Constituyente como estrategia de paz

Hay una tendencia a creer que solo Venezuela está en crisis, porque no revisamos que estamos en una crisis global del capitalismo ni comprendemos que hay muchos actores ocultos con intereses oscuros intentando pescar en rio revuelto. Si bien es cierto que Venezuela atraviesa por una profunda crisis económica, política y social, una parte se debe al coletazo de la crisis global y otra parte se debe a la aplicación de estrategias de guerra económica y psicológica, del manual intervencionista para "golpe suave" o "revolución de colores", usando a sectores opositores como títeres.

Como estrategia política frente a este escenario de guerra no convencional, que ya entró en acciones violentas tendientes a invocar intervención imperialista, sea como "ayuda humanitaria" o como invasión para "defender la democracia y la libertad", el presidente Nicolás Maduro ha convocado a una Asamblea Nacional Constituyente Originaria, lo cual implica abrir la botella o frotar la lámpara para liberar al genio.

Aplaudimos y estamos de acuerdo con esa convocatoria, la cual es la única salida pacífica y democrática a la actual situación de guerra de cuarta generación en la que estamos inmersos, a pesar de que mucha gente aún no cree que es la misma receta aplicada al Chile de Allende, a Yugoslavia, Irak, Libia o Siria. Ser declarado "amenaza inusual y extraordinaria" a los intereses imperialistas no es fanfarronería, es un paso legal y político para mover recursos públicos del Tesoro estadounidense para pagarle a las compañías mercenarias que realizarán la invasión.

Desde el punto de vista político es un reto, porque mientras la oposición clamaba por "elecciones generales", a sabiendas que no están legal y legítimamente establecidas en nuestro ordenamiento jurídico ese tipo de elecciones, sino que se está pendiente por cumplirse elecciones municipales y estadales, de paso no es la primera vez que se retrasan estos procesos; no obstante, una Asamblea Nacional Constituyente puede perfectamente viabilizar esas "elecciones generales" que tanto reclman.

Igualmente, el imperialismo no le interesa quitar un gobierno progresista para instaurar un gobierno neoliberalista que le otorgue nuestras riquezas, porque eso es imposible con la actual Constitución. Le interesa una dictadura fascista neoliberal, como las que mantuvo casi un siglo en Latino América, que le concedan plenos poderes. Una Asamblea Nacional Constituyente controlada por la derecha bien pudiera facilitarlo.

¿Entonces, esta ocurrencia del Presidente Maduro pudiera interpretarse como una entrega negociada del poder para facilitar pacíficamente el neoliberalismo?

Creemos que ha sido una jugada tan brillante y arriesgada como abrazar al enemigo para evitar que te golpee; como jugar mostrando los naipes o el dominó, sostenido por una confianza extrema en los poderes creadores del pueblo, el genio de la lámpara.

Este proceso constituyente originario es una estrategia de paz en medio de la guerra para perfeccionar nuestro sistema político, desconcentrar y descentralizar el poder público en el poder popular, sin desarticularlo; crear un estado democrático, ecológico y social, de derecho, de justicia y de paz; facilitar la apropiación social de medios de producción sin explotación de la naturaleza ni de las personas; crear un hábitat humano para el buen convivir; y reglas claras para enaltecer lo que nos une y ponernos de acuerdo en decidir sobre lo que nos separa. Una estrategia de paz.



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Edwards Castillo R.

Ecologista, Humanista y Socialista

 edwardscastillo@gmail.com

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