Chávez nuestro de cada día, nos tendió la mano y sacó del foso donde nos había llevado la cuarta República, la de los botines y los boatos, el reparto de prebendas, las macollas y los escándalos, con su nepotismo y barraganas, su maiami dame dos. El insurgir del 4F y sus circunstancias, aquellas que dentro de un contexto general dieron al traste con una manera de hacer política, desgastada y corrompida, nos devolvió en aquél acto y el por ahora, el coraje, la valentía y la serenidad, como esperanza renovada en el sujeto social histórico, liberar al pueblo de las ataduras de un sistema represivo, representativo y venal, neoliberal y capitalista.
Lo acompañamos por los senderos del rescate de la dignidad mancillada, de la Patria herida, de la auto estima pisoteada, y con irreverente manifestación y orgullo de ser venezolano, americano y caribeño, indio y africano, europeo y asiático, árabe, humano, del reino del mestizaje del color al calor de la bravura y la humildad de espíritu. Él logro esa conexión con el ser y el deber asumido y sin vacilar lo acompañamos desde la primera noche madrugada, hacia un nivel cercano al arrebato, en la alegría de saber que la irredenta rebeldía de este pueblo bravío, de nuevo debe erguirse para seguir sus pasos, sus ideas y el compromiso de luchar hasta vencer.
Hoy cuando de nuevo nos aprestamos a una nueva batalla, por afianzar el poder legislativo, para continuar avanzando y profundizando en el cumplimiento de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en el proceso hacia un ciclo de desarrollo, con la tarea pendiente que nos dejó Chávez, enfocados con miras a los objetivos pendientes al 2019. Enfrascados ante una debacle financiera producto del ataque sistemático contra el bolívar, los precios del petróleo, la guerra económica envolvente, el atenazamiento desde los flancos y la barrera que se pretende alzar en la fachada caribeña, con evidentes maniobras de una diplomacia de colonias, desde Guyana a la cabeza y Colombia en la retaguardia, con miras a revertir nuestra victoria del 6D. Obama preocupado por los números, sigue enviando claras señales para desestabilizar, es inobjetable la clara injerencia en nuestros asuntos internos y el torpedeo de nuestras relaciones, en política, la economía, lo electoral y pare usted de contar.
Ante esta realidad que se estrella en nuestra realidad nacional, qué hacer. Pues lo primero y urgente, y a pesar de los descontentos, las decepciones, el enojo, la crítica directa, franca, arrebatada; hemos cometido errores y los seguiremos cometiendo, pero eso lo podemos encarar y superar. Pero debemos estar parados, firmes, apoyando a Maduro, dando un ejemplo de madurez, de sensatez, de racionalidad, de prudencia, de coherencia, de compromiso, y luchar por mejorar lo que haya que mejorar, emplazar a quienes haya que emplazar, pero después de las elecciones, desde el mismo siete. Porque cuando ya se está en batalla frente al enemigo se debe actuar en consecuencia. Para lo cual sólo teniendo la firme certeza de que será la vigésima victoria, luego de estos tres lustro, que hemos resistido con el poder popular; de ahí que al 6D tenemos que asegurar una contundente victoria en la Asamblea Nacional, única garantía de continuidad e impulso del proceso Bolivariano, Chavista y revolucionario, con una real y concreta materialización y en paz.
Recordemos que en política no hay casualidad sino causalidad, aunque el azar puede colarse sin ser invitado, ni cabe adivinarlo. No obstante debemos evitar subestimar al enemigo, que ha sabido camuflajearse, jugando a la confusión y al desgaste. Están agazapados y listos para lanzar el zarpazo al menor descuido. Todo está calculado con la frialdad del psicópata, cuidadosamente, estamos en guerra de baja intensidad contra el imperio, las corporaciones y la oligarquía criolla.
Patria socialista y poder popular, viviremos y venceremos.