Los movimientos sociales son grupos de personas y organizaciones que se unen para realizar activismos por sectores de interés común, lo cual requiere la noción de comunidad o unidad-común: el objeto que los unifica en su accionar.
La primera instancia de organización social, luego de la familia, es la territorialidad, la cual se organiza por niveles desde lo local a lo nacional, pasando por gentilicios sucesivos. Ese vecindario o comunidad en antigua Grecia era el “demos”, que se integraba ascendentemente en lo político-territorial hacia lo que hoy sería la parroquia o comuna, es el hábitat humano local para el buen convivir de las personas entre sí y con la naturaleza circundante, sea urbano o rural; y que prosigue a la territorialidad de la ciudad o municipio, la territorialidad estadal, la regional y la nacional; que nos fusiona con los pueblos bolivarianistas (Venezuela, Colombia, Panamá, Ecuador, Perú y Bolivia), con Nuestra América latina y el mundo hispanoparlante en lo global.
Pero gran parte del activismo social no es territorial, sino funcional u operativo, pues corresponde a la comunidad de intereses entre personas y organizaciones sociales por sectores de acción común, es decir, por un objetivo social que sirve de vínculo o integración asociado a derechos humanos específicos o por compartir ideales o ideologías específicas; además de la comunidad de objetivos por tener una participación común dentro de procesos o sectores productivos específicos.
Así, tenemos sectores proteccionistas de derechos humanos específicos como: feministas, ecologistas y ambientalistas, campesinos(as) y pescadores(as), deportistas, protección a la infancia y adolescencia, juveniles, deportistas, recreativistas, por adultos(as) mayores, feministas o equidad de género, indígenistas, afrovenezolanistas, diverso-sexualistas o por la sexualidad diversa, diverso-funcionalistas o de discapacidad, entre otros. Es común también la integración de sectores sociales vinculados por ideales, ideologías o creencias, tales como partidos políticos, credos, religiones, corrientes filosóficas, entre otras tendencias.
Son también sectores sociales funcionales vinculados por su participación como productores, consumidores, hacedores o personal laborante en determinados sectores económicos: artistas, cultores(as) y artesanos(as), pequeños y medianos productores(as) agrícolas, pecuarios(as) y/o pesqueros(as), obreros(as) y empleados(as) públicos o privados, personal docente, profesionales y técnicos(as), intelectuales, científicos(as) y tecnólogos(as), entre otros.
Finalmente, hasta la burguesía tiene su representación como movimientos sociales en las denominadas “cámaras” de los principales sectores capitalistas: construcción, industria, minería, petróleo y gas, finanzas, turismo, comercio y afines; las cuales tienen su contraparte del personal laborante en sindicatos por cada sector.
Todo este conjunto de movimientos sociales es lo que desde la edad media se llama “social civil”, desde la revolución francesa “comunas” y que la nueva Constitución que aspiramos construir colectivamente debe reconocer como “organizaciones e instancias del Poder Popular”, para que tanto el estado como los particulares sean obligados a reconocer, respetar y facilitarle medios para decidir en sus respectivos ámbitos territoriales y funcionales de actuación. Eso es “Empoderar al Pueblo”.