver con el debate franco y constructivo que debe prevalecer entre socialistas verdaderos. Porque una cosa es debatir las ideas, los conceptos, la visión teórica de cada quien, y otra muy distinta es tirotear a la revolución, disparando por mampuesto a los líderes que con toda sus deficiencias e inconsistencias propias de seres humanos de este mundo pero con la firme convicción de cumplir con su deber revolucionario, realizan un esfuerzo titánico para sostener un proceso de cambio tan asediado como la Revolución Bolivariana.
La critica anterior aplica perfectamente al Ex-Ministro Jorge Giordani, quien después de ocupar cargos de Ministro en este proceso al lado del Comandante Eterno Hugo Chávez, y al ser removido del Ministerio de Planificación por el Presidente Nicolás Maduro, presenta a la luz pública un confuso documento con el cual pretende salvar su responsabilidad en determinados asuntos de la política económica actual, del modelo económico en construcción y del curso del proceso de transformación revolucionario.
Al analizar dicho documento, haré primero algunas reflexiones generales en torno al papel que el Ex-Ministro Giordani ha jugado en este proceso en más de una década, y luego entraré a citar algunos párrafos para hacer ciertos comentarios que estimo prudentes y necesarios.
1. El documento está transversalizado por la característica más resaltante de la personalidad de Giordani: el creer que sus juicios acerca de la economía son infalibles y deben ser aceptados sin ninguna discusión. Esa ha sido la equivocada actitud del Ex-Ministro, pensar que es el gurú de la economía socialista de la transición, está convencido de haber alcanzado lo que no lograron Ernest Mandel, Betthergein, y otros en lo relativo a la construcción de una teoría de la transición del capitalismo al socialismo, cuando en realidad sus aportes teórico-conceptuales en esta materia son limitados. Esta concepción es lo que lo ha llevado a suponer que todo el mundo ignora los presupuestos fundamentales de la ciencia económica y a despreciar a todo aquel que adversa sus apreciaciones que a veces carecen en mucho de cualidad científica.
2. Por momento da la impresión de que el único ser que ha contribuido con el desarrollo de las realizaciones sociales y económicas de la Revolución Bolivariana es él, el profesor Giordani. Casi se deduce que sin sus aportes Hugo Chávez hubiese sido un fracasado, cuando en realidad lo que presenta como logros atribuibles a su esfuerzo, fueron resultados de la decisiones tomadas absolutamente por el genio político de Hugo Chávez.
3. Muchos saben de las posiciones de Jorge Giordani oponiéndose a una política expansiva del gasto pública para atender las necesidades sociales de la población desde las misiones. Lo que hoy presenta como un resultado de sus aportes, ayer lo negaba duramente, cuando se resistía a otorgar el financiamiento para aumentar la cobertura de pensionados y jubilados, al mostrar su desacuerdo con la aprobación de la ley del trabajo, o cuando manifestaba resistencia al permanente aumento salarial que decretaba el Presidente Chávez. No es tan cierto, entonces, dar la sensación de que la elevada inversión social de la revolución en estos 15 años que permitieron un reducción significativa de la pobreza, sea una obra de sus sesudas recomendaciones al Comandante Chávez. En todo fueron la razón de ser de la concepción de poder que tenía el Gigante Eterno
4. Así, el contenido del documento se convierte en una gran farsa, al pretender evadir su responsabilidad en la situación que denuncia como crítica. Es necesario que se conozca que el más ferviente defensor de la devaluación de febrero de 2013 fue el Ex-Ministro Giordani, quien no se cuidó la forma al anunciarlo el viernes antes de carnaval para recordar el famoso viernes negro de 1983, pero además aderezó tal anuncio con aquella infausta afirmación de que era necesaria porque nos habían timado 20 mil millones de dólares las empresas de maletín. Acaso no era Giordani el Ministro de Finanza y miembro del directorio del Banco Central cuando se establecieron los mecanismos de asignación de las divisas entregadas a los presuntos estafadores del dinero público. ¿De qué se sorprendió y se sorprende el Ex-Ministro, cuando él es un actor principal de esa tragicomedia?. Aquí vale el axioma del Derecho de que nadie puede alegar en defensa su propia torpeza.
En el terreno de lo más específico del documento en cuestión, podemos apreciar un conjunto de afirmaciones que no dejan de sorprender, por provenir de una persona que se ufana de su formación teórica y de su cuasi perfecta comprensión del proceso social actual, en el cual se presenta como el principal protagonista intelectual.
Quien pretenda enjuiciar la etapa actual de la Revolución Bolivariana y no parta del hecho cierto de que la muerte física del Comandante Hugo Chávez, significó una tragedia para el proceso mismo, incurrirá en juicios marcados por una enorme injusticia, precisamente en las que incurre Giordani cuando se refiere al Presidente Maduro. Un científico social verdadero debería saber que un liderazgo de la calidad y el peso histórico de Chávez no se sustituye en décadas, y no exagero al decir, que tal vez en siglos. Por tanto, constituye una extravagancia intelectual pretender que en tan solo dos años el Presidente Maduro alcance la trascendencia y estatura que tuvo y tiene el Comandante Chávez. No se decretan los liderazgos colectivos, y el tiempo transcurrido es insignificante, casi inexistente para ambos fines. La interpretación científica no puede ceder ante las pasiones que se desatan por las ambiciones personales de actores, que incluso al hablar de sus antecedentes de lucha en la Revolución Bolivariana, desconocen el derecho de otros, que arriesgaron el pellejo y sufrieron prisión para conquistar lo que hasta ahora hemos construido.
El Ex-Ministro Giordani apela a una media verdad, al tratar de afirmar que Hugo Chávez, derrochaba naturaleza ultra-democrática en la toma de decisiones sobre asuntos vitales de la revolución (para indicar que el presidente Maduro tiene un estilo autoritario), cuando la verdad es que Chávez era un Jefe que ejercía con una gran fortaleza su capacidad de mando en este campo; quienes lo conocimos (y me cuento entre quienes tuvimos ese privilegio) podemos dar suficiente testimonio de ello.
Es inoportuno, injusto y desconectado de toda realidad pedirle al Presidente Maduro que sea como Chávez. Pero sí habría que preguntarse por qué Chávez lo designó a él y no a otro, incluido al propio Jorge Giordani, o es que acaso el Ex-Ministro piensa que Chávez se equivocó, al designar a Nicolás Maduro para que diera continuidad al proceso bolivariano sin cambiar su naturaleza socialista.
Señalar, tal como puede leerse en el documento que estamos analizando, que “… Nominado por el Comandante Chávez en las circunstancias que pudieran ocurrir como candidato a sustituirlo, comenzaron a observarse modificaciones en cuanto a la direccionalidad del proceso bolivariano…”; es cuanto menos una afirmación que pretende sembrar la idea de que Nicolás Maduro, antes de ser Presidente electo por el pueblo venezolano ya estaba cambiando el rumbo de la Revolución. Ahora la pregunta es: ¿En qué se ha modificado el rumbo? Cuáles han sido, según criterio de Giordani, los cambios que han afectado la naturaleza socialista del proceso? Al no aclarar esto, la duda queda sembrada, con lo cual se mina la credibilidad de la base social del chavismo.
Lo anterior guarda relación orgánica con otra aseveración más graves. Veamos:
“… La urgencia de una mayor y más profunda articulación del sector militar con el pueblo venezolano, el peligro de tratar de imitar el comportamiento del Comandante Chávez en cuanto a la política comunicacional, el desconocimiento del hecho económico sobrepuesto a la voluntad política…”. Y remata el párrafo anterior diciendo: “…empezaron a notar elementos muy diferentes a la solidez del liderazgo del Presidente Chávez, mostrando debilidades y diferencias notables en cuanto a su ejecución, los resultados favorables al proceso Bolivariano…”
Extrayendo la idea central de lo expresado podemos decir que el Ex-Ministro Giordani extrañamente descubrió hace poco que en el ejercicio del liderazgo político de Nicolás Maduro existen “diferencias” con Chávez en cuanto a la solidez en los planteamientos, y que además es notorio su “desconocimiento del hecho económico”.
Con profunda honestidad y la sencillez de un hombre del pueblo, Nicolás Maduro ha reconocido que él no es Chávez, por cierto, cualidad de humildad que vio Chávez en él (y no precisamente en Jorge Giordani) para tomar la decisión de convertirlo en el depositario de su legado. Y en cuanto a la comprensión del hecho económico, debo decir que Nicolás jamás ha hecho alarde de ser un científico de la economía, como tampoco lo son muchos de quienes viven alardeando de eso y sus fantasiosas contribuciones a la creación del modelo económico socialista requerido no han producido los resultados anunciados. Ahora, el conocimiento está ahí, al alcance de todos, y no es propiedad exclusiva de algunos que se asumen como eruditos y en la mayoría de los casos de las grandes revoluciones la formación de los líderes que terminan conduciéndola se ha fraguado en la lucha de calle, en los combates en las montañas y no en los claustros universitarios.
No constituye una actitud de debate franco, dirigido a producir las rectificaciones que siempre serán necesarias en cualquier proceso de transformación, en un momento tan difícil, de tanto asedio de las fuerzas internas y externas de la contrarrevolución, el contenido del siguiente párrafo:
“… Resulta doloroso y alarmante ver una presidencia que no transmite liderazgo, y que parece querer afirmarlo en la repetición sin la debida coherencia de los planteamientos como los formulaba el Comandante Chávez, y en el otorgamiento de recursos masivos a todos quienes lo solicitaban sin un programa fiscal encuadrado en una planificación socialista que le de consistencia a las actividades solicitantes. A la vez la política frente a los agentes privados es al menos confusa y las presiones de esos agentes parecen abrir caminos a la reinstalación de mecanismos financieros capitalistas que satisfagan los intentos de recapturar excedente petrolero por la vía financiera…”
Lo que realmente es doloroso, es que a tan solo un año de la muerte de Hugo Chávez, un personaje como el Ex-Ministro Giordani haga público un criterio como este, sin medir la contribución que hace a la estrategia actual de la contrarrevolución interna e imperialista.
Nada de lo afirmado es cierto. Sin embargo, se le podría preguntar a Giordani, de cuál planificación socialista habla, de la que no ha sido capaz de producir en tantos años como Ministro de Planificación?. Si hoy no existe tal diseño el principal responsable es el mismísimo Giordani, quien ha pasado todos estos años navegando entre la ortodoxia económica y la fantasía inútil que nada produce en términos concretos.
No creo que hoy exista ninguna confusión en relación a la política en torno a los agentes privados, simplemente la convicción de que el socialismo no es posible construirlo en este país, sin una alianza con el sector productivo nacional. El Estado Socialista no puede, ni podrá solo construir un modelo productivo con capacidad para satisfacer ampliamente las necesidades de la población venezolana. Todo lo demás es fantasía, pura paja Ex-Ministro Giordani. Además, sería bueno que él nos dijera cuáles son los mecanismos financieros socialistas que deberían sustituir los esquemas financieros propios del capitalismo e indicarnos, en que parte del mundo funcionan. La verdad es que todos los mecanismos financieros son capitalistas, incluidos los que usted Jorge Giordani como Ministro de Economía y finanzas de este país, le sugería al Presidente Chávez.
Déjese de contrabandos ideológicos y asuma la responsabilidad que ha tenido en todo lo que ha ocurrido en este país en los últimos 15 años. Porque decir con la ligereza con la cual asegura el Ex-Ministro que “…surge una clara sensación de vacío de poder en la presidencia de la República, y concentración en otros centros de poder, destruyendo la tarea de instituciones como el Ministerio de Finanzas y el Banco Central, y dando por hecho la independencia de PDVSA del poder central…” constituye un juicio que tiende a fortalecer los argumentos de los factores de la derecha que plantean la renuncia del Presidente, sirviendo de justificación al proceso de violencia fascista que desataron en los meses anteriores.
La tesis del vacío de poder no es nueva, y en Venezuela ya sabemos a que conduce. De modo que no creo que tal aseveración, al provenir de quien se asume como el teórico del socialismo en nuestro país, sea un desliz de inocencia política. Revise sus convicciones Ex-Ministro Giordani, o si prefieres, después de revisar sus nociones de estrategia y táctica política díganos de qué lado está usted.
Nos cuesta digerir que el documento del Ex-Ministro haya sido elaborado para salvar su responsabilidad ante la historia, más bien quedó claro que fue hecho para esconderla, con lo cual se transformó en un acto de irresponsabilidad ante la historia, y de deslealtad con la Revolución que nos dejará Hugo Chávez.
Es difícil pensar en el propósito noble de los conceptos emitidos, y del argumento de que sea una contribución para el debate franco que conduzca a la constitución de un liderazgo colectivo que sea respetado por todos. No es socavando el liderazgo del Presidente Nicolás Maduro (designado por Hugo Chávez y acatado por el pueblo chavista) como se fortalece el legado del Comandante Chávez y su conexión amorosa y espiritual con el pueblo que lo sigue y que hoy tiene depositados sus anhelos y esperanzas en el camarada Presidente Nicolás Maduro.
Este no es el tiempo de un balance del tipo planteado por el Ex-Ministro cargado de resentimientos por las insatisfacciones personales, mas bien es el tiempo de cerrar filas en torno a los liderazgos que han emergido de la tragedia que representó y representará por un buen tiempo la partida del Gigante político Hugo Chávez, sin duda el líder más influyente de la política latinoamericana y mundial de la segunda mitad del siglo XX y seguramente de muchas décadas del siglo XXI. Es el tiempo de contribuir con el fortalecimiento de dichos liderazgos, llevando a pulso la construcción de una vanguardia intelectual y política orgánica-colectiva de la Revolución. A veces se contribuye mas guardando silencio, al menos cuando se piensa mas en lo colectivo, en la nación y en el pueblo, que en uno mismo, que en la solitaria y triste individualidad en la cual se refugian algunos seres humanos.
Hoy lo que nos toca a los chavistas y socialistas es más Unidad, Lucha, Batalla y Victoria.