El imperialismo norteamericano, sus amanuenses en la OEA y los lacayos apátridas de la MUD, no dejaron otra opción que activar los artículos 347 y 348 de nuestra Ley Fundamental. A lo largo de estos últimos años, todos hemos sido testigo de los innumerables esfuerzos de Chávez y Maduro para que entraran en razón quienes de manera enfermiza intentan asaltar el poder recurriendo a los atajos, al margen de la constitución y desafiando la voluntad de quienes mayoritariamente se identifican con un Estado democrático y social de derecho y de justicia, tal como reza expresamente el artículo 2 del Preámbulo de nuestra novísima Carta Magna Bolivariana.
Este 1 de Mayo de 1917 será el inicio de una gran batalla crucial, o sea, el principio del fin para sacar de circulación a esa oligarquía parasitaria y más fastidiosa que mosquito y que siente orgasmo haciéndoles el juego a los enemigos de nuestra soberanía nacional. De modo que esta vez, será mediante el ejercicio del sufragio que el pueblo pondrá orden en casa, sin que sea necesaria una dictadura del proletariado, ni recurrir a paredón para liquidar enemigos del proceso de consolidación de nuestra soberanía, así como el libre tránsito por la senda del socialismo democrático del siglo XXI.
Querían elecciones para mostrar el musculo en comicios, entonces vamos a ver si como cantan bailan y que no son unos ridículos cuando gritan a los cuatro vientos que son mayoría. En fin, vamos a un proceso constituyente originario para transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución a la altura de circunstancias extraordinarias que definitivamente harán pasar la página. Palabras más, palabras menos, a partir de este momento seremos testigos de excepción de una fascinante experiencia que representa el salto dialectico de lo cuantitativo a lo cualitativo, de un Estado indigestado por clases sociales inconciliables, por un Estado verdaderamente al servicio de las clases explotadas, saldando así las odiosas diferencias entre el capital y el trabajo. Lo demás es insistir en discusiones bizantinas con dinosaurios de la vieja cultura política.