La resolución de un problema requiere del análisis. Al mismo tiempo, el análisis requiere de una teoría. Para los hechos sociales yo utilizo una reconocida ciencia: el materialismo histórico. Y no solo yo, el Imperio y las oligarquías son fieles seguidoras de esta teoría, aunque casi nunca lo reconozcan, a excepción del segundo hombre más rico de Estados Unidos, el magnate Warren Buffett, quien confesó en 2011 con una sinceridad brutal: “De hecho, ha habido una lucha de clases durante los últimos 20 años, y mi clase ha ganado”.
La verdad absoluta es que la sociedad está dividida en clases sociales como un enorme pastel cuyo cuerpo principal está constituido por una enorme y heterogénea masa de individuos mientras que la delgada cobertura está constituida por la “crema” de la sociedad, esa que puede ir a una boutique y comprar sin preguntar el precio.
Dada la limitada extensión de este escrito nos limitaremos al análisis de la composición social de Venezuela en los últimos años. Si damos como ciertas la cifras de L. González [1], en el período 2003-2011, la clase alta disminuyó un 0.4%, la clase media aumentó en un 14.9%, los vulnerables aumentaron en un 14.4% y los pobres disminuyeron en un 28.9%. La composición de nuestra sociedad para 2011 sería: alta 5%, media: 19.7%, vulnerables: 35.4% y pobres: 39.9%. Y dado que la oposición obtuvo el 64% de la votación implica que las clases alta, media y vulnerable votó masivamente por ellos e incluso parte de los pobres también.
En varios artículos he tocado el tema de la importancia de la clase media (o clases medias, si incorporamos a los vulnerables) en la lucha social. Ya no vivimos en los tiempos en que existía un gran campesinado (China en la época de Mao) o una gran masa de obreros (Rusia en la época de Lenin) y en futuro quizás las máquinas lleguen a sustituir a gran parte de los trabajadores lo que nos acercaría al mundo del que nos advierte Stephen Hawking, quien sostiene que, si las máquinas terminan por reemplazar el trabajo humano y produciendo todos nuestros productos, y continuamos la actual vía neoliberal, el mundo está en camino de convertirse en una plutocracia con una clase de grandes propietarios, con una riqueza inconmensurable, y una clase inferior de desposeídos, es decir, las masas, que vivirán en la pobreza extrema. Este pensamiento nos hace pensar en la urgencia que tenemos de intentar que este escenario robotizado sirva al ocio creador de la Humanidad y no a su desaparición o supervivencia en la miseria. La solución sigue siendo el Socialismo, pues tal como indican las cifras, con todos sus errores el Socialismo Bolivariano disminuyó la pobreza en un 30%. ¿En qué falló?
Fallamos en no poder brindarle a las clases medias un escenario de bienestar. Rompimos con las principales universidades del país, aceptando vivir ambos de espaldas, sin una discusión que obligara al diálogo. Premiamos a los camaradas revolucionarios con cargos en donde no tenían ninguna competencia. Voy a dar un ejemplo: cuando se me encomendó el rectorado de la UNELLEZ descubrí, con asombro y preocupación, un llamado a concurso para optar a ser profesor, cuyo reglamento había eliminado la nota mínima aprobatoria (que por lo general es de 15 puntos). Así pues, un profesor ganó la cátedra de matemáticas con una puntuación de 04/20. Su mérito era, al parecer, que había estado en Vietnam. Seguramente un mérito loable, pero no para obviar que no tenía la preparación para ser profesor de matemáticas en una universidad. También hemos visto Ministros y Viceministros demasiado jóvenes, impulsivos e inexpertos. También es cierto que algunos jóvenes, como Robert Serra, resultaron excepcionales, pero son la excepción, no la regla. Empobrecimos al profesional asalariado con bajos sueldos, pocas oportunidades de avance y dificultades para su preparación de tercer nivel. Abandonamos cientos de millones de dólares en equipos científicos en las universidades, hoy parados por falta de mantenimiento y repuestos. Quisimos construir un país a costa de un flujo de dinero sin ninguna garantía de su inversión en el aparato productivo. Cuando se acabó el dinero, se acabó todo. Nuestros gobernantes regionales se olvidaron de la lucha de clases y se enfrascaron en construir obras, craso error, las obras no dan votos. El Socialismo se construye dándole a las masas medios de producción, nosotros enriquecimos a las oligarquías dándoles contratos y dólares preferenciales, de nuevo: craso error.
Estimados Camaradas, el Pueblo ha demostrado una gran inteligencia que debemos saber apreciar. Ante el horrible barranco económico por el que bajábamos a toda velocidad y sin frenos, y la incapacidad del Gobierno de salvarnos, simplemente el Pueblo votó en contra. No es semántica, es más que eso. El Pueblo no votó por la oposición, votó contra el Gobierno. Se detuvo un enfrentamiento que podría haber causado mucho dolor. Por ahora se conservó la Paz. Ese "por ahora", tan vigente en aquella época, como en estos momentos. Sanemos nuestras heridas, reorganicémonos, renovemos las direcciones regionales de nuestro partido, reorientemos nuestras políticas, no olvidemos que ante una nueva coyuntura electoral, seguimos siendo la primera opción contra las apetencias de la burguesía.
[1] L. González. “La clase media y la crisis política venezolana”, http://conjeturasparallevar.blogspot.com/2014/04/la-clase-media-y-la-crisis-politica.html.