Todos los estudios caracterizan al Táchira con una economía distribuida en: 80 por ciento agropecuario, 8 por ciento industrial y 12 por ciento comercio y servicios, lo cual configura un territorio dedicado predominantemente al sector primario de la economía, pero con desarrollo y potencialidades en las demás áreas.
Esta vocación se debe a la existencia en calidad y cantidad de recursos naturales como agua y suelo indispensables para la producción, unido a la laboriosidad de su gente, por esa razón desde la época de la colonia el Táchira fue lugar visible y de referencia nacional e internacional por la producción fundamentalmente del cultivo de café, para el consumo interno y exportación.
Es una entidad geográfica y humana que ha resistido a los embates de algunos tecnócratas planificadores "del desarrollo" que le han querido arrebatar su vocación agropecuaria, por la ilusión de la minería, motivado a que ha sido dotada por la providencia de minerales como el carbón, arenas silicias, caolín, yeso, fosforita y arcillas, entre otros; razón tuvo el pensador José Martí cuando sentenció: "la minería de difícil logro, hunden a los pueblos a la misma velocidad en que los eleva".
Pero esta quimera de la minería se ha visto opacada por una agricultura y ganadería que sustenta el territorio regional, que se ha trasmitido de generación en generación, generadora de más de 40 mil empleos directos y estables, y que todos los gobiernos le han venido dotando de agrosoporte físico que sustenta la actividad y la permanencia de un grueso numero de mujeres y hombres en el campo, en la noble y soberana tarea de producir alimentos.
Siempre la agricultura ha tenido en Venezuela como su principal enemigo al petróleo, que todo lo puede y todo lo compra, de ahí que haya el país engendrado un modelo económico rentista y monoproductor, tan bien estudiado y analizado en las escuelas de economía de las universidades venezolanas, pero tan poco aplicado; solo que ahora el matracazo que produjo mundialmente la caída de los precio del petróleo, sacó de los anaqueles y del subconsciente las teorías que siempre han analizado tal problema.
La agricultura tachirense a pesar de estar metida en este juego de una economía petrolera, que durante los últimos 10 años ha llegado a sacrificarla y sacarla prácticamente del escenario económico y social, con las irresponsables y anti soberanas importaciones agrícolas de más de 8 mil millones de dólares anuales, apoyando con ello la agricultura de otros países en detrimento de la nacional; hoy encuentra al país desguarnecido y desabastecido de todo, casi hasta de esperanza.
En 11 mil 100 kilómetros cuadrados de superficie que tiene el estado Táchira y en la totalidad de sus 29 municipios, centra su actividad económica en la agricultura; lógicamente que en unos con mayor fortaleza y potencialidad que otros, de allí que se cuente con una agricultura lo suficientemente robusta y estable, sin tomar en cuenta, claro está, la actual coyuntura de crisis que azota al país.
Los municipios de montaña, no son solo la despensa en las hortalizas y papa del tachirense, sino que mas de 180 municipios del país reciben semanalmente a los ferieros con la frescura de sus hortalizas; otro tanto hacen los municipios productores de frutales, leche, pollo, huevos, pescado y flores.
Sin embargo las estadísticas, hoy tan escondidas y temidas por el gobierno, muestran una dramática realidad inocultable; para 1.877 el Táchira cultivaba 16 rubros agrícolas con una producción anual de 647 mil 520 quintales (46 kgs un quintal) predominando el café con 142 mil 150 quintales, que identificaban al Táchira nacional e internacionalmente (Marcos Aurelio Vila.-Geografía del Táchira. Corporación Venezolana de Fomento. Caracas 1957)
Ya para 1990 se cosecharon 70 mil hectáreas de hortalizas con una diversidad de 53 rubro; 43 mil hectáreas en el 2003; y solo 30 mil en el 2015; aquí se refleja la realidad de un sector tan importante para la entidad y el cuadro dramático que está viviendo; en la producción de leche sucede algo también muy parecido y es que en los últimos 10 años ha habido una reducción en la producción diaria de 450 mil litros a unos 310 mil litros.
Esto configura un cuadro difícil porque hoy la agricultura tachirense pasa por un desestimulo a la inversión, baja rentabilidad, escasez y carencia de insumos básicos como semillas, medicinas veterinarias, y una competencia desleal con las importaciones, además de inseguridad jurídica, de bienes y personas.
El café del Táchira está prácticamente despidiéndose, para 1990 se cosechaban 33 mil hectáreas y para 2015 solo 9 mil 700; el Fondo Nacional del Café, junto a las organizaciones Paccas y Uprocas, fueron desaparecidos sin haber buscado una alternativa o rediseñado esas estructuras; "nada es posible sin la gente, pero nada es duradero sin las instituciones" desacatando la importancia del café como cultivo conservacionista de cuencas y microcuencas y como generador de empleo y sostenedor de la familia rural.
Contradictoriamente, en el Táchira se esmeró el Presidente Chávez por dotarlo de dos plantas procesadoras de leche, una planta procesadora y envasadora de hortalizas y tubérculos, una planta productora de plaguicidas biológicos y una planta de alimentos balanceados para animales; algunas de ellas están paralizadas y otras sub utilizadas, observándose hoy este desolador cuadro en la agricultura tachirense.