Miércoles, 10 de mayo de 2017. La razón que mueve al ser humano a la búsqueda de la Paz, a la necesaria convivencia que va mas allá de la simple desaparición de la violencia, parece ser una de las ideas fundamentales que han motivado a la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), en eso parece que de alguna forma todos estamos de acuerdo.
Entonces, se pregunta uno si eso es lo que todos queremos, qué pasa en el país que se hace tan difícil lograrlo, que nos impide alcanzar la ansiada Paz, tan necesaria y esquiva al mismo tiempo, es que estamos genéticamente predeterminados a vivir en confrontación constante y a no oír lo que el otro plantea, sostiene y defiende, es que estamos zambullidos en un caldo de inaceptación del otro, de criterios tan opuestos que solo la violencia es la respuesta.
Con o sin Asamblea Constituyente, estemos o no de acuerdo con ella, la requerida concordia, la Paz, pasa por la búsqueda y el logro de un ambiente de Justicia Social donde el ciudadano satisfaga sus necesidades primarias y disfrute de un ambiente de seguridad para su familia, con confianza en el futuro y el cumplimiento con reglas de juego claras, justas y con fe en el porvenir.
No puede ser que todo lo que haga el otro este errado y que todo lo que hagan los de mi lado sea lo justo, todo blanco y negro. No puede ser.
Algo estamos haciendo inapropiadamente, como sociedad, como grupo humano que comparte un territorio, una historia, una tradición que debemos y podemos identificar y corregir sin necesidad de aniquilar al que está en la acera de enfrente.
En épocas de crisis, como la que estamos viviendo, se impone la reflexión y el análisis, la búsqueda de áreas de contacto, de elementos comunes que nos permitan hablar sin gritarnos y lograr acuerdos y cumplirlos, que nos permitan convivir en sana Paz.
Tenemos que meditar, actuar y buscar la Paz con Justicia Social.
