La actuación de la fiscal general de Venezuela me permitió que algunas infiltraciones serosas engrasaran mi imaginación, irrigando las células argumentadoras de mi cerebro las cuales le dieron el combustible para escribir este artículo. Lo primero que se me ocurrió fue recordarme de una frase de César, el pontífice máximo en su papel de cónsul, con relación a su matrimonio con Pompeya (siglo I a.C). Resulta que en una trama algo escabrosa, en el renombrado escándalo de la fiesta Bona Dea, el joven Plubio Claudio logró introducirse en la casa disfrazado de mujer. Tal profanación era considerada un delito, dado que a la casa del emperador solo podían ingresar mujeres. Este sacrilegio bastó para que Cesar se divorciara de Pompeya. A pesar de la comprobada inocencia de la dama, el soberano de Roma esgrimió la conocida frase: "La mujer del cónsul no solo debe ser honrada, además debe parecerlo".
Aquella expresión tan sencilla originó que mis dendritas cerebrales revoletearan entre si. Juzgo que la vida de las personas gira entre el deber ser y lo que aparenta ser, es decir, lo que parece ser. Por lo general hay un abismo entre el ser y el parecer, en la medida que se acorta esta fosa, ciertos seres humanos optan por lo más sencillo, es decir por parecer y no por ser.
Cuando la mayoría de los graduandos se licencian en una universidad tienen la certeza que su título les permitirá desempeñarse en apego a la especialidad que certifica el pergamino. Es decir, el título de abogado lo obliga al desempeñarse como jurisconsulto (el deber ser); así mismo cuando una madre mira absorta y orgullosa a su hijo subiendo al paraninfo en búsqueda de su diploma, tiene la certidumbre que su descendiente trabajará como médico (el deber ser). No solo ocurre esto con los recién graduados, lo mismo sucede con los funcionarios que los votantes eligen para un cargo público. Cuando un elector vota para elegir un(a) presidente(a), un(a) gobernador(ra), un alcalde(sa) o un(a) diputado(a), todos conjeturan que una vez que el aspirante asuma el cargo se comportará tal como lo establece la Constitución (el deber ser).
Lamentablemente el asunto no funciona tal como lo descrito en el párrafo anterior. En el transcurrir de mi larga o corta vida (depende el sistema de referencia) me he percatado que hay abogados (el ser) que se comportan como negociantes (el parecer); hay médicos (ser) que proceden como comerciantes (el parecer). Así mismo ocurre con los funcionarios públicos elegidos por el voto popular. Actualmente observamos con decepcionante asombro a un grupo de gobernadores, alcaldes y diputados comportándose muy lejos de sus funciones para los cuales fueron elegidos según la Constitución (el ser). De manera aberrante y desafiando las leyes de republica los vemos marchado al lado de terroristas encapuchados, es decir, son gobernadores, alcaldes o diputados pero ciertamente parecen y se comportan como terroristas. Tenía razón César, no basta ser abogado o médico, también hay que parecer abogado o médico. Así mismo, no basta ser gobernador, alcalde o diputado, también deben parecer, es decir comportarse como gobernador, alcalde o diputado.
Hay dos valores en la gente que escasean a lo largo de la historia, esto son la fidelidad y la lealtad, pareciera que proliferaran los antónimos, es decir la infidelidad y la traición. La historia está escrita, no sobre los capítulos de fidelidad o la lealtad, juzgaría que muchos volúmenes de intrigas se hubiesen ahorrado si no hubiese estado presente la perfidia y la ingratitud de algunos seres humanos contra otros. De esto conoció Sócrates traicionado por sus sobrinos Ana y Melitos; César asesinado por Brutus y Cayo Casio; Cristo vendido por Judas Iscariote; Bolívar traicionado por Páez y Santander. Lo mismo sucedió con San Martín, Artigas, A. J. de Sucre y hasta el mismo artero de Santander sufrió después los embates de la traición. Indudablemente los seres singulares siempre están condenados a sufrir los arremetidas de la tracción. En un principio los extravagantes son rodeados por un sinnúmero de amigos o aliados (el parecer) y pasado el tiempo muchos de ellos lo traicionaron por diversos motivos o bien personales o bien económicos. Aquellos que en un momento se prestaban como aliados al final muestran su verdadero talante, es decir el de unos consabidos traidores (el ser). De esto no fue ajeno mi comodante Chávez quien, como político perspicaz y conocedor de la historia, tenía la certeza que quienes empezaron con él no recorrerían el espinoso camino. Los Miquelenas y los Ismaeles Garcías abundan en la política, en principio parecen amigos o aliados pero verdaderamente son unos traidores.
El ser y el parecer es el dilema entre los seres humanos. Ciertos inquilinos de la clase media son unos arruinados (el ser) que aspiran comportarse como ricos (el parecer); otros individuos defienden la bandera capitalista (el parecer) y no son más que unos rentistas (el ser) que han vivido toda la vida de la renta petrolera, sin aporte industrial, ni agrícola, ni tampoco agroindustrial al país del cual chuparon bastante.
Para finalizar el artículo debo tratar el tema de la fiscalía y de la funcionaria que desempeña el cargo. Cuando una persona acepta la designación de una alta investidura debe dejar de lado sus problemas personales y sus codicias, mucho más cuando se trata de la Fiscalía, dado que del desempeño de su labor dependerá que el tratamiento de la ley sea el más justo, ya que esta es la garante en los procesos judiciales del respeto a los derechos y garantía constitucionales. En otras palabras, emulando al Cesar, no basta ser Fiscal debe parecer y comportarse como Fiscal.
Comportarse como Fiscal o parecer Fiscal no es algo subjetivo, sus atribuciones están delimitadas en la Constitución y su obligación es cumplir y hacer que se cumpla la ley, como es la de ordenar y dirigir la investigación penal de la perpetración de los hechos punibles para hacer constar su comisión con todas la circunstancias que puedan influir en la calificación y responsabilidad de los autores o las autoras y demás participantes, así como también el aseguramiento de los objetos activos y pasivos relacionados con la perpetración (art 285-3 de la Constitución).
Actualmente en varias ciudades del Venezuela veo abrumado como diversos delitos se comenten en franca flagrancia, como es la destrucción de la propiedad oficial y privada, la violación por un grupo de terroristas de los derechos humanos de muchos ciudadanos, el asesinato de civiles y militares mediante el uso de todo tipo de armas (bombas molotov, morteros, armas de guerra de fabricación casera, armas blancas…); diputados, gobernadores y alcaldes marchando al lado de los terroristas; linchamientos, agresión física, utilización de menores de edad en las manifestaciones, llamado a la violencia a través de las redes sociales…entre tantas trasgresiones y la Fiscal, impasible, no se comporta como tal.
Ante toda esta barahúnda y ante todo el menú de violaciones a la ley, la Fiscal se presenta ante la las cámaras de la TV, por invitación del diputado Ramos Allup, "connotado" miembro de AD, y la funcionaria solo hizo referencia a dos casos puntuales: uno, el del lamentable asesinato del joven de Altamira y otro, el de deshumanizada agresión contra un ciudadano que fue quemado por un grupo de manifestantes fascistas de la derecha. No soy psicólogo ni tampoco especialista en nada, pero el vocabulario gestual de la Fiscal mostró un nerviosismo poco frecuente en ella que delató que algo estaba mal en su interior. No cabía duda, el giro de la funcionaria en su declaración, parcializado con la oposición, me hizo pensar que la misma parecía una Fiscal, pero no lo era. En los casos referidos le estaba dando un tratamiento desacertado por alguna razón que solo ella o quizás otro la conocerá. Me vino a mi pensadora una duda traducida en interrogante. Si el CICPC es el organismo auxiliar del Fiscalía que cuenta con especialistas para la investigación del delito, peritos en pesquisas, los mejores expertos forenses y servicios de genética, además de la formación técnica para resolver estos delitos ¿Por qué no acudió a los servicios de la policía? La respuesta no me la dará a mi, un desventurado doctor en ignorancia. El dictamen a esta interrogante se la debe al país. Doctora Luisa Ortega Díaz además de Fiscal, debe parecer y comportarse como Fiscal así ganará mucho la justicia y la verdad. Lee que algo queda.