El Presidente Nicolás Maduro, reiterativamente señala que la crisis nacional por la que estamos pasando, se soluciona con la creación de una "economía productiva" (15 motores productivos), siempre en el marco del capitalismo y su economía política. Resaltamos las categorías capitalismo y economía política que son siameses. Desde estos espacios es absolutamente imposible la construcción del socialismo, pues capitalismo y economía política son en todo y por todo antípodas al socialismo. El mercado es la columna vertebral del capitalismo, y la producción capitalista no está destinada a solventar problemas sociales, sino a canalizar la concentración de capitales. La mayor parte de lo producido en el capitalista es inútil, pero sus medios de comunicación se encargarán de su "utilidad", impulsando el individualismo que tanto favorece al capital.
"El Progreso" y su par los gobiernos progresistas, son un maquillaje capitalista para correr las verrugas cancerosas, ocultar sus miserias y generar esperanzas en "el mañana", el mañana que nunca termina de llegar. Si de lo que se trata es de industrializar al país por la vía capitalista, en América Latina, el Caribe, África, Asia y Europa hay sobradas experiencias fracasadas, que están generando más desempleo, más hambre, más muertes prematuras, más guerras, pues EL MERCADO NO TIENE CORAZÓN, es darwiniano y maltusiano. No se trata de administrar al capitalismo y su crisis estructural, SE TRATA DE CAMBIAR EL MODELO CAPITALISTA POR EL MODELO SOCIALISTA, tomando lo dejado por Chávez y profundizándolo, siempre con el total protagonismo popular. El Poder Popular no debe tener dependencia institucional, esto lo amarraría, limitaría y asfixiaría.
Un país que durante cien años con su rentismo petróleo importó hasta lo inaudito, tenía que generar una conducta derrochadora y consumista en sus ciudadanos. En la división internacional del trabajo, el capital nos impuso la producción y exportación de materias primas, y el consumo de los productos elaborados en los centros industrializados, así se generaba trabajo afuera y desempleo y fuga de divisas dentro de nuestros países. Todas nuestras burguesías nacieron y seguirán siendo profundamente dependientes del capitalismo trasnacional. Pensar en una burguesía nacional independiente de los mandatos del gran capital internacional es absolutamente iluso. El desarrollo de la contradicción dialéctica capital-trabajo, supone la colonización mental de los usuarios consumidores y la instalación en los países dependientes, de gobiernos proclives a los intereses imperialistas. El populismo, el progresismo, el clientelismo, el asistencialismo, el keynesianismo y ahora el neo desarrollismo, no representan peligro para el capital, por el contrario, sirven para anestesiar la consciencia ciudadana y colocar dinero público en la calle, que al final llega al poder del gran capital. Se nos dice que se acabó el rentismo petrolero, cuando en verdad se pretende entrar en el rentismo minero. Descarnadamente el Ministro de Minas y Director de PDVSA, tiene las b…. de pedirle al Presidente que decrete "La Faja petrolífera del Orinoco Hugo Chávez" como "zona especial" para entregarle estas reservas a las trasnacionales y al capital nacional (La apertura petrolera de nuevo). Antes de que esta ignominia ocurra, quítenle el honroso nombre del Comandante, y colóquenle uno en inglés que mejor le calza.
El gobierno continuará con el nefasto consumismo patológico, tratando de producir hacia adentro, lo que no podemos importar. No moverá ni un dedo para cambiarle los malos hábitos consumistas al pueblo, los mismos hábitos que han sido instalados por el mercado capitalista en la mente de los consumidores, que los enloquece y los hace consumidores patológicamente compulsivos. Aquí está la clave del éxito o fracaso de la revolución. Claro, hay que tener "contento" al pueblo son votos. Si no nos cámbianos, si no nos miramos hacia adentro de nosotros, si seguimos ideologizados, si no colectivizamos nuestra labor constructiva, NO HABRÁ REVOLUCIÓN SOCIALISTA. El gobierno seguirá empeñado en buscar respuestas coyunturales a problemas estructurales de corte netamente capitalista, lo que lo condena al fracaso. La paz del capital es el infierno de los pobres.
El título de éste artículo refiere a dos categorías que estudiamos con la óptica marxista: LA PRODUCCIÓN CAPITALISTA Y LA IDEOLOGÍA. La primera, es la misma que produce plusvalía(etiología del capital), fuente de muchas iniquidades, que está articulada con la división del trabajo, la propiedad privada, el valor de cambio, la alienación, la enajenación, la ideología y el fetichismo de las mercancías. Es el uso de una cadena de categorías articuladas. El trabajo enajenado en el capitalismo (objeto separado del sujeto), nos hace esclavos de las cosas, convierte al trabajador en mercancía, al sujeto en objeto y al objeto en sujeto Con este trabajo asalariado privado, el gobierno estima crear la Venezuela "productiva". ¿Qué socialismo es este? Estas han sido las políticas económicas implementadas por los gobiernos que aplican las tesis de LA TERCERA VÍA, EL PROGRESISMO Y LA SOCIALDEMOCRACIA, QUE SON EL MISMISIMO CAPITALISMO CON EL ROSTRO MAQUILLADO. Nada tiene que ver todo esto con el socialismo. La ceguera de la conciencia no permite la conciencia de la realidad. No nos recocemos más allá de las cosas.
La segunda categoría: La IDEOLOGÍA como "falsa conciencia", visión interesada e "invertida" del mundo inmediato, mundo interesadamente al revés, reproducción del modelo capitalista dominante, ocultamiento de sus máculas, naturalización de su carácter destructivo, denunciado y "puesta de pie" por Carlos Marx, sigue siendo incluso para muchos revolucionarios una categoría que los confunde, llegando al extremo de hablar de "ideología revolucionaria". El capitalismo transforma en las mercancías su valore de uso en valor de cambio, por esto oculta la fuente de la riqueza, que es el trabajo asalariado y enajenado, semillero del capitalismo. Con su MÉTODO DE INVESTIGACIÓN, Marx usando el análisis categorial, hace una magnifica articulación categorial, que nos conduce a la "TOTALIDAD DE LO CONCRETO". Ahora entendemos que entre PRODUCCIÓN CAPITALIST E IDEOLOGÍA hay estrechos vínculos, es "la conciencia de los nexos". Revolución es contra ideología. Marx nos invita a desideologizarnos.
NO ES CIERTO QUE LOS PRECIOS BAJAN CUANDO LA PRODUCCIÓN AUMENTA. EL PRECIO VIENE DETERMINADO POR EL MONOPOLIO QUE EJERCE EL CAPITAL SOBRE TODAS LAS INSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN. NO ES LA DEMANDA LA QUE SUBE LOS PRECIOS SON LOS COMERCIANTES QUIENES LO HACEN. La mano que domina al mercado no es "invisible", tiene rostro con nombres y apellidos. Como generalmente el comerciante carece de escrúpulos, las ganancias marchan más rápido que los salarios. El asalariado no sólo pone su fuerza de trabajo y recibe una parte de su valor, es él quien financia al "empresario" que hace fortuna con el trabajo y dinero ajeno. El trabajador produce riqueza para el amo pobreza para sí mismo El mercado está lleno de consumidores y productores de lo innecesario, de lo banal de lo superfluo. Trabajamos ocho horas y nos pagan cinco o seis, dos o tres horas se transforman en capital para el dueño de los medios de producción. Si estos amos no existieran, solo trabajaríamos cuatro o cinco horas al día, con profundo propósito social, quedándonos más tiempo para todo lo humano, lo que alargaría nuestra vida, haciéndonosla más amena. (Durante la Revolución Industrial en Inglaterra, se trabajaban 18 horas diarias) Nos enfermaríamos meno, lo lúdico sería más frecuente, la poesía, el teatro, las lecturas, la música, la amistad, los hijos, el amor, la política como participación en los asuntos de la polis serían comunes. Lo espiritual tendría más espacio en nuestras vidas. La relación hombre-naturaleza seria constante, la sociabilidad sería tan común como el agua. No estaríamos enajenados, ni alienados ni ideologizados. Para dominarnos el capitalista tiene que dominar primero nuestra cabeza, controlar nuestra conducta, colonizar nuestras mentes, hacernos hedonistas y consumistas compulsivos. Somos pues una construcción de nuestro enemigo, pensamos y actuamos como al explotador le conviene. De esto se encarga la ideología.
Manipular implica también ocultar lo que no le conviene al manipulador. El mercado necesita poner al individuo por encima de la sociedad, y que éste considere más importante su problema personal que los problemas sociales. La forma como el hombre produce determina su vida. El capitalismo enfrenta al hombre con la naturaleza, los dos están enajenados. Para que esta doble relación se oscurezca, el capital recurre a la "ideología" como "falsa consciencia" u ocultamiento de la realidad productiva. Los trabajadores "son los productores de sus representaciones, de sus ideas…pero los hombres reales y actuantes, tal y como se hallan condicionados por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas", de allí que "la conciencia" debe ser, "el ser consciente…de su proceso de vida real". El capital no es algo abstracto, es una relación social entre desiguales que genera la contradicción dialéctica capital-trabajo o riqueza-pobreza. Impulsar el "desarrollo de las fuerzas productivas", sin potenciar "la conciencia de clase", es colocarse de lado del explotador.